Bienvenido, Padre Alejandro

Tiempo de lectura: 3 minutos
Por: Stephen P. Judd, M.M.
Fecha de Publicación: Ene 1, 2016

 

Padre Stephen JuddEl Centro Misionero Maryknoll en América Latina (cmmal) entra en una nueva época con el nombramiento del nuevo director del centro, en este año de nuestro 50 aniversario. El Padre Alejandro Marina, asociado de Mary-knoll, comienza su gestión en cmmal este enero, reemplazándome en el puesto. Como canta la artista argentina Mercedes Sosa, si todo cambia, que cambie yo no es extraño.

El Padre Alejandro llega con una riqueza de experiencias. En sus más de 20 años de ordenación sacerdotal en su diócesis de San Isidro en Buenos Aires, el Padre Alejandro ha ejercido su vocación misionera en las zonas empobrecidas de la capital argentina, los “barrios marginados”. Luego, sirvió en un programa de intercambio misionero entre su diócesis y la Diócesis de Holguín en Cuba durante cuatro años en los que desarrolló una mística misionera.

Cuando cmmal inició sus cursos de formación misionera en 2002, el Padre Alejandro asumió este reto con tal espíritu, que el equipo de cmmal le invitó a integrarse como miembro del equipo. Gracias a su liderazgo y metodologías innovadoras, respondió a la invitación para coordinar los cursos a tiempo completo. También aceptó la invitación de convertirse en el primer sacerdote latinoamericano asociado de Maryknoll.

Tanto aquí en cmmal en Cochabamba, Bolivia, como en el Curso de Formación Misionera Internacional que el Padre Alejandro coordina en Guatemala, él ha continuado desarrollándose como un misionero de excelencia para todo el continente. Él sigue las líneas de la Quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano realizada en Aparecida, Brasil en 2007, que invita a crear espacios formativos para discípulos misioneros quienes son llamados, en palabras del Papa Francisco, a llevar el Evangelio a las “periferias” geográficas y existenciales.

Aquí en cmmal todos podemos atestiguar la gran capacidad del Padre Alejandro para liderar y responder a los desafíos del proyecto de formación en continuidad con los avances logrados durante estos 50 años de historia, que siguieron la perspectiva del decreto misionero Ad Gentes del Concilio Vaticano II. El Padre Alejandro es producto y reflejo del proceso de la renovación de la Iglesia latinoamericana.

El interés del Padre Alejandro por la misión lo llevó a profundizar sus conocimientos y obtener una licenciatura en teología con la tesis Conceptos de Misión. En la tesis, sostiene que la misión “no es un medio para expandir la Iglesia, ni un instrumento para aumentar el número de los fieles, ni la ocasión para que los alejados vuelvan a los templos, sino dejar que el Espíritu nos lleve al encuentro del otro y en él tengamos vida abundante”.

Confiamos que el mismo Espíritu que posibilitó la creación de cmmal ilumine al Padre Alejandro en esta nueva etapa. Un teólogo local de renombre, el Padre Victor Codina, S.J., habla en su último libro sobre como actúa el Espíritu desde abajo, del mundo de los pobres, para transformar el mundo. En ese sentido, dijo que el Papa Francisco vino del sur, “vino del fin del mundo”.

Ahora en cmmal damos paso y una calurosa bienvenida a otro discípulo misionero del “fin del mundo”, el Padre Alejandro quien inculcará este mismo espíritu a los recipientes de los programas de formación misionera que ofrecemos en las Américas y con los lectores de Revista Maryknoll.

Foto principal: El Padre Alejandro Marina (izq.) es el primer sacerdote asociado de Maryknoll de América Latina. En la foto con el Padre Maryknoll Stephen Judd.

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Sobre la autora/or

Stephen P. Judd, M.M.

Desde que me convertí en miembro de los Padres y Hermanos Maryknoll en 1972, he tenido varias asignaciones en América Latina, especialmente entre los pueblos indígenas de la región sur del Perú durante casi veinticinco años y más tarde en Bolivia. Durante cuarenta años, estas enriquecedoras experiencias pastorales me han despertado a los valores y perspectivas del diálogo intercultural, la teología de la liberación y la construcción de una presencia eclesial colegiada entre y con los pobres de América Latina.

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