Apoyar al talento

Tiempo de lectura: 7 minutos
Por: Maria-Pia Negro Chin
Fecha de Publicación: Mar 1, 2016

Atleta kenyano agradece apoyo de sacerdote Maryknoll a jóvenes con talento

Edward Cheserek, una estrella universitaria del atletismo, a quienes muchos ven como “el próximo gran corredor estadounidense”, siempre trata de mantenerse en contacto con el padre Richard Quinn. El sacerdote es un misionero Maryknoll retirado que pasó la mayor parte de sus 61 años en el sacerdocio ministrando en África. ¿Cuál es la razón de tanto hablan con tanto cariño el uno del otro?

Cheserek viene de una familia humilde de Marakwet, Kenia y Stadi za Maisha, un programa de subvenciones educativas fundado por el Padre Quinn, ayudó a desarrollar sus talentos, ofreciéndole la oportunidad de estudiar en la escuela secundaria San Benito en Newark, Nueva Jersey.

“Se convirtió en el corredor de larga distancia número de todas las secundarias del país”, dice el Padre Quinn, sonriendo con orgullo. “Cuando terminó tres años (de estudio) en San Benito, 10 universidades le ofrecieron becas”.

Las carreras de larga distancia, o de fondo, son una forma de carrera continua de por lo menos tres kilómetros de distancia. Requieren resistencia, capacidad de aguante y fuerza mental.

Cheserek cruza primero la meta en una carrera de relevos en el 2014. Associated Press

Cheserek tiene todo eso, además de una ética de trabajo que mantiene desarrollando su potencial. Correr siempre ha sido parte de la vida de Cheserek. Cuando era niño, corría dos millas hasta la escuela y dos millas para regresar a su hogar, una choza circular de barro donde vivió con su familia.

En 2009, después de ganar cierta notoriedad por sus habilidades como fondista, Cheserek recibió una beca completa en San Benito. Él era el segundo estudiante keniano patrocinado por la escuela, la cual se conectó con Stadi za Maisha durante un evento de recaudación de fondos, la Carrera por la Paz, que se llevó a cabo en Nueva Jersey. El Padre Quinn, un nativo de Nueva Jersey, entrevistó a Cheserek como parte del proceso de selección.

“Era muy tímido y no sabía Inglés muy bien, lo que lo hacía más tímido”, recuerda el Padre Quinn.

Cheserek viajó a Estados Unidos y comenzó su segundo año de secundaroa en San Benito. Destacó en el atletismo, mientras hacía nuevos amigos, aprendía inglés, y mejoraba en sus estudios.

“Mejoraba día a día”, dice el Padre Quinn.

El Padre Maryknoll Richard Quinn, ya retirado, en su ministerio en comunicaciones y en su ministerio educativo en Kenyatta University, ambos ministerios en Kenya. Maryknoll Mission Archives

Mientras estuvo en la escuela secundaria, Cheserek trabajó duro y rompió récords en 12 de sus 21 carreras, una de los cuales fue el récord en la carrera de 2 millas de la escuela, que había permanecido intacto durante 49 años. Durante su último año, Cheserek recibió ofertas de varias universidades del país.

“Después de tres años en San Benito, todo el mundo sabía lo increíble que era. Era muy respetado”, dice Marty Hannon, maestro y entrenador de atletismo en la secundaria.

Cheserek decidió ir a la Universidad de Oregón, donde impresionó a sus entrenadores (y al padre Quinn) una vez más. Fue el primer estudiante de primer año en la historia de esa universidad en ganar un campeonato de la NCAA National Cross County Championship. También fue campeón del 2014 NCAA Indoor and Field Track, en las carreras 3000m y 5000m. Hasta el momento, Cheserek ha ganado seis títulos individuales.

Debido a su éxito a nivel universitario, un artículo de 2015 del Wall Street Journal describe que “Cheserek de 5.6 pies de talla está bien en camino de convertirse en uno de los mejores fondistas universitarios de todos los tiempos, con una combinación de talento, confianza, dedicación, paciencia y la humildad cuyo potencial parece no tener límites”.

El Padre Maryknoll Richard Quinn, ya retirado, en su ministerio en comunicaciones y en su ministerio educativo en Kenyatta University, ambos ministerios en Kenya. Maryknoll Mission Archives

Cuando Cheserek vuelve a su casa, su familia y amigos le piden que aconseje a otros compañeros atletas a seguir sus pasos. Él les dice que deben trabajar duro y “saber de dónde vienen y lo que quiere ser en el futuro”.

Cheserek, quien anhela un día para representar a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos, practica lo que dice, y por eso se mantiene en contacto con el sacerdote que se dio cuenta de su potencial. Él y el Padre Quinn se comunican a través de correo electrónico y Skyp. El Padre Quinn vio un par de sus carreras cuando estaba en la escuela secundaria y Cheserek incluso visitó al sacerdote en Nairobi, cuando viajó a ver a su familia. El corredor está agradecido por la oportunidad, única en la vida, en San Benito.

“Cambió mi vida”, dice. “En mi país la vida era muy difícil para todos. Esto me dio la oportunidad de venir a Estados Unidos y tener una mejor vida a través de la educación y el atletismo”.

Ayudar a que jóvenes con talento como Cheserek desarrollen los dones que recibieron Dios es el último proyecto del Padre Quinn, que está dedicado a servir a la iglesia local en África. Con coraje y compromiso, ha ejecutado varios proyectos de empoderamiento de jóvenes y adultos a través de la educación.

Nacido en Passaic, Nueva Jersey, en 1926, el Padre Quinn entró en el seminario de Maryknoll poco después de graduarse de la escuela secundaria. Obtuvo una licenciatura en filosofía y teología sagrada y una maestría en educación religiosa del Seminario Maryknoll en Ossining. El 12 de junio de 1954, fue ordenado sacerdote en la sede central de las Hermanas Maryknoll.

Después de su ordenación, el Padre Quinn fue asignado a Musoma, Tanganica, África del Este (ahora la Diócesis de Musoma, Tanzania), donde trabajó con tres tribus diferentes y se aprendió sus respectivas lenguas. En 1962, fue nombrado párroco de la Parroquia Komuge donde permaneció hasta 1971.

“Después de 17 felices años en Tanzania, decidí a pasar el resto de mi tiempo en comunicaciones y evangelización y he logrado eso”, dice.

Cuando se mudó a Kenya, el padre Quinn y otros misioneros construyeron la Parroquia Kebirigo en las tierras altas Kisii. Allí, desarrolló un centro de formación de líderes laicos para ofrecer cursos pastorales y socioeconómicos a los católicos recién convertidos. Fue el primer Centro Pastoral Diocesano en el país.

Mientras dirigía el centro, el Padre Quinn vio la necesidad de evangelización continua. Inició el misnisterio de Evangelización San Juan Pablo II, que ha formado equipos evangelizadores en parroquias en toda Kenya. Adicionalmente, Quinn fue pionero en usar herramientas audiovisuales para la evangelización, lo que lo llevó a desarrollar un ministerio con producción de vídeos. Fundó Producciones de Videos Ukweli, y fue su director durante 27 años.

Este estudio de producción creó cerca de 300 programas y documentales sobre temas de salud, valores y la fe. Durante la epidemia de SIDA en la década de 1990, Ukweli Producciones produjo más de 18 documentales, que fueron mostrados en canales de televisión de todo el continente africano. “Ayudó a mucha gente”, dice el padre Quinn. “He viajado por todo el este de África haciendo todo tipo de producciones”.

El sacerdote de 89-años de edad, pasó al retiro en Kenya en 2009, pero se ha mantenido muy involucrado con sus equipos de evangelización y desarrollo de talento.

Hoy, es el fiduciario y consultor en Stadi za Maisha, que trabaja para crear oportunidades para jóvenes dotados y talentosos, especialmente aquellos que son huérfanos y desfavorecidos.

“El objetivo es cultivar y equipar a los niños y jóvenes, para que desarrollen las habilidades personales y sociales necesarias para toda la una vida de aprendizaje y fomentar la vida sana en la sociedad”.

El Padre Quinn tiene como objetivo involucrar a los padres y maestros en ayudar a que los jóvenes desarrollen sus habilidades desafiándolos constantemente, de la manera como Cheserek se desafía a sí mismo a través del entrenamiento disciplinado que sigue para liberar su potencial.

“Él es nuestro orgullo y alegría porque tenemos la esperanza de hacer lo mismo con otros jóvenes en Kenya”, dice el Padre Quinn. “Queremos identificar, cultivar a través de programas de capacitación, y evaluar dones y talentos”.

El Padre Quinn explicó que antes de regresar a Estados Unidos para recibir atención médica especializada, firmó un Memorando de Entendimiento con el Ministerio de Educación de Kenya para que su organización puede auspiciar campamentos de ocho días durante las vacaciones para niños de primaria y poder identificar y desarrollar dones y talentos. Las oportunidades van más allá de los deportes e incluyen matemáticas, diseño de moda, hablar en público, así como áreas técnicas y creativas.

El Padre Quinn añade que Stadi za Maisha ahora utiliza una herramienta de evaluación electrónica para identificar los intereses de los estudiantes fomentando al mismo tiempo el aprendizaje mediante métodos adaptados al estilo de aprendizaje, interés y dones de cada estudiante.

“Muchos padres han venido para obtener ayuda sobre cómo los niños pueden descubrir sus talentos”, dice. “Todo el mundo tiene algún don”.

El Padre Quinn también firmó un memorando de entendimiento con la congregación Apóstoles de Jesús para recaudar dinero para construir un centro para jóvenes talentosos y dotados en Kenya.

“Al aprender un poco de algo en diferentes niveles, un estudiante puede descubrir que está dotado en diferentes áreas”, dice el Padre Quinn. “Nuestro propósito es ayudarlos a que hagan ese descubrimiento y ayudarlos a crecer y construir el país”.

Foto principal: Edward Cheserek, atleta kenyano, cambió su vida con apoyo de sacerdote Maryknoll. Chris Pietch//Oregon

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Sobre la autora/or

Maria-Pia Negro Chin

María-Pía Negro Chin nació y creció en Lima, Perú. Completó una maestría en periodismo con especialización en multimedia en la Universidad de Maryland y una licenciatura en comunicaciones en La Universidad de Loyola en Maryland. Como directora asociada, ella escribe, edita y traduce artículos para las revistas MISIONEROS y MARYKNOLL de los Padres y Hermanos Maryknoll. Su trabajo ha sido premiado por la Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos y Canadá. Vive en Nueva York, Estados Unidos, con su esposo e hijo.

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