Acogiendo al extraño en Raleigh

Tiempo de lectura: 5 minutos
Por: Gail Kelley
Fecha de Publicación: Jul 1, 2016

Afiliada Maryknoll y miembros de su parroquia ayudan a que familias de refugiados encuentren un hogar en Carolina del Norte

Pensar globalmente y actuar localmente es una frase repetida por los Afiliados de Maryknoll—personas que identificándonos con la visión, espíritu y carisma de Maryknoll, permanecemos activos en nuestros trabajos, hogares y comunidades. Durante los 25 años que he sido afiliada de Maryknoll he puesto en práctica este lema, especialmente a través del Ministerio de Reasentamiento para Refugiados (rrm) en la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, mi parroquia en Raleigh, Carolina del Norte. El ministerio—actualmente compuesto por 15 feligreses de todas las edades—se inició en 1986 y desde entonces ha asistido a 33 familias de refugiados.

El refugiado congoleño Bashir Semahoro llegó con su familia a Raleigh en octubre del 2014. “Trabajábamos cuidando ganado en el Congo cuando fuimos atacados por otra tribu indígena”, dijo Semahoro. “Mis padres murieron, mi mujer fue violada, y una de mis hijas se perdió. Mi esposa, tres hijas, mi hermano y yo escapamos con nada más que la ropa que vestíamos. Caminamos por cuatro meses hasta llegar a Etiopía, donde nos pusieron en un campamento para refugiados operado por las Naciones Unidas”.

Acogiendo al extraño en Raleigh, North Carolina

Los Semahoro encontraron a su niña perdida y ahora tienen otro niño. Cortesía de Gail Kelley

A nuestro ministerio se le asignó esta familia, a través del Comité de Estados Unidos para Refugiados e Inmigrantes (uscri), una de las organizaciones sin fines de lucro aprobadas para la colocación familiar a nivel local por la Oficina para Reubicación de Refugiados de Estados Unidos (usorr). Antes de su llegada, los Semahoros pasaron un proceso de ocho pasos, el más riguroso en el mundo, que involucró a varias organizaciones gubernamentales. Como refugiados, ellos recibieron del Departamento de Estado un préstamo para cubrir sus gastos de viaje aéreo; el cual comenzaron a pagar seis meses después de su llegada. Cada miembro de la familia recibió una cantidad en efectivo, administrado por uscri, para que puedan pagar comida, alquiler, servicios públicos, y transporte durante tres meses. Bashir y su hermano, fueron empleados en el área de limpieza en un hotel local y asumieron el apoyo financiero de su familia. También recibieron cupones de alimentos y Medicaid.

Como nuestro ministerio tuvo conocimiento de los Semahoros un mes antes de su llegada a Raleigh, solicitamos donaciones de los feligreses. Esa generosidad nos permitió recibirlos con un apartamento amueblado de tres dormitorios. Nosotros les ayudamos a conseguir transporte a la escuela para sus tres niñas, y a presentar solicitudes de trabajo. Como la hija mayor fue diagnosticada con diabetes, le ayudamos a inscribirla en un programa para diabéticos del Departamento de Salud, y revisar su análisis y tratamiento con su madre. Hemos asistido a la madre en la creación de una cuenta bancaria y nos reunimos mensualmente con ella para revisar sus cuentas y explicarle los arreglos de pago. Como la familia era metodista, la conectamos con una iglesia metodista cercana, la cual hizo arreglos para que puedan ser transportados a sus servicios dominicales. También inscribimos a la familia en programas para recibir regalos de nuestra parroquia en el Día de Acción de Gracias y Navidad—hasta recibieron un pequeño árbol de Navidad decorado. Sus primeros pasos en su inculturación habían comenzado y nosotros quedamos encantados de ser parte de ella y ser considerados miembros de su familia extendida. Muchos ministerios para refugiados ayudan hasta este punto, pero nosotros hemos decidido acompañar a nuestras familias por todo el tiempo que lo necesiten.

“Al dar la bienvenida al extraño, damos la bienvenida a Dios, y en los rostros de los demás vemos el rostro de Cristo”.

En otro caso, la hija de uno de nuestros miembros de rrm supo que un par de refugiados de Vietnam no podía ayudar a sus hijos con las tareas, ni comunicarse con los maestros. Ella comenzó a visitar su casa cada semana para ayudarlos. Los padres se dieron cuenta que necesitaban aprender inglés y nuestro ministerio comenzó una clase de esl todos los domingos, que durante siete años ha ayudado a las familias recién llegadas. Las clases incluyen ayudar a los refugiados a prepararse y solicitar su ciudadanía estadounidense.

Entre estas personas de tierras lejanas hemos conocido personas que han enriquecido nuestra comunidad de fe. Benjamin Pransu, un refugiado de la etnia Karen de Birmania, preguntó después de una Misa dominical: “¿Puede ayudarme a que mi bebé reciba el bautismo?” Él se convirtió en nuestro primer contacto con otras cinco familias birmanas que eran miembros de nuestra parroquia. Supimos que Benjamin pasó cuatro años en un seminario en su país natal y que quería ser un diácono. También conocimos a Chrul Nay, un refugiado de la etnia Montagnard de Vietnam que se había convertido al catolicismo en su país de origen—montaba su bicicleta por 60 millas cada mes para recibir educación religiosa de un sacerdote clandestino. Le pedimos a nuestro párroco que conceda a Benjamín y Chrul el estatus de catequistas para que puedan ministrar a sus respectivos grupos étnicos. Ellos nos han ayudado a formar y liderar pequeños grupos de oración y a preparar a las personas para los sacramentos del bautismo y el matrimonio.

Acogiendo al extraño en Raleigh, Misioneros Maryknoll

Benjamin Pransu y Chrul Nay, refugiados de Brimania y Vietnam, respectivamente, ahora son catequistas para las comunidades de inmigrantes birmanos y vietnamitas en Carolina del Norte. Cortesía de Gail Kelley

Nuestro ministerio no sólo ayuda a las familias en su experiencia inicial en nuestra ciudad, sino también que continuamos nuestra relación con ellos durante el tiempo que lo necesiten—y más allá de eso forjamos amistad.
Nos esforzamos para ayudar a nuestras familias a ser tan independientes como sea posible y, finalmente, a ser servidos por miembros de su propio grupo de refugiados.

Hay 14.4 millones de refugiados en todo el mundo. El Papa Francisco nos ha recordado que: “Al dar la bienvenida al extraño damos la bienvenida a Dios, y en los rostros de los demás vemos el rostro de Cristo”.

Los miembros de nuestro ministerio hemos visto la cara de Cristo en los extraños a quienes hemos dado la bienvenida. Ellos nos han inspirado con su fe inquebrantable, su insaciable deseo de ser libres, a pesar de la persecución y el encarcelamiento; sus valores familiares, su alegría en la simplicidad, su determinación a ser plena y productivamente estadounidenses. Se han convertido en nuestros amigos y hemos formado una maravillosa familia multiétnica.

Como afiliada de Maryknoll, me siento orgullosa de ser parte de este ministerio que actuando de una manera local tiene un pequeño pero significativo impacto global.

Foto principal: La afiliada de Maryknoll, Gail Kelley (dcha.) da la bienvenida a la familia Semahoro. Ellos llegaron el 2014 desde Congo bajo el estatus de refugiados. Cortesía de Gail Kelley

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