Diseñando el mundo de Dios

Tiempo de lectura: 2 minutos
Por: Robert Jalbert, M.M.
Fecha de Publicación: Sep 1, 2016

Buenas Nuevas, Septiembre / Octubre 2016

Cada año tratamos el tema de las vocaciones en nuestra edición de septiembre/octubre de Revista Maryknoll. Este año no es la excepción. Los invito a considerar cómo cada uno de nosotros está llamado desde el bautismo a ser un misionero, compartiendo el amor de Dios dondequiera que estemos. De ese modo, nos convertimos en co-creadores con Dios en el diseño del mundo en el que vivimos.

Las Escrituras nos enseñan que Dios es amor en una misión de amor en nuestro mundo, y que Dios necesita que todos abrazemos esta misión. La historia de la creación en el libro de Génesis demuestra muy claramente nuestra única vocación como hijos de Dios: Vivir a imagen y semejanza de Dios para los demás, cuidando de manera responsable todos los regalos que Dios nos confía.

Reconociendo que su ministerio era compartir el amor de Dios con otros, Jesús describe su vocación, en palabras del profeta Isaías, de este modo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres” (Lucas 4:18). En sus enseñanzas y acciones, Jesús liberó a los cautivos y los oprimidos y restauró la integridad física y espiritual de los discapacitados. A lo largo de su vida pública, Jesús proclamó en palabras y hechos que la salvación de Dios se dirige a todos los pueblos.

Bajo la dirección del Papa Francisco, llegamos a entender mejor lo que significa ser creado a imagen de Dios y confiado con el cuidado de toda la creación de Dios. En su exhortación apostólica La Alegría del Evangelio, el Santo Padre escribe: “Todo cristiano es un misionero en la medida en que él o ella ha encontrado el amor de Dios en Cristo Jesús”. Experimentar el extravagante amor de Dios por nosotros nos impulsa a salir todos los días a compartir ese amor con los demás.

Y el amor de Dios incluye redimir al medioambiente de los abusos que nosotros y otros hemos infligido en él. En su encíclica Laudato Si’, el Papa Francisco nos llama a la conversión y la conciencia de nuestra responsabilidad común para el cuidado de la tierra, nuestro hogar común. “Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta”, dice.

En este número presentamos una historia sobre cada una de las entidades de la familia Maryknoll—sacerdotes, Hermanos, Hermanas, misioneros laicos y afiliados—y sobre la manera en que están compartiendo el amor de Dios en la actualidad. Oro para que en el momento en que lean estas historias, ustedes también puedan escuchar su propia llamada a la misión.

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Sobre la autora/or

Robert Jalbert, M.M.

El Padre Jalbert es director de la Oficina de Educación y Promoción Misionera de Maryknoll.

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