Peregrinas del otro lado del mundo

Tiempo de lectura: 3 minutos
Por: Deirdre Cornell
Fecha de Publicación: Sep 1, 2016


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[googlefont font=“Cormorant Infant” fontsize=”20″]Por Deirdre Cornell[/googlefont]


A veces, cuando los medios de comunicación reportan guerras y conflictos; cuando las tragedias son cada día peores; cuando el planeta parece demasiado grande y nuestro mundo—con tantas culturas e idiomas—carece de encuentros fraternos entre personas de diferentes países; la Iglesia nos recuerda que nuestro camino por la vida trasciende fronteras de raza y lengua y que ¡todos somos peregrinos!

A través del Movimiento Grial, una comunidad ecuménica internacional de mujeres religiosas de 24 países, tuve la oportunidad de compartir con dos peregrinas, dos mujeres líderes del otro lado del mundo: Papúa Nueva Guinea. En sus comunidades, Naomi Rose Paime y Salomé Pondangu asumen un apostolado laico con entrega y amor.

¿Y dónde queda Papúa Nueva Guinea?, tal vez se preguntarán mis lectores, como lo hice yo. Ubicado al norte de Australia, es uno de los países menos conectados con el resto del mundo. Es también una de las naciones más diversas con 700 tribus nativas y más de 800 dialectos. Debido a su aislamiento geográfico—incluso dentro del mismo país por su difícil geografía—los habitantes no logran tener un contacto fluido afuera de sus propias comunidades. La población es mayormente rural: el 80% de habitantes vive de una agricultura de subsistencia, gracias a su tremenda biodiversidad.

En la provincia de Wewak, Naomi Rose, 32, fundó un jardín de niños en su casa. Tiene un título en pedagogía y además está certificada a nivel nacional en consejería sobre VIH/SIDA. En su escuelita, ella incorpora la catequesis infantil y familiar, animando a los padres a buscar los sacramentos. También enseña a los niños a cuidar la naturaleza. Su familia practica la permacultura—un sistema de agricultura sostenible que combina el cultivo de flores y vegetales con la crianza de gallinas, patos, peces y gambas.

Naomi es integrante de equipos pastorales de su diócesis. Su proyecto favorito es un grupo para muchachas adolescentes. “Trabajamos muy fuerte con las niñas y jóvenes, porque los cambios sociales empiezan con ellas”, dice ella.

El Movimiento Grail ha tenido mucho éxito en su esfuerzo por la búsqueda de la paz en una comunidad global, ¡hasta llegar a las Naciones Unidas! Así, tuve la dicha de conocer a estas dos mujeres valientes del otro lado del mundo, quienes vinieron a una reunión reciente de Naciones Unidas de la Comisión sobre el Estatus de la Mujer.

Salomé, 26, se recibió de la universidad en relaciones internacionales y desarrollo comunitario. Trabaja por parte del gobierno de Papúa Nueva Guinea con grupos de mujeres, conectando los grupos locales con el sector público. Ella es también una miembro activa de su parroquia.

A ambas les pregunté ¿qué les servía de inspiración? en la relación con su trabajo y la fe en sus comunidades. A Salomé, le llama mucho la atención el texto de la mujer adúltera (Juan, 8,1-11). Dice: “Relaciono este texto con la sociedad en mi país. Con frecuencia, juzgamos a las otras personas, especialmente a las mujeres. Pero a veces, no sabemos realmente lo que está sucediendo. En esa historia bíblica: ¿por qué es la mujer la única responsable? No sabemos porqué ella enfrenta el castigo sola. Tenemos que comprender la situación antes de tirar piedras”. Por eso, para Salomé, la clave es el Señor Jesús. Ella opina: “Cristo rompe las barreras entre personas. Es el ejemplo de un líder auténtico, de gran compasión, que busca la paz y el bien de la humanidad.”

Naomi y Salomé también hablaron de la Samaritana (Juan 4,1-42). Naomi comparte: “Les explico a los niños: si te falta algo—fortaleza, valores, virtudes—hay que ir a Jesús porque ¡Él es el agua viva!” Ellas reflexionan: “La Samaritana regresó a su pueblo y proclamó la Palabra. En todas partes del mundo, las mujeres trabajamos en la evangelización, haciendo nuestra parte por la Iglesia”.

Los encuentros fraternos entre personas de fe son lo que necesitamos hoy en día.  Para los cristianos, el mundo no es tan grande, pues compartimos una herencia con la Samaritana—la búsqueda de agua viva. En estos encuentros, descubrimos que tenemos un lenguaje en común: el idioma del Evangelio.

Foto principal: Salomé Pandangu y Naomi Rose Paime, líderes laicas de Papua Nueva Guinea. Abida Jamal/Nueva York
 

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Sobre la autora/or

Deirdre Cornell

Deirdre Cornell sirvió como misionera laica Maryknoll en México. Es autora de tres libros Orbis Books, entre ellos Jesus Was a Migrant y American Madonna: Crossing Borders with the Virgin Mary, y actualmente trabaja con el equipo de la revista Maryknoll.

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