¿Qué es solidaridad?

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: Charles McCarthy, MKLM
Fecha de Publicación: Nov 1, 2016

Misionero Laico Maryknoll rinde tributo a héroe camboyano.

En el pasado, he dictado clases sobre Doctrina Social Católica en una universidad católica y otros lugares, y siempre luché para explicar el concepto de solidaridad debido a la sensación de que yo sólo tenía un tenue control sobre su significado.

Sin embargo, creo que realmente aprendí lo que significa cuando fui con un grupo de amigos a la procesión funeral de Kem Ley, uno de los más prominentes analistas políticos de Camboya y la cabeza del grupo de defensoría de comunidad de base, Jemer por Jemer. Él era un crítico del gobierno aquí. Sólo unos días antes de su asesinato, Kem Ley habló en Radio Free Asia sobre el reciente informe de Global Witness, que documenta cómo el primer ministro Hun Sen y su familia han ganado control sobre una variedad de negocios valorados en más de 200 millones de dólares y que han puesto al país en un “estrangulamiento económico”. Él era padre de cuatro, con uno en camino. Un seminarista me dijo que en su tiempo libre, él solía venir al pequeño seminario católico en Phnom Penh para dar charlas.

El domingo 10 de julio, por la mañana, él fue asesinado en la tienda de una gasolinera donde solía tomar café y reunirse con amigos casi a diario. Me enteré del asesinato por un misionero de Quebec quien me envió una foto del sangriento tiroteo, junto con el comunicado de prensa sobre su asesinato—dijo que él había estado allí. El misionero había llegado a comprar gasolina cuando ocurrió el asesinato, pero sin saber quién era este hombre, asumió que el lugar estaba siendo robado y se fue apresurado. Minutos después, una amiga jemer me envió el mismo comunicado de prensa. Estaba sorprendida y molesta, porque, dijo, Kem Ley era la última esperanza para el pueblo de Camboya.

Las noticias sobre su muerte se extendieron rápidamente por el mundo. Estados Unidos pidió una investigación “exhaustiva e imparcial” sobre su asesinato. Un hombre confesó el asesinato, aduciendo que Kem Ley le debía 3,000 dólares de un préstamo. Sin embargo, esto es poco probable, ya que este hombre, un apostador conocido, nunca tenía dinero. Además, los familiares afirman que estos dos hombres no se conocían.

Maryknoll Magazine, November 2016

Muchos camboyanos quedaron perturbados por la noticia de su muerte. Una amiga me dijo que no pudo dormir por dos noches seguidas a causa de su tristeza y el miedo sobre lo que depara el futuro.

Varios amigos míos cristianos decidieron reunirse para unirse a la procesión funeraria motorizada en la que su cuerpo fue llevado desde la capital a su ciudad natal para rendirle homenaje a este hombre valiente y para, como dijo mi amigo, “estar en solidaridad con el pueblo camboyano en este momento de dolor”. Cuando llegué, me sorprendió ver cuántas personas estaban en las orillas de la carretera a la espera que pase la procesión. Cuando la procesión llegó, parecía como si todo el país había salido para unirse a ella.

También me llamó la atención el hecho de que, con excepción de mis amigos, no había otros extranjeros allí. Durante todo el tiempo que estuve en la procesión, vi sólo a otros dos, ambos miembros de la prensa, tomando fotografías. Esto podría deberse en parte al hecho de que la embajada estadounidense lanzó una de sus advertencias periódicas para mantenerse alejado de grandes concentraciones de personas por temor a que pudiera estallar la violencia.

Como tengo una moto, me uní a la procesión. Mientras conducía y paraba para tomar fotos, muchas personas se me acercaron para decirme “gracias” y “Dios los bendiga”. No estaba muy seguro del porqué, pero era evidente que estaban contentos porque yo estaba allí. La gente en camiones o en los bordes de la carretera repartían botellas de agua a los participantes. En un momento dado, un coche se detuvo bruscamente delante de mí, deteniendo momentáneamente toda la procesión. Un hombre saltó del vehículo, me saludó y me ofreció una botella de agua. Me conmovió, pero dije “no, gracias”, de forma rápida, ya que me tomó por sorpresa.

Poco a poco, empecé a darme cuenta lo que nuestra presencia allí significaba para el pueblo. En el mar de gente camboyana—según algunos estimados había alrededor de dos millones de personas—las nuestras eran quizás las únicas caras extranjeras. Todos parecían estar elevados por nuestra presencia. Creo que era una señal para ellos de que no están solos, que otras personas de otros países se preocupan por su lucha, y que estarán junto a ellos para apoyarlos; y que también comparten su admiración y respeto por su “héroe nacional”, Kem Ley.

Fue entonces que la noción abstracta de la solidaridad cobró sentido para mí. Su lucha no es sólo su lucha, sus esperanzas y sus sueños no son sólo sus esperanzas y sueños, sino que también son los míos. Todos somos una familia.

Foto principal: Monjes budistas en Camboya sostienen retratos del analista político Kem Ley durante su entierro en Phnom Penh en julio. Ley, quien dio charlas en un seminario católico cercano a la capital, fue asesinado en una gasolinera 10 días antes. CNS/Camboya.

maryknoll-icon-grey

Sobre la autora/or

Charles McCarthy, MKLM

Charles McCarthy de Brockton, Massachusetts, se unió a los misioneros laicos de Maryknoll en 2014.

Ediciones Archivadas