Al llegar al fin del Año Jubilar de la Misericordia del Papa Francisco, el 20 de noviembre, recordamos los “momentos de misericordia”, cuando hemos sido capaces de ser instrumentos de la misericordia de Dios y también receptores de la compasión y el amor extravagantes de Dios. En su exhortación apostólica La Alegría del Evangelio, la visión del Papa Francisco es clara en cuanto dónde y cómo vivir esos momentos. “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle”, escribe nuestro Santo Padre, invitándonos a salir del centro de nuestras vidas y encontrarnos con la mayoría de nuestros hermanos y hermanas que viven en la periferia y los márgenes. En el espíritu de las enseñanzas de Jesús, el Papa Francisco molesta y vuelca nuestra complacencia y nos dirige hacia lo que Dios también nos llama a ser.
En respuesta a la invitación del Papa, no podemos sino repetir lo que el profeta Jeremías dijo cuando fue llamado por Dios: “Mira que no sé hablar”, a lo que Dios le respondió: “Yo pongo mis palabras en tu boca”. (Jer 1: 6, 9)
Llamados a vivir el Evangelio de Jesús “en las calles”, seremos personalmente y comunitariamente transformados una vez que Dios nos tenga donde Él necesita que estemos. Haber vivido entre los pobres y marginados en Kenya y Tanzania me enseñó que es sólo entre los seguidores favorecidos de Jesús que somos capaces de recibir más de lo que damos. Al llegar al África oriental con todos mis conocimientos religiosos y educación superior, necesité primero abrazar a mi propia pobreza al aceptar y aprender de mis anfitriones su lengua, cultura, costumbres y tradiciones que me permitieron recibir de nuevo y compartir la Buena Nueva de Dios allí.
El Papa Francisco nos recuerda en La Alegría del Evangelio que: “Afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: ‘¡Dadles vosotros de comer!’”
En esta edición presentamos historias relacionadas con nuestra Iglesia “en las calles” en ministerios para garantizar la seguridad alimentaria; acompañar a los enfermos de VIH/SIDA; educar a la juventud; experimentar la misericordia en el budismo; y sacrificar la vida para lograr la paz y la reconciliación.
También anunciamos que después de 36 años de publicación, Revista Maryknoll se relanzará con un nuevo nombre que celebra y reconoce a los hombres y mujeres que llevan a cabo la misión de Jesús en todo el mundo. A partir de enero 2017 nuestra revista se llamará Misioneros.
Robert Jalbert, M.M.
Foto principal: Farida Joseph Msipi alimenta a su hijo Houseni en Mwanza, Tanzania. (Nile Sprague/Tanzania)