Misioneras del deporte

Tiempo de lectura: 5 minutos
Por: Muriel J. Smith
Fecha de Publicación: Ene 1, 2017

Dos chicas de secundaria de un grupo de Afiliados Maryknoll llevan misión a Cuba

 

Bien podría ser llamado el equipo de voleibol Maryknoll de la diplomacia.

Dos estudiantes de secundaria de Red Bank Catholic High School en el Condado de Monmouth, Nueva Jersey, trabajando a través de un capítulo de afiliados Maryknoll de la escuela, han demostrado que las adolescentes pueden cerrar la brecha entre los países y fomentar nuevas amistades a través del deporte.

Los adolescentes de Nueva Jersey, Catherine Curtin de Atlantic Highlands y Ava Zockoll de Bay Head, pasaron cinco días en la vieja Habana, Cuba, el pasado verano utilizando su amor al voleibol para desarrollar amistades y ayudar a los estudiantes menos afortunados en la isla país a 90 millas de Estados Unidos.

El viaje fue la idea, de Catherine, de 16 años de edad, una miembro del grupo de Afiliados Maryknoll de la escuela. Ella organizó el viaje, con la ayuda de sus padres, Daniel y Tricia. En el viaje incluyó a su compañera de equipo, Ava, la madre de Ava y yo como chaperonas. Las estudiantes llevaron pelotas de voleibol, redes, camisetas de juego, y amor y entusiasmo con ellos para el viaje que tuvo lugar la última semana de junio.

“Fuimos a Cuba para mostrar a las adolescentes allí nuestro estilo de vida y para darles una mejor comprensión del pueblo de Estados Unidos, así como para ver cómo podemos ayudarlas”, dijo Catherine. “Regresamos a casa con nuevos amigos y sabiendo qué agradables y amables son”.

El objetivo de Catherine es establecer una competencia anual entre jugadoras de voleibol cubano de la calle y el equipo de la escuela secundaria católica. Ella espera continuar con el programa por cinco años, con el objetivo de llevar un equipo de chicas cubanas a Estados Unidos para jugar al final del programa. Ella aspira a que todo el equipo femenino de voleibol de la escuela Red Bank vaya a Cuba el próximo año. Si bien la misión de Cuba no fue un viaje de estudios, fue aprobada por la escuela católica, y tuvo un gran de apoyo en la escuela, donde los estudiantes recolectaron varios cientos de dólares para comprar el equipo de voleibol para las chicas cubanas.

Catherine, estudiante de penúltimo año de secundaria y miembro del equipo de voleibol de la escuela, y Ava, una estudiante de último año y capitana del equipo, cambiaron los suelos pulidos de la cancha de voleibol con aire acondicionado de la escuela Red Bank para el suelo agrietado con líneas descoloridas por el sol de una cancha al aire libre en Cuba. La cancha cercada queda adyacente a una plaza en la vieja Habana, que también tiene cerca una escuela, una iglesia, y varios edificios de apartamentos en varias etapas de deterioro.

Ava and Catherine, rear center, with Cuban volleyball players on a goodwill trip last year to Havana, with coaches and chaperones (Photo courtesy N. Zockoll/Cuba)

Catherine Curtin y Ava Zockoll, dos estudiantes de secundaria del colegio católico Red Bank en Nueva Jersey, viajaron a Cuba para fomentar nuevas amistades a través del deporte.(Photo courtesy N. Zockoll/Cuba)

Entre los regalos que las chicas llevaron estuvieron 15 camisetas con el logotipo de Maryknoll, un homenaje a la conciencia misionera que la escuela fomenta entre sus alumnos a través de su capítulo de Afiliados Maryknoll. Las jóvenes estadounidenses también llevaron un set de camisetas de color rojo y azul, para que las cubanas, adeptas en el juego que es uno de los cinco deportes más populares del país, pudieran parecer que representaban oficialmente a su país en la cancha. Las estadounidenses aprendieron rápidamente que sus homólogas cubanas no sólo eran eficientes en el deporte sino también altamente competitivas, de una manera amigable y agradable.

Al ser sólo dos las chicas católicas de Red Bank no fueron suficientes para formar un equipo para competir con sus amigas en Cuba, sin embargo, jugaron juntas de una variedad de maneras y llegaron conocerse como atletas y compañeras de adolescencia.

“Si puedes ayudar a la gente de alguna manera, como compartir un deporte, entonces te puedes conectar en otro nivel”, dice Catherine, “todas las chicas cubanas fueron muy cálidas y abiertas y tenían curiosidad sobre nuestras vidas. Ellas hicieron un esfuerzo para comunicarse con nosotras, lo que nos hizo sentir como en casa con ellas”.

 

Iglesia católica en la Habana, Cuba.

Iglesia católica en la Habana, Cuba.

 

Kelly Booth, quien es una instructora de religión, ministra en la escuela y moderadora del programa de Afiliados Maryknoll de la escuela, dijo: “Estas dos estudiantes ejemplifican lo que he enseñado y con frecuencia le digo a los estudiantes: Sean un Casey haciendo todo lo que puedan, siempre que puedan, mientras puedan”.

El sobrenombre de los estudiantes de la escuela es los Caseys en honor al fallecido Monseñor Joseph T. Casey, un capellán militar y contralmirante retirado de la Marina de Estados Unidos, que sirvió como coadjutor de la parroquia St. James en Red Bank. Monseñor Casey creía en la participación de los jóvenes en la comunidad y en los programas organizados para fomentar el aprendizaje y la aptitud física en la gente joven.

En 2007, la escuela Red Bank fue la primera escuela secundaria en la nación en formar un programa de Afiliados Maryknoll, con María Logan como moderadora y un grupo de estudiantes de último año, incluyendo a Booth.

Catherine eligió a Cuba para la misión debido a la abertura de las relaciones entre los dos países y quería usar el deporte del voleibol para presentar a las chicas norteamericanas con sus contrapartes en Cuba.

“Todos los cubanos que conocimos estaban emocionados con la idea de las buenas relaciones con Estados Unidos”, dijo Catherine. “Después de tantos años de aislamiento, iniciar buenas relaciones con nosotros les da esperanza de que sus vidas van a mejorar”.

 

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Sobre la autora/or

Muriel J. Smith

Muriel J. Smith es una escritora freelance de Highlands, Nueva Jersey, quien acompañó a Catherine y Ava en su viaje misionero a Cuba.

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