Sacerdotes Maryknoll ofrecen alimentos en zonas de sequía en África
Las mascotas en Estados Unidos comen mejor que las personas en Sudán del Sur. Y eso es en tiempos normales, dice el Padre Maryknoll John Barth. Hoy, debido a la sequía, la escasez de alimentos es una crisis que afecta a varios países de África.
“Los más afortunados comen una vez al día”, dice el padre Barth, párroco en la aldea de Isohe, en la Diócesis de Torit, en el sureste del país.
Más de una docena de países de la costa oriental enfrentan una crisis alimentaria por razones ambientales, políticas y económicas. Millones están desnutridos o mueren de hambre en esta sequía de dos años, provocada en parte por el patrón climático El Niño.
En Sudán del Sur y Kenya, donde la sequía ha exacerbado conflictos políticos y étnicos, Maryknoll responde con ayuda a través de los esfuerzos dirigidos por los padres Barth y Lance Nadeau. Ambos tratan de combinar la ayuda alimentaria con esfuerzos a largo plazo para evitar crisis similares.
Para Barth, eso significa obtener y distribuir personalmente suministros de comida y supervisar proyectos para mejorar los recursos de agua en su parroquia. El año pasado, Maryknoll compró un tractor para incrementar la producción de alimentos.
“Cruzo la frontera a Uganda con frecuencia para comprar comida—maíz, frijoles, sal, aceite de cocina—y distribuirla entre nuestras escuelas parroquiales y entre los más necesitados”, dice el padre Barth.
En la oficina de migraciones de Uganda, Barth observa en una pizarra el número diario de sudaneses del sur que cruzan a Uganda. El total de abril fue más de 1.100.
“Algunos días es más bajo”, dice, “pero siguen huyendo por la escasez y porque con la inflación de 500 por ciento los pocos alimentos disponibles están demasiado caros”.
Naciones Unidas ha declarado hambruna en dos áreas del país y estiman que 5,5 millones de personas pueden morir de hambre en julio si no consiguen alimentos, según informa IRIN, una agencia de noticias y análisis creada por Naciones Unidas para cubrir las crisis humanitarias.
El padre Barth dice que más de 270.000 personas han huido del país al campamento de refugiados Bidi Bidi en Arua, Uganda, y el número está creciendo no sólo por la sequía, sino por la guerra civil de cuatro años.
“Huir es su única esperanza”, dice el padre Barth. “Muchas personas cansadas y hambrientas viajan a pie durante días para llegar a Bidi Bidi y otros refugios construidos por la ONU con permiso del gobierno de Uganda”.
“Necesitamos fondos para comprar más comida y llegar a más gente”, dice el padre Nadeau. “Y oraciones para fortalecer a aquellos que necesitan urgentemente apoyo”
La comida que el padre Barth trae de Uganda ayuda a alimentar a la comunidad de la parroquia de Santa Teresa. Y ayudó a los pacientes en el hospital de la misión allí, principalmente los infantes que sufren de desnutrición, hasta que llegó la ayuda del Programa Mundial de Alimentación.
“No muy lejos de mi oficina, su llanto es un sonido constante durante todo el día en que las enfermeras los conectan a goteos intravenosos”, dice el misionero de Buffalo, Nueva York. “Si no fuera por la comida del Programa Mundial de Alimentación de la ONU, su destino ciertamente estaría sellado”.
Los alimentos de emergencia enviados por Maryknoll también ayudan a los estudiantes en dos escuelas en la parroquia, dice el padre Barth. Los estudiantes se alegran cuando reciben frijoles, en lugar de la habitual asida, una pasta de almidón hecha de maíz o sorgo, dice. La asida “no es demasiado nutritiva pero llena el vientre”, añade.
Como su colega en Sudán del Sur, el Padre Maryknoll Lance Nadeau trabaja para ayudar a alimentar a la gente en el área de Turkana, en Kenya, donde la sequía ha escalado el conflicto entre los grupos étnicos rivales que luchan por los escasos recursos. El pueblo Turkana ha chocado con el vecino Dassanech por el agua y las tierras de pastoreo.
En febrero, el gobierno de Kenya declaró a la sequía un desastre nacional.
A través de la supervisión del padre Nadeau, la Sociedad Maryknoll proporciona ayuda alimentaria y un banco de alimentos en su misión en Todonyang cerca al lago Turkana cerca a las fronteras entre Kenya, Etiopía y Sudán del Sur. En el Centro Integrado Nuestra Señora de la Reina de la Paz, Maryknoll ayuda a alimentar y educar a más de 160 niños y niñas de las tribus Turkana y Dassanech.
En colaboración con la Sociedad Misionera de San Pablo Apóstol, Maryknoll busca no sólo proveer ayuda con alimentos sino también sentar las bases para una convivencia pacífica.
El padre Nadeau también ayuda a alimentar, vestir y educar a 100 huérfanos y niños y niñas vulnerables en la diócesis de Kakamega, en el occidente de Kenya.
“Necesitamos fondos para comprar más comida y llegar a más gente”, dice el padre Nadeau. “Y oraciones para fortalecer a aquellos que necesitan urgentemente apoyo”.
Para enterarse de cómo ayudar a Maryknoll, vaya a la página del Fondo de Ayuda de Emergencia de Maryknoll para África Oriental.
Foto principal: Josephine Daniel y sus hijos comen un desayuno de té y pan en un campamento de más de 12.000 personas, internamente desplazadas, en la Catedral de Santa María en Wau, Sudán del Sur. (Crédito: Paul Jeffrey/Sudán del Sur)