Grupo Misión Guadalupana de Beacon, Nueva York, inicia nueva tradición
Por siete años, Agustín y su esposa, Priscila, han participado en una tradición extraordinaria. Por 50 días antes de la Fiesta de la Virgen de Guadalupe (el 12 de diciembre), visitan 46 casas de familias hispanas. En cada casa, los miembros del grupo Misión Guadalupana dejan una “estrella” que representa las estrellas del manto de la Virgen.
El grupo usa el libro Pascua Guadalupana: 50 días con Nuestra Morenita, escrito por el Padre Jesuita Joaquín Gallo Reynoso. La tradición, de rezar por 46 días en honor a las estrellas en el manto de la Virgen, está arraigada en la religiosidad popular mexicana; pero el autor la enriquece con tres días de preparación y un día de acción de gracias. El número 50 simboliza la temporada de la Pascua, cuando el Misterio del Sufrimiento y Muerte se convierte en nueva vida y el Espíritu Santo es derramado sobre la comunidad creyente. Cada noche, se lee un párrafo del Nican Mopohua, el documento antiguo que relata las apariciones de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego. Profundizando su entendimiento de la narración, los asistentes caminan con la Virgen y Juan Diego, día a día, paso a paso. Llegan al 12 de diciembre con mayor fe, y con el manto lleno de estrellas.
Esta tradición empezó con un grupo de devotos de la Parroquia San Juan en Beacon, Nueva York. Al principio, los miembros no sabían si iban a poder realizar las visitas por tantas noches. O si iban a ser recibidos por 46 familias. Pero la respuesta fue inmediata, y positiva. Familias como la de Agustín y Priscila no sólo aceptaron, sino que pasaron la voz en la comunidad. El calendario se llenó.
Don Agustín se acababa de mudar al área cuando el grupo ofreció visitarlo con las imágenes peregrinas de la Virgen y Juan Diego. Como él es un mexicano que ha conservado su tradición guadalupana en sus 30 años viviendo aquí, aceptó inmediatamente. Su esposa Priscila, puertoriqueña, recuerda: “Los miembros eran de varios países. Explicaron que la Virgen de Guadalupe es para toda la gente de las Américas”.
Doña Romelia, quien dirige los rezos, dice, “Para cada hogar, Nuestra Madre tiene una bendición y un mensaje”. Muchas familias piden la visita para pedir la intercesión de la Virgen María. Otras dan gracias por haberlos acompañado en sus alegrías y dificultades. Cada noche, la estrella lleva un nombre diferente como: Dialogante, perseverante, Reina de la Alianza. Romelia explica: “Muchas veces descubrimos en el compartir que, para esa familia, la palabra en la estrella de ese día tiene un significado especial… como si fuera destinado para ellos”.
El primer año, Agustín y Priscila no sabían que esperar. Los devotos llegaron a su casa y les presentaron “su” estrella, hecha de cartulina dorada. “Era novedoso, por la estrella, y porque se trataba de aprender y compartir y rezar”, dice don Agustín.
La próxima noche les tocó a Agustín y Priscila entregar las imágenes a la siguiente familia. “¡Pero no terminó allí!”, dice Agustín. Desde entonces, ellos han caminado cada noche de las Pascuas Guadalupanas con el grupo.
Hace 500 años, los pueblos indígenas encontraron refugio bajo el manto de la Virgen de Guadalupe; hoy día, lo encontramos también. Llegando al 12 de diciembre, el manto se ha llenado de estrellas. Como dice Agustín: “Por medio de la Pascua Guadalupana, Nuestra Madre Santísima da su bendición a nuestras familias”.
Foto principal: Procesión anual en honor a Nuestra Señora de Guadalupe en Phoenix, Arizona.(Crédito: CNS/Arizona)