Gero y los jóvenes de Dallas
Si un sábado por la mañana ves a un grupo de jóvenes hispanos repartiendo desayuno a personas sin hogar debajo de algún puente en Dallas, Texas, es posible que sea un grupo coordinado por Gerónimo Torres. Él es un discípulo misionero y líder de la pastoral juvenil hispana en su comunidad.
Conocí a Gero, como lo llaman sus amigos, durante el Programa Nacional de Verano del Instituto Fe y Vida, el cual se llevó a cabo en St. Edward’s University en Austin, Texas, en el 2014. Durante el programa, Gero asistió al curso de Formación Misionera que los Padres y Hermanos Maryknoll coauspiciaron con Fe y Vida. Él ha buscado y encontrado lugares para su continua formación católica durante el tiempo que ha vivido en Estados Unidos.
“Aprendí muchísimo allí, y mi llamado fue confirmado”, dice Gero.
Al año siguiente, lo volví a ver en el Encuentro de Jóvenes Misioneros de Houston, organizado por un grupo de jóvenes adultos quienes sienten el llamado misionero y han tomado la iniciativa de buscar adultos con experiencia para ayudarles en la formación y la acción. Yo fui una de las presentadoras en ese encuentro en el que noté que Gero tenía un corazón para la misión.
Gero descubrió su llamado misionero cuando conoció un grupo de misioneros mexicanos que llegó a su pueblo, Bustamante en Tamaulipas, México, y se sintió atraído por ellos. Fue durante un receso escolar por Semana Santa. “Los seguí un día, luego otro, y terminé pasando toda la semana con ellos”, recuerda. Descubrió que venían de la ciudad Victoria, también en Tamaulipas, donde él estudiaba la secundaria y comenzó a pasar tiempo con ellos después de la escuela y los fines de semana. Así fue el comienzo de su formación vocacional.
Cuando Gero migró a Estados Unidos en el 2005 en busca de trabajo para ayudar a su familia en México, él buscó una parroquia para—en su tiempo libre—realizar trabajo voluntario en servicio a quienes estaban en mayor necesidad que él. Ha hecho lo mismo en cada ciudad en la que ha vivido, más recientemente en Rowlett, en la parroquia Sagrado Corazón ubicada en las afueras de Dallas, donde su entusiasmo lo ha llevado al liderazgo del grupo juvenil de la parroquia, para el que busca formación misionera.
En el 2016, junto con dos hermanas de la congregación Missionary Catechists of the Poor (MCP), Gero llevó una camioneta cargada de amigos de Dallas al Encuentro Misionero Juvenil en Houston. Las hermanas MCP habían coordinado la pastoral para jóvenes y jóvenes adultos de habla hispana en la Diócesis de Dallas durante unos 20 años. Al final de la reunión en Houston, Gero dijo que quería organizar un encuentro misionero juvenil en Dallas.
Él y las hermanas MCP formaron un equipo organizador del encuentro y comenzaron la planificación, pero como las hermanas MCP culminaron su misión en Dallas y partieron a otra diócesis, Gero se puso en contacto con Maryknoll para pedir ayuda. A través de la tecnología de la videoconferencia, él y los organizadores fueron asesorados por el Diácono Leonel Yoque, coordinador del equipo de alcance hispano de Maryknoll.
Gero y el equipo coordinador escogieron los temas y el contenido delineado en el Programa de Formación del Discipulado Misionero de Maryknoll que ofrecemos en retiros de fin de semana y en otros formatos en Estados Unidos. Este incluye el uso del círculo pastoral “Ver, juzgar y actuar”, así como el discernimiento y dramatización de las señales de los tiempos a la luz de las Escrituras y textos clave de Evangelii Gaudium.
La inspirada iniciativa de Gero se hizo realidad en octubre 2017 con el Primer Encuentro Misionero Juvenil para Jóvenes Adultos Hispanos de Dallas. Veintiséis de ellos se reunieron en la parroquia del Sagrado Corazón para un fin de semana de formación que incluyó oraciones, alabanzas, trabajos en comunidad y dinámicas.
“Las dinámicas nos ayudaron a aplicar lo aprendido a situaciones concretas en el mundo”, dijo Gero. Otra joven, Claudia Rivera comentó: “[El Encuentro] fue cómo una renovación de mi compromiso con Dios”.
Durante el encuentro, escuché conversaciones en español, inglés y hasta una combinación de TexMex durante los descansos y las comidas. Conocí a personas de todo nivel de experiencia—trabajadores, estudiantes universitarios y profesionales. ¿Qué los atraía? El deseo de ser formados como discípulos misioneros. Todos con un inmenso entusiasmo por trabajar en la construcción del reino de Dios.
Los jóvenes que asistieron al encuentro llegaron de varias parroquias en el área de Dallas con la intención de formarse para buscar formas simples de acercarse a los vulnerables y compartir el amor de Cristo con ellos. El liderazgo de Gero fue notable en el sentido que no ‘lideró’ al grupo, sino que más bien lo guió y animó. Todos, incluyendo a Gero, no vinieron con la intención de formar una organización de alto perfil sino simplemente de servir en el espíritu del Papa Francisco: “La Iglesia que ‘sale’ es una comunidad de discípulos misioneros que dan el primer paso, que están involucrados y dan su apoyo, que dan fruto y se regocijan”.
Algunos de estos jóvenes hispanos son nuevos en la misión y otros, como Gerónimo, han estado sirviendo por años, sabiendo que son misioneros en virtud de su bautismo. Sus corazones llenos de amor son obvios para cualquiera que los encuentre, ya sea en la cocina de la parroquia preparando desayunos para llevar a las personas sin hogar bajo un puente de Dallas, o sucios por ayudar a una familia a salir de una inundación—estos jóvenes ofrecieron servicio voluntario después que el huracán Harvey afectó el área de Houston en septiembre 2017.
Gero y los jóvenes de las parroquias de Dallas, algunos de ellos indocumentados, son un ejemplo concreto de la descripción del Papa Francisco: “Porque si hemos recibido el amor que restaura el sentido de nuestras vidas, ¿cómo podemos dejar de compartir ese amor con los demás?”
Y ya hay planes para ofrecer uno o más encuentros a otros jóvenes adultos de Dallas este año. Los equipos de Educación y Animación Misionera de Maryknoll estamos listos para acompañarlos.
Foto principal: Jóvenes de la Pastoral Juvenil forman un círculo de oración durante el Encuentro Misionero Juvenil en Houston, Texas, 2017. (Cortesía de Gerónimo Torres/Texas)