De dónde brota la fuerza que lleva a los misioneros a ir a las periferias del mundo para servir a los más necesitados. Son inspirados por la fe.
Lea la conmovedora historia de Yohan Tingrenan, un catequista de Myanmar que sintió la inspiración de guiar a una pequeña comunidad a través de campos minados y una selva, para ayudarlos a escapar de una guerra civil y encontrar seguridad en un campo para refugiados.
Los caminos misioneros son diversos. Antes pensaba que era algo que sólo hacían las personas religiosas, pero ahora sé que todos estamos llamados a la misión. La Sociedad Maryknoll nos ayuda a formarnos para la misión donde quiera que estemos y hasta ofrece oportunidades para tener experiencias misioneras de corto tiempo.
Tres artículos de esta edición muestran cómo esas experiencias misioneras de corto tiempo también cambian vidas. Un grupo de diáconos y sus esposas fue a El Salvador, donde encontraron inspiración en los lugares donde los mártires de la Iglesia dejaron un legado de esperanza; otro grupo de feligreses viajó a Kentucky para conocer la realidad de los pueblos afectados por las minas de carbón; y un grupo de jóvenes adultos hispanos fueron a Bolivia a compartir el ministerio de ayuda escolar que dirige el Padre Maryknoll Paul Sykora en Cochabamba.
“El Papa Francisco nos desafía a encontrarnos con otros, especialmente en las periferias económicas, sociales y geográficas”, dice el Diácono Matt Dulka, quien organiza los viajes misioneros de corto tiempo de Maryknoll. Cada vez más, dice él, los líderes parroquiales de Estados Unidos y otros cristianos están aceptando el desafío. Están siendo inspirados por la fe y el amor de Dios.
David R. Aquije
Director