Javier Gutiérrez estableció el Dream Center para dar apoyo a estudiantes inmigrantes de una escuela secundaria en Alhambra, California.
Asus 50 años, Javier Gutiérrez, maestro de ciencias sociales en Alhambra High School (AHS), California, realizó un sueño: establecer un lugar donde sus estudiantes de secundaria puedan soñar.
El Dream Center, un aula en AHS, da la bienvenida a todos y apoya a los más desprotegidos. “Es un refugio para jóvenes inmigrantes que necesitan estabilidad e información para navegar el confuso y a menudo hostil entorno”, dice Javier.
Él dice que su motivación brotó de su propia familia: “Crecí en una familia de servidores públicos, lo que me inculcó a una edad temprana la importancia de servir. Esa base fue reforzada por mi educación jesuita, en la preparatoria y la universidad. Los principios fundamentales de justicia social y el trabajo con y para los marginalizados, me han guiado a través de mi carrera”.
En sus 15 años como maestro, Javier, llamado “Mr. G” por sus alumnos, se ganó la confianza de los jóvenes. No obstante, señala, la creación del centro fue resultado de años de trabajo y de liderazgo estudiantil. “Tenemos dos clubs que han sido clave para el éxito del centro”, dice.
Además de Mr. G y los líderes estudiantiles, el centro cuenta con una coordinadora y otros dos maestros fundadores.
Con el apoyo de la administración, el Dream Center abrió en 2017. Unos 50 almuerzan diariamente allí. Después de la salida, unos 30 aprovechan los servicios ofrecidos. El año pasado, más de 500 alumnos hicieron unas 6,200 visitas al centro. “Algunos lo llaman su ‘hogar’ dentro de la escuela”.
Las actividades incluyen reuniones con consejeros; tutoría académica; almuerzos con maestros y talleres. El armario del centro tiene una dispensa, con artículos de higiene, útiles y meriendas. El símbolo del centro es la mariposa—imagen positiva de la migración. La población es medio latina y medio asiática; se celebran El Año Nuevo Lunar y los Días de los Muertos.
“Me encanta ver cómo los estudiantes conviven”, dice Javier mostrando foto de dos amigos: uno de México y otro de Nepal.
Javier aplica en el centro lo que aprendió de los jesuitas: “[Así]como Dios bajó a encarnarse, hay que ‘descender a lo particular’. En lo cotidiano, eso significa acercarnos al muchacho sentado solo en una mesa; es dejar que los alumnos elijan su propia música, en sus idiomas, y observar a todos sonriendo y moviéndose al ritmo—aunque no entiendan una palabra. Es ver que un alumno que lucha con su tarea, le pide ayuda a otro, aunque sea de otro país de origen. Es no juzgar cuando un estudiante va a la dispensa, saca del armario una barra de jabón, un cepillo y pasta de dientes, y los mete en su mochila, con dignidad, en silencio”.
“En el entorno de la escuela, ‘descender a lo particular’ es saber el nombre de cada estudiante; aprender su historia personal, no como tarea, sino porque nos interesa lo que nos puede enseñar. Es valorar las relaciones interpersonales— proceso que lleva tiempo, y genera confianza. Significa que no juzguemos, y que nos cuidemos unos a otros. Y en el Dream Center, es permitir a los más vulnerables un espacio seguro, para que puedan ‘salir de las sombras’”.
El proyecto fue invitado a participar en una campaña nacional, Coming-Out-of-the-Shadows para compartir experiencias de estudiantes inmigrantes. “En una de mis clases, había una muchacha hondureña muy callada. El primer día de clases, le pregunté su nombre—no pudo contestar. Lo supe por mi lista de asistencia”. Poco a poco, yendo al Dream Center, Ilda empezó a adaptarse. Los meses pasaron, y la joven se desenvolvió más. Cuando Javier pidió voluntarios dispuestos a compartir sus testimonios, ¿quién se ofreció? Ilda”.
Gracias al servicio generoso de Mr. G y sus colegas, jóvenes como Ilda encuentran en el Dream Center un lugar seguro. La colaboración entre adultos y jóvenes, inmigrantes y aliados, crea un ambiente de apoyo y esperanza. Los alumnos crecen en confianza para que, como la mariposa, extiendan sus alas para volar, capaces de descubrir todo un nuevo mundo.