Transformación misionera de la Iglesia

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Por: Stephen P. Judd, M.M.
Fecha de Publicación: May 1, 2020

Tania Ávila Meneses, teóloga del Departamento de Oruro, Bolivia, ha ofrecido gran apoyo y liderazgo al Centro Misionero Maryknoll en América Latina.(Cortesía de CMMAL)

Durante los últimos años, el Centro Misionero Maryknoll en América Latina, con sede en Cochabamba, Bolivia, ha enriquecido sus programas de formación misionera con una diversidad de recursos humanos, entre ellos jóvenes bolivianos, quienes continúan el trabajo iniciado por misioneros Maryknoll.

Cuando en el 2002 comenzamos a diversificar los programas para ofrecer formación teológica de la misión a latinoamericanos comprometidos con la misión dentro y fuera de sus países, integramos en nuestros equipos a personas de la iglesia local boliviana preparados en esta disciplina. Una de las primeras fue Tania Ávila, teóloga quechua hablante, del Departamento de Oruro, quien recién había egresado de la Universidad Católica Boliviana.

Además de su preparación académica en teología y ciencias sociales, Tania hizo estudios especializados en semiótica—el estudio de los símbolos—bajo la dirección del Padre Maryknoll Francisco McGourn, quien fue su profesor en la universidad católica. Tania considera al padre McGourn como uno de sus principales mentores que ha acompañado de cerca su proceso formativo.

Durante los siguientes años, Tania ha aplicado sus conocimientos a los programas del centro a través de cursos, talleres, y conferencias que ella dirige. Lo ha hecho con tanta creatividad que ha llegado a ser una protagonista de uno de los ejes formativos del centro: la transformación misionera de la Iglesia. Sus sensibilidades al papel de la acción ritual simbólica y la dinámica intercultural del mundo mítico de la cosmovisión andina han enriquecido los programas del Centro Maryknoll, así como el liderazgo de Tania.

Ese liderazgo, la ha llevado a tener una larga participación en la asociación de teólogos y teólogas latinoamericanos, Amerindia, lo que le permitió ser invitada como delegada al histórico Sínodo para la Amazonía que se llevó a cabo en Roma el pasado octubre. Como se sabe, este evento convocado por el Papa Francisco reunió líderes y participantes de los nueve países de la Cuenca de la Amazonía, como un seguimiento a su importante encíclica Laudato Si’ sobre el medio ambiente y las urgentes necesidades pastorales de esta región, de suma importancia al bienestar del mundo. Como tal, ha cobrado mucha atención en los medios junto con grandes expectativas de transformaciones pastorales y espirituales. Para Tania, la experiencia le sirvió como un constante inter-aprendizaje para encarnarse en las búsquedas que nos unen en el cuidado de la “Casa Común”, la Tierra, o lo que el Papa Francisco llama una “conversión integral”.

Tania afirma: “El rol de la Iglesia como Pueblo de Dios, es inspirar a la humanidad a cuidar la Casa Común con acciones y actitudes concretas más allá de los discursos. Para lograr esta meta, la Iglesia tiene que insertarse más proactivamente en el modelo de la sinodalidad, que significa aprender con humildad entre pueblos y de los pueblos”. Como muchos otros en la Amazonía y en el mundo Tania tiene muchas expectativas sobre las conclusiones finales del Sínodo y más que todo, en su concretización y aplicación en acciones.

Aunque su participación en este Sínodo representa un reconocimiento merecido a sus múltiples dones y talentos, Tania y sus colegas del centro Maryknoll continúan buscando responder, implementar y transmitir en nuestros programas de formación los formidables desafíos misioneros articulados por el Papa Francisco y la Sociedad Maryknoll. Para los miembros de Maryknoll que hemos participado tan activamente en la formación de personas como Tania, su crecimiento y sus logros nos afirman en nuestro compromiso para potenciar y transmitir nuestra herencia misionera más allá de la sociedad a muchos otros ámbitos.

Sobre la autora/or

Stephen P. Judd, M.M.

Desde que me convertí en miembro de los Padres y Hermanos Maryknoll en 1972, he tenido varias asignaciones en América Latina, especialmente entre los pueblos indígenas de la región sur del Perú durante casi veinticinco años y más tarde en Bolivia. Durante cuarenta años, estas enriquecedoras experiencias pastorales me han despertado a los valores y perspectivas del diálogo intercultural, la teología de la liberación y la construcción de una presencia eclesial colegiada entre y con los pobres de América Latina.

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