Por Cindy Wooden, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – El 23 de agosto, al recitar la oración del Ángelus con los visitantes de la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco tenía en mente situaciones de persecución, de duelo y de violencia.
En primer lugar, el papa le dijo a la multitud que el 22 de agosto era la jornada mundial en recuerdo de las víctimas de actos de violencia basados en la religión y en el credo.
“Oremos por ellos, nuestros hermanos y hermanas, y apoyemos también con nuestra oración y solidaridad a quienes hoy son perseguidos por su fe y su religión”, dijo el papa. “Son muchos”.
Para observar el día, el papa había mandado un tuit: “Dios no necesita ser defendido por nadie y no desea que su nombre sea usado para aterrorizar a la gente. Pido a todos que cese la instrumentalización de las religiones para incitar al odio, a la violencia, al extremismo y al fanatismo ciego”.
El Papa Francisco también le dijo a la gente que el 24 de agosto sería el décimo aniversario de “la matanza de 72 migrantes en San Fernando, en Tamaulipas, México”.
“Eran personas de diferentes países que buscaban una vida mejor”, dijo el papa refiriéndose a los 58 hombres y 14 mujeres que fueron secuestrados y resultaron asesinados por disparo en la cabeza a manos de miembros de un cártel de drogas mexicano.
“Expreso mi solidaridad a las familias de las víctimas que todavía hoy invocan justicia y verdad sobre lo sucedido”, dijo el papa. “El Señor nos pedirá cuentas de todos los migrantes caídos en los viajes de la esperanza. Han sido víctimas de la cultura del descarte”.
El Papa Francisco también saludó a un grupo de familias que habían venido al Vaticano desde Carobbio degli Angeli, en la golpeada provincia de Bérgamo, en peregrinación en memoria de las víctimas del coronavirus.
“No olvidamos, no olvidamos a las víctimas del coronavirus“, dijo el papa.
Le dijo a la gente que “esta mañana escuché el testimonio de una familia que había perdido a sus abuelos—en el mismo día—sin poder siquiera decirles adiós”.
“Tanto sufrimiento, tantas personas que perdieron la vida, víctimas de esta enfermedad; y tantos voluntarios, doctores, enfermeras, hermanas, sacerdotes, que también perdieron sus vidas”, dijo. “Recordemos a las familias que han sufrido por esta causa”.
El papa también recordó a la gente de Italia central, que todavía está tratando de reconstruir después de los masivos terremotos de 2016, y pidió oraciones por el pueblo de Cabo Delgado, una provincia en el norte de Mozambique, “que está sufriendo a causa del terrorismo internacional”.
El Papa Francisco había llamado al obispo Luiz Lisboa de Pemba, la capital de Cabo Delgado, el 19 de agosto después de que la ciudad portuaria de Mocimboa de Praia había sido tomada por hombres que afirmaban estar afiliados al grupo del Estado Islámico.
Imagen destacada: El Papa Francisco dirige el Ángelus desde la ventana de su estudio con vista a la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 23 de agosto de 2020. El Papa oró por las personas perseguidas por su fe, recordó a las víctimas de la masacre de San Fernando en 2010 en México y oró por la víctimas de COVID-19. (Foto de CNS / Medios del Vaticano)