Con el Buen Pastor

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Por: Deirdre Cornell
Fecha de Publicación: Sep 1, 2020

Misa de comisión en diciembre del 2019, donde el Cardenal de Nueva York Timothy Dolan bendijo a cinco equipos de la pastoral migratoria en la Catedral de Nueva York. Cada líder recién entrenado recibió un certificado, una cruz y una biblia bendecida por el cardenal. (Cortesía de la Oficina de Ministerio Hispano Arquidiócesis de Nueva York)

El Padre Eric Cruz, encargado de la Pastoral Migratoria de la Arquidiócesis de Nueva York, usa el báculo como símbolo de su ministerio. “Somos instrumentos de Cristo.  Él guía su rebaño y la Pastoral Migratoria es caminar juntos, como Iglesia.”

El simbolismo es apto pues la pastoral convoca a líderes laicos de varias parroquias para que crezcan en su fe, y apoyen a sus comunidades inmigrantes. El báculo tiene otro simbolismo:  protección de las amenazas de los lobos. “Los migrantes enfrentan muchos lobos hoy en día”, dice el padre Cruz. El virus COVID-19, explica, ha afectado más fuertemente a las personas de color y a los inmigrantes. Caridades Católicas, donde el sacerdote trabaja, responde a la crisis, ayudando a las familias necesitadas.   

El padre Cruz conoce la situación de los migrantes de primera mano. Originario del Bronx, creció en parroquias afro-americanas e hispanas. Asistió la Universidad de Notre Dame en Indiana, y después de graduarse, trabajó con trabajadores agrícolas. Luego, el Señor lo llamó al servicio y fue ordenado sacerdote en el 2002.

Cuando fue designado a la Pastoral Migratoria, él visitó otras diócesis del país para entender mejor la realidad. Compuesta por inmigrantes a favor de inmigrantes, la Pastoral Migratoria, dice, no es exclusiva sino inclusiva para personas de todos los países. “Caminamos juntos todos,” dice el padre.

Con Caridades Católicas y mediante la Pastoral Migratoria, el padre Cruz realiza actividades como viajar a la frontera con México para presenciar la crisis allí; organizar eventos para jornaleros, y colaborar con proyectos para inmigrantes en Nueva York.

Él se emociona al hablar del programa de formación de líderes laicos, que tiene como base la doctrina social de la Iglesia. Los participantes son recomendados por sus párrocos, dice, por su potencial de liderazgo. Estudian las enseñanzas sociales y meditan las Sagradas Escrituras. 

La formación incluye un elemento práctico. Los miembros aprenden a identificar las necesidades de una comunidad y a organizar respuestas a esas necesidades. Practican cómo hablar en público y cómo lidiar con autoridades locales. Luego, trabajan en equipos, dentro de sus parroquias.

“Ponen en práctica lo que aprendieron en el programa de formación”, dice el padre Cruz.

El elemento más fundamental, dice el padre Cruz, es la transformación de cada integrante. Los laicos se comprometen a un proceso de formación espiritual. “Vemos nuestra participación como una respuesta a nuestro llamado bautismal. Nos preguntamos, ‘¿Cómo ha sido mi vida como inmigrante? ¿cómo Dios me habla por medio de mis experiencias personales?’”, dice el padre Cruz. “La sociedad dice que los inmigrantes no tienen valor, que no son importantes; pero en los ojos de Dios, somos hijos e hijas de Dios”. 

Esta revelación lleva a los laicos a entender que no solo emigraron por pobreza, o injusticia, sino porque Dios obra por medio de la movilidad humana. Juntos, como Iglesia, dice, caminamos con el Buen Pastor, llamados a servir. Al final de la formación se convierten en “agentes pastorales.”  El primer domingo de Adviento del año pasado, ellos fueron comisionados por el Cardenal Timothy Dolan para servir a las comunidades de inmigrantes.

Carlos Tejeda, uno de los líderes laicos de Nueva York, ya está trabajando en su comunidad. “El trabajo parroquial es necesario y nuestra iglesia puede ser una voz de esperanza para ese grupo de hombre y mujeres [inmigrantes]”, dice Tejeda, “pues se está creando una economía de abuso donde los inmigrantes se ven trabajando bajo condiciones deplorables”.

Para el padre Cruz, la Iglesia es como la barca de San Pedro. “Hay turbulencias, hay tempestades, pero el barco resiste vientos adversos, porque Cristo está con nosotros”.  Durante los meses de cuarentena, él continuó las reuniones de la Pastoral Migratoria a través de videoconferencias.   

El sacerdote anuncia que cuando está más estable la salud pública, empezará un nuevo programa de formación. “El Buen Pastor nos llama a la conversión continua,” dice él. “Estamos continuamente en el proceso, sobre el camino”.

Sobre la autora/or

Deirdre Cornell

Deirdre Cornell sirvió como misionera laica Maryknoll en México. Es autora de tres libros Orbis Books, entre ellos Jesus Was a Migrant y American Madonna: Crossing Borders with the Virgin Mary, y actualmente trabaja con el equipo de la revista Maryknoll.

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