Parroquianos de Massachusetts lanzan proyecto de acogida y sentido de pertenencia en medio del COVID-19.
El verano del 2020, tenía la preocupación de cómo llegar a mis feligreses y hacerles sentir parte de la comunidad en medio de la pandemia. ¿Cómo haríamos posible que la parroquia estuviera presente en sus casas para así mitigar el vacío creado al no poder acudir a los templos y a las reuniones de los grupos de apostolado?
Justo antes de salir a mi retiro anual, un feligrés dejó en la puerta de St. Benedict en Somerville, Massachusetts, una imagen de la “Pietà” dentro de una pequeña urna de madera. Me recordó las imágenes peregrinas que solían visitarnos en mi parroquia de origen en Venezuela. En el retiro, leyendo una entrevista al Papa Francisco donde indicaba el valor de la piedad popular, pensé congeniar tanto la inquietud que tenía con las “imágenes peregrinas” de mi juventud.
Luego, al trabajar en mi postgrado en pastoral urbana, la idea empezó a madurar para responder a las necesidades de la parroquia y de nuestra Arquidiócesis de Boston.
Así nace el Proyecto Comunidad.
Yngrid y Francisco Flores con sus hijos oran frente a la imagen de la Sagrada Familia en Adviento 2020. Ellos al igual que otros feligreses de St. Benedict iniciaron un proyecto para fortalecer sus lazos con la parroquia en los tiempos del COVID-19. (Cortesía de Alejandro López-Cardinale/EE.UU.)
El equipo de animación parroquial y yo teníamos algo en claro: no podíamos hacerlo solos. Teníamos que colaborar con instituciones que ya habían iniciado caminos de discipulado misionero en el contexto de los hispanos en los Estados Unidos. Inmediatamente, contactamos a los Padres y Hermanos Maryknoll, con quienes tenemos un intercambio pastoral desde que llegué a esta comunidad parroquial bilingüe en el 2018. Les propusimos que, dada su experiencia con las comunidades en línea Sal y Luz, desarrolláramos este proyecto juntos.
Iniciamos la primera fase en Adviento del año pasado, con 12 familias recibiendo una imagen de diferentes advocaciones marianas o de los santos. Durante ese tiempo litúrgico, las familias se organizaban cada semana y seguían las guías desarrolladas por Maryknoll, las cuales facilitaban la oración, lectura de la Biblia, preguntas para reflexión y diálogo a la vez que sugerencias de acciones a tomar como familia.
La idea es que a través de la visita de la imagen peregrina y las guías Maryknoll, las familias se vayan fortaleciendo como iglesias domésticas y sientan que son comunidades de fe en misión permanente.
Kayla López y niños Francisco y Galilea Flores, junto a otra participante, conversan sobre las guías de reflexión de Cuaresma 2021 proporcionadas por los Padres y Hermanos Maryknoll. (Cortesía de Alejandro López-Cardinale/EE.UU.)
Al reunir a la familia en torno a la Palabra de Dios y la imagen peregrina, el Proyecto Comunidad quiere hacer teología y experiencia de fe caminando, como lo hizo Jesús con sus discípulos. Esta es una iniciativa para fomentar, consolidar y animar a la familia como la primera llamada a ser pequeña comunidad y formar parte de la gran comunidad parroquial.
“La Iglesia está viniendo a ellos y ellos son llamados a acompañar a los demás, especialmente durante la época de aislamiento por el COVID,” dice el diácono Kevin McCarthy, promotor del programa Discípulos Misioneros Maryknoll. “Las guías tienen los componentes de oración, reflexión y acción. Ayudan a la gente a entender su identidad como misioneros no solo en el hogar, sino esforzándose por apoyar a los demás”.
El padre Alejandro López-Cardinale se reúne y comparte con sus feligreses una comida durante una actividad realizada en la Iglesia St. Benedict en Massachusetts. (Cortesía de la Iglesia St. Benedict/EE.UU.)
Buscamos que las familias, utilizando las plataformas digitales, se contacten con los familiares que no han podido visitar y que, desde sus realidades cotidianas, se sientan parte de una comunidad eclesial. Esto es especialmente importante para nuestros feligreses hispanos, el 95% de los cuales son de El Salvador. Los límites territoriales, culturales, geográficos no son un impedimento para desarrollar ese sentido de pertenencia.
La familia Peña me decía: “Padre, ¡usted no se imagina lo que la visita de la imagen peregrina ha venido a ser a nuestra familia!” Este proyecto, explicaban, llegó cuando estaban viviendo una situación critica. “Esta visita y los momentos que compartimos a través de las guías Maryknoll nos ayudaron a reencontrarnos como familia, a trabajar por una solución entre todos, a sobrellevar el peso de la situación. Y, en medio de todo, a sentirnos que podíamos estar unidos a otros miembros de la familia en El Salvador, cuando los muchachos compartían los encuentros a través de las redes sociales. Para nosotros fue un momento de bendición”.
Organizamos la segunda fase durante el tiempo pascual de este año. Una idea clarísima del Proyecto Comunidad es ser una iglesia en salida, una iglesia misionera.
El padre Alejandro López-Cardinale, párroco de St. Benedict en Somerville, Massachusetts, sonríe durante la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe en diciembre de 2020. (Cortesía de la Iglesia St. Benedict/EE.UU.)
Como dice el diácono Leonel Yoque, del equipo de Discípulos Misioneros Maryknoll: fomentar un diálogo va de la mano de acciones concretas. “Es en la familia, es en el hogar, donde se pasan los valores”, dice. “Es donde uno descubre sus dones. Experimentan (los dones) en la familia y los ponen al servicio de la comunidad—tanto en la comunidad de fe, como en la sociedad misma”.
Queremos ir entusiasmando a cada familia para que se sienta interpelada y llamada a ponerse en camino. Como nos lo recuerda el poeta Antonio Machado: “caminante, no hay camino, se hace camino al andar…”
Este proyecto crea nuevos espacios donde las familias, a partir de sus experiencias de fe en lo cotidiano, sean agentes de evangelización. Buscamos que puedan “hacer” teología—una teología práctica, en la que se abran a la experiencia de ser encontrados por el Dios de la vida en medio de su vida y ellos en las vidas de los demás.
El Proyecto Comunidad ha abierto puertas y caminos. La familia López comenta que, cuando invitaron a los jóvenes a participar, ellos venían con cara de desánimo y fastidio.
“Pero fíjese, luego de la segunda semana, ellos mismos empezaron a organizarse invitando a todos los primos a través de sus redes sociales, los de acá y los de El Salvador, aún los que viven en otros estados de este país”, dijeron los López.
Ovidio con su hijo Aarón frente a la imagen del Sagrado Corazón de Jesús se comunican con sus familiares en línea para orar. (Cortesía de Alejandro López-Cardinale/EE.UU.)
“De fastidiados pasaron a ser los que lideraban las sesiones, los que nos recordaban sobre los encuentros, los primeros en estar allí, alrededor de la imagen peregrina todas las semanas y pendientes de responder a las preguntas al momento de compartir las guías que nos presentaban”, continúan. “Al final del tiempo que estuvieron las imágenes peregrinas visitándonos, (los jóvenes) mismos preguntaban: ¿Cuándo las volveremos a tener?”
Tendremos una tercera fase del proyecto en Adviento y esperamos organizar un encuentro parroquial familiar para la primavera del 2022, invitando a todos los participantes. Esto es solo el comienzo. Le pedimos al Espíritu Santo que nos indique el camino por donde debemos seguir construyendo el Reino de Dios.
Imagen destacada: Imagen de la Sagrada Familia en el hogar de la familia Flores. (Cortesía de Alejandro López-Cardinale/EE.UU.)