Tendiendo Puentes de Unidad

Tiempo de lectura: 3 minutos
Por: Deirdre Cornell
Fecha de Publicación: Sep 1, 2021

Aunque son una minoría étnica en su parroquia, los miembros del Círculo de Oración de la Iglesia San Agustín, en Highland, Nueva York, encontraron una manera de unir a su comunidad. Junto a su párroco, el Padre John Lynch, ellos organizaron un Viacrucis bilingüe en vivo, integrando así a feligreses de habla inglesa y habla hispana. 

El párroco se emociona al hablar sobre la comunidad hispana. “Demuestra una fe exuberante”, afirma el padre John. “Cuando llegué a la parroquia, hace casi cuatro años, quería colaborar con los feligreses hispanos en un proyecto. Porque sabía que trabajando juntos, nos íbamos a llegar a conocer”.

Se reunió con los organizadores del Círculo de Oración en el 2019, y les propuso el Viacrucis en vivo. Aceptaron con entusiasmo. “Era realmente un trabajo en equipo”, dice el padre John. “No sabíamos dónde comprar las tres cruces; ellos consiguieron la madera y las hicieron. No teníamos trajes; ellos los consiguieron o los confeccionaron”. 

María Espinoza de López, la encargada del grupo, estuvo de acuerdo. “Recaudamos fondos para los altavoces, e hicimos panfletos con oraciones y cantos”, dice. “Los hicimos bilingüe, para poder invitar a los de habla inglesa. Fue una experiencia hermosa, con buena respuesta de la gente”. 

“Ya estábamos planeando como mejorar para el próximo año”, cuenta María. Pero el siguiente año… vino la pandemia COVID-19. 

Los meses de pandemia fueron difíciles para los miembros del grupo. Varias familias perdieron a sus seres queridos. Muchos son trabajadores esenciales, y se contagiaron, a veces sufriendo casos extremos. La familia de María se encontró entre ellos. Se enfermaron con síntomas fuertes, y perdieron semanas de trabajo. Sin embargo, ella reflexiona, “Tenemos muchos motivos porque estar agradecidos”.

No podían reunirse en persona (ya que las iglesias estaban cerradas), así que los integrantes del grupo se conectaron virtualmente. Las familias se apoyaron mutuamente, buscando ayuda para los afectados. Por fin llegó el día en que, por orden de la Arquidiócesis de Nueva York, se reabrieron las iglesias. La pequeña comunidad de habla hispana comenzó a regresar, poco a poco. “En la primera misa, éramos solo ocho personas”, dice María.       

El padre John quiso motivar a la gente. Preguntó, “¿Se podría hacer el Viacrucis de nuevo?” 

“Estábamos entusiasmados”, dice María. “En los tiempos en los cuales estamos viviendo, todos necesitamos despertar nuestra fe”. 

Durante los ensayos, usaron mascarillas faciales y desinfectantes. Los miembros observaron las reglas de cuarentena y aislamiento. El día de Viernes Santo, se organizaron para distanciar las estaciones de manera adecuada, e implementar medidas de seguridad. 

Para algunos espectadores, era la primera vez que veían un Viacrucis así. En las parroquias del área, el Viacrucis se suele realizar sin actuación, vestuario, etc. La presentación en vivo era muy diferente a lo que estaban acostumbrados. El padre John agrega que muchos de los asistentes no hablaban español. 

Gracias a que fue bilingüe, todos los presentes estaban conmovidos; algunas personas lloraron. Se desahogaron de tantos meses de aislamiento … el estrés de trabajos e ingresos inseguros … la preocupación por los enfermos, y sobre todo, el dolor de pérdidas. Dice el sacerdote, “Es no solo una expresión pública de fe, sino también una experiencia espiritual y conmovedora”. 

La feligresa Patti Ogden, quien leyó la parte de inglés del Viacrucis,  se acordó de sus abuelos, inmigrantes italianos que no hablaban inglés al llegar a Estados Unidos. “Admiro mucho el Grupo de Oración,” continúa. “Se lo digo de corazón.”

La obra llegó a su apogeo al representar el Domingo de Resurrección. “Jesús se vistió de blanco, y todos cantamos el ‘Resucitó’”, cuenta María.

En la parroquia de San Agustín, el Viacrucis expresó la pasión de la pandemia. Los hispanos aportaron una costumbre de su cultura, y los demás parroquianos lo apreciaron. Su actuación bilingüe creó un puente entre los feligreses. Son dos idiomas, y una sola comunidad. Es más, se ha convertido en tradición. “Ya estamos hablando del próximo año”, dice el padre John. 

Imagen destacada: Feligreses de habla hispana e inglesa de la Iglesia San Agustín en Highland, Nueva York, se unieron a un Viacrucis bilingüe en vivo que se realizó el Viernes Santo del 2021. (María Espinoza de López/Nueva York)

Sobre la autora/or

Deirdre Cornell

Deirdre Cornell sirvió como misionera laica Maryknoll en México. Es autora de tres libros Orbis Books, entre ellos Jesus Was a Migrant y American Madonna: Crossing Borders with the Virgin Mary, y actualmente trabaja con el equipo de la revista Maryknoll.

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