El Papa ha llamado a la iglesia a la sinodalidad, es decir a escucharse y escucharse unos a otros en todas las facetas de la vida de la iglesia.
Por Dennis Sadowski, Catholic News Service
Basándose en los principios rectores de su papado, el Papa Francisco invitó este año a los católicos—tanto aquellos en la corriente principal de la vida de la iglesia como aquellos en los márgenes—a expresar sus sueños, ideas, y preocupaciones en preparación para el Sínodo de los Obispos en 2023.
La invitación del Santo Padre a discernir un camino para adelante para la iglesia se deriva de su creencia de que el Espíritu Santo inspira a todos sus miembros a ser discípulos misioneros, compartiendo creencias cristianas fundamentales al salir al mundo.
El papa inauguró formalmente el proceso sinodal en el Vaticano en un evento del 9 al 10 de octubre. El mismo fue inaugurado en diócesis en todo el mundo el 16 y 17 de octubre.
Bajo el tema “Por una Iglesia sinodal: Comunión, participación, y misión”, el Sumo Pontífice ha llamado a la iglesia a practicar la sinodalidad, es decir, no solo a oír sino a escucharse unos a otros en todas las facetas de la vida de la iglesia, explicaron coordinadores del esfuerzo de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
La inauguración de octubre “es solo el primer paso en un proceso más amplio y a largo plazo para incorporar realmente los frutos del Vaticano II y convertirnos en una iglesia sinodal”, expresó Julia McStravog, ex empleada de la USCCB que es consultora de los obispos en el proceso.
“Vamos a tener consultas. También será un proceso de aprendizaje sobre cómo participar realmente de una manera sinodal”, explicó McStravog.
El lanzamiento comenzó un proceso de dos años que culminará en el Sínodo de los Obispos en octubre de 2023. Se espera que el sínodo adopte un documento final que guie el desarrollo continuo de una iglesia sinodal hacia el futuro.
El llamado del Sumo Pontífice a la sinodalidad tiene sus raíces en su profunda participación como cardenal en 2007, en la redacción de un documento sobre la vida de la iglesia para el CELAM, un consejo episcopal latinoamericano que se reunió en Aparecida, Brasil. El documento emitió repetidos llamados a una “misión continental”, una iglesia que salga en busca de formas de anunciar el Evangelio a todos.
En la primera fase que está en marcha, las diócesis y parroquias han comenzado a convocar debates, o consultas, en las que se ha invitado a participar a personas de toda la iglesia. Estas sesiones de escucha continuarán hasta junio.
Se ha solicitado a cada diócesis enviar un informe resumido a la USCCB—o la oficina correspondiente de la conferencia episcopal—que tendrá hasta el 15 de agosto para presentar un informe al Sínodo de Obispos en el Vaticano.
El proceso presenta oportunidades para dar la bienvenida al Espíritu Santo para guiar las discusiones, indicó Richard Coll, director ejecutivo del Departamento de Justicia, Paz y Desarrollo Humano de los obispos y quien está coordinando el esfuerzo para la USCCB.
“El Sínodo de los Obispos está diciendo que no se enfoquen en cuál será el producto final. Concéntrese en el proceso en sí y en cómo el Espíritu guiará a la iglesia, representada, en parte, a través de la subsidiariedad en el trabajo que están haciendo a nivel diocesano”, señaló Coll.
Las consultas diocesanas también son una invitación a la creatividad, agregó McStravog.
“Este es un momento para ser co-creadores con el Espíritu . . . Es una oportunidad para revitalizar una comunidad comprometida a través de la creatividad y el llamado a estar abierto. Existe la oportunidad de reafirmar lo bueno y re imaginar algunas cosas que podrían ser mejores”, ella explicó.
El obispo Daniel E. Flores de Brownsville, Texas, reiteró la invitación del papa a la creatividad mientras se dirigía los obispos en su asamblea general de otoño en Baltimore en noviembre.
“Nadie carece de importancia en este tiempo de escucha”, acotó, animando a los obispos a recordar que la primera fase del proceso debe implicar la participación de toda la iglesia, “escuchando juntos, orando juntos, discerniendo juntos” la voz del Santo Espíritu.
“El papa Francisco nos ha pedido que invitemos a la gente, que escuchemos a la gente, incluyendo aquellos que no se presentan en nuestras parroquias”, dijo el obispo Flores, quien, al concluir la asamblea, comenzó un mandato de tres años como presidente del Comité de Doctrina de los obispos.
Él describió el proceso sinodal como un “camino deliberado y un estilo de comunión”.
Para facilitar el esfuerzo, el Sínodo de los Obispos, al mando del cardenal Mario Grech, secretario general, presentó documentos para orientar el trabajo que se está realizando en las diócesis. La USCCB también desarrolló un documento complementario.
El documento principal del Vaticano es un “vademécum”, o manual, que ofrece apoyo a los equipos diocesanos “para preparar y reunir al pueblo de Dios para que puedan dar voz a su experiencia en su iglesia local”.
El documento de la USCCB define aún más los materiales del Vaticano. Dicho documento incluye una lista de acciones necesarias, un cronograma propuesto para que las diócesis lo sigan, y una lista de materiales de antecedentes para ayudar a las parroquias y diócesis a recorrer el proceso inicial y garantizar una amplia participación.
Un apéndice, desarrollado por el Comité de Culto Divino de los obispos de Estados Unidos, ofrece ideas para que las celebraciones litúrgicas puedan marcar la apertura y el cierre del proceso sinodal en las diócesis; también ofrece sugerencias para lecturas y temas musicales.
Cuando comenzó la primera fase, varios prelados estadounidenses dijeron que este esfuerzo es una oportunidad para involucrar mejor a las personas en la vida de la iglesia.
En San Diego, el obispo Robert W. McElroy expresó que espera que la diócesis se vuelva más sinodal en su funcionamiento a medida que se desarrolle la primera fase—mucho antes de que el Sínodo de los Obispos y el papa Francisco obtengan sus conclusiones en octubre de 2023.
“Espero que esta sea una oportunidad no solo para que evaluemos el nivel de sinodalidad, que ya está presente en la vida de nuestra iglesia local, sino para desarrollarlo aun mas”, indicó.
Mientras tanto, el obispo Frank J. Caggiano de Bridgeport, Connecticut, convocó a un equipo de 260 delegados que han sido encargados de salir y reunirse en oración con la gente. Desde reuniones en el consejo parroquial hasta conversaciones individuales, los delegados escucharán a la gente sobre preocupaciones, heridas, y esperanzas, expuso.
“Al final, no estamos tratando de resolver un problema. Lo que estamos tratando de hacer es discernir la solución que ya está ahí. El Espíritu Santo ya sabe cuál es la solución”, explicó.
Para varias otras diócesis, el proceso se basará en sínodos locales que aborden las prioridades locales, incluidos los adultos jóvenes, la vida familiar, y el ministerio a los miembros latinos.
Cuando el Vaticano reciba los informes sintetizados de las reuniones diocesanas de las conferencias episcopales de todo el mundo, la Secretaría del Sínodo de los Obispos redactará para el otoño de 2022 el “instrumentum laboris”, o documento de trabajo, para guiar las asambleas eclesiales continentales o regionales que tomarán lugar hasta marzo de 2023.
Esas asambleas producirán otro conjunto de documentos que ayudarán en la redacción de un segundo documento de trabajo para el Sínodo de los Obispos de octubre de 2023.
Imagen destacada: La congregación observa durante la procesión de la Misa en la Catedral de Santa María de la Asunción en Trenton, Nueva Jersey, el 17 de octubre de 2021, mientras el obispo de Trenton, David M. O’Connell, comenzó oficialmente el proceso local para la participación de su diócesis en los preparativos para la 2023 reunión del Sínodo mundial de los obispos sobre sinodalidad. (Foto de CNS / Hal Brown, The Monitor)
