‘Aquí estoy, Envíame’

Tiempo de lectura: 6 minutos
Por: Margaret Gaughan
Fecha de Publicación: Mar 1, 2022

En esta época en la que el COVID-19 continúa amenazando a la comunidad global, 13 hombres y mujeres han optado por dejar sus hogares en los Estados Unidos para compartir el Evangelio como misioneros laicos Maryknoll en el extranjero.

Durante la ceremonia de envío a la misión el pasado diciembre, Robert
Ellsberg, editor de Orbis Books de Maryknoll, les recordó por qué están dando un paso tan audaz. Haciendo referencia al relato bíblico del llamado de Dios al profeta Isaías (6, 8-9), Ellsberg dijo: “Su presencia hoy es una respuesta a una pregunta que en algún momento fue plantada en sus corazones: ‘¿A quién enviaré?’ Y ustedes han respondido: ‘¡Aquí estoy, envíame!’”

Después de una orientación de ocho semanas y la firma de un compromiso de servicio renovable de tres años y medio, los misioneros se embarcan en un viaje en el que, les asegura Ellsberg, pueden tener la expectativa de encontrar a Dios.

MKLM class 2021: Durante su orientación (de izquierda a derecha) Bob y Liz Cunningham, Louise Locke, Josh Wetmore y Jaclyn Geyer disfrutan de una caminata en el valle de Hudson de NuevaYork. (Josh Wetmore/Estados Unidos)

Durante su orientación (de izquierda a derecha) Bob y Liz Cunningham, Louise Locke, Josh Wetmore y Jaclyn Geyer disfrutan de una caminata en el valle de Hudson de NuevaYork. (Josh Wetmore/Estados Unidos)

Los líderes de Maryknoll (de izquierda a derecha)Ted Miles, el Padre Lance Nadeau, la HermanaTeruko Ito, y la misionera laica Marj Humphrey bendicen cruces para los nuevos misioneros. (Patrick Norberto/Estados Unidos)

Los líderes de Maryknoll (de izquierda a derecha)Ted Miles, el Padre Lance Nadeau, la HermanaTeruko Ito, y la misionera laica Marj Humphrey bendicen cruces para los nuevos misioneros. (Patrick Norberto/Estados Unidos)

A la frontera, EE.UU./México

Deirdre Griffin, una Hermana de San José de Springfield, Massachusetts, escuchó el llamado de Dios en medio de la pandemia, que según ella ha exacerbado las necesidades de las personas más vulnerables. “Cada vez más personas tienen que huir de sus hogares por seguridad y para sobrevivir”, explica. “Siento una urgencia aún mayor ahora de ser esa hospitalidad radical de Dios en nuestras fronteras”. Una abogada con experiencia en leyes de inmigración, la hermana Griffin pasó por un proceso de discernimiento con su comunidad religiosa para determinar la mejor manera de usar sus habilidades legales. Ella confía en que Dios ahora usará esas habilidades “para aliviar algunos de los sufrimientos de nuestros vecinos”.

A El Salvador

Liz y Bob Cunningham, de Concord, Massachusetts, han estado casados durante 35 años y tienen tres hijos adultos. La inspiración de Bob para la misión fue su tío, el Padre Maryknoll Robert Lilly, quien sirvió en Corea del Sur. Las semillas de la vocación misionera de Liz se plantaron cuando era una niña que leía la revista Maryknoll. Ambos siguieron carreras en desarrollo y recaudación de fondos, pero “obtuvimos la mayor alegría en el trabajo de servicio”, dice Liz. Están felices de no tener una asignación específica en El Salvador, lo que, dicen, “deja abierto un espacio para la oración y el discernimiento”.

Josh Wetmore de Pittsburgh, se desempeñó como voluntario jesuita. Luego, cuando aceptó un trabajo de 9 a 5, se dio cuenta de que quería más de la vida. El ejemplo de los misioneros de Maryknoll lo atrajo. “Estaban tan moldeados por lo que estaban haciendo”, dice Wetmore, quien estudió  periodismo en la universidad. Quedó impresionado de que cuando el COVID-19 golpeó al mundo, la mayoría de los Maryknollers eligieron quedarse con la gente a la que servían. “Ser parte de relaciones”, dice, “ahí es donde comienza la misión”.

A Brasil

Kathy Kang de Cerritos, California, espera ayudar a los refugiados en Brasil. Como inmigrante que creció en Corea del Sur y llegó a los Estados Unidos cuando era adolescente, comprende las luchas de quienes emigran. Kang ha trabajado como ingeniera de software, pero dice que su pasión es trabajar con personas. Ella recientemente pasó un año en Camboya como voluntaria jesuita. Habiendo conocido a Maryknoll “desde hace mucho tiempo”, ha elegido ser una misionera laica Maryknoll.

A Bolivia

“Bolivia tiene muchos indígenas que pierden su identidad cuando migran a las ciudades para ganarse la vida”, dice Victoria Arce, de Santa María, California. Ella se describe a sí misma como una “latina fuerte” y quiere “empoderar a las personas para que valoren sus raíces”. Después de trabajar durante más de 25 años en el servicio social, Arce dice que eligió servir con los Misioneros Laicos Maryknoll debido a “¡su voluntad de aceptar a personas mayores de 60 años!” Ella aprecia su programa de orientación, particularmente los talleres sobre cómo ser respetuoso con otras culturas. Ella elogia el programa por brindar a los nuevos misioneros la oportunidad de vincularse. “Esta se ha convertido en mi familia adoptiva”, dice.

Louise Locke, de Derwood, Maryland, ha pasado la mayor parte de su carrera al servicio de comunidades de personas mayores como capellán y proveedora de atención espiritual. “Ahora”, dice ella, “¡estoy feliz de conocer a las abuelas de Bolivia!” Quiere trabajar en las comunidades más pobres. Ella aprecia que los Misioneros Laicos Maryknoll trabajan para hacer coincidir el conjunto de habilidades de un misionero con las necesidades de un país en particular. “Me siento mucho más preparada después de la orientación”, dice ella.

MKLM class 2021: En la ceremonia de envío de la misión, que tuvo lugar en el 2021, Francis Wayne lee el relato bíblico del llamado de Dios a Isaías para ser el mensajero de Dios. (Patrick Norberto / Estados Unidos)

En la ceremonia de envío de la misión, que tuvo lugar en el 2021, Francis Wayne lee el relato bíblico del llamado de Dios a Isaías para ser el mensajero de Dios. (Patrick Norberto / Estados Unidos)

A Kenya

Para Francis Wayne, este es su segundo contrato como misionero laico Maryknoll en Kenya. Wayne, quien creció en Kentucky y ahora vive en Baltimore, Maryland, es un contratista con su propio negocio de reparación de viviendas. Se unió a los Misioneros Laicos Maryknoll en 1993, después de escuchar a un sacerdote de Maryknoll hablar en su parroquia, y sirvió en Kenya hasta 1996. Para él, el corazón de la misión es “conectarse con Dios y ser capaz de presentar eso a otros en mi forma de vivir y hablar”.

Megan Hamilton, de Fayetteville, West Virginia, trabajó durante más de 40 años con la diáspora africana en Baltimore. Ha servido en Jamaica con Franciscan Mission Service y en Albania con Peace Corps. Estas experiencias, dice, le han enseñado que “la gente quiere aprender unos de otros”. La actitud de un misionero, agrega, debe ser aprender de la comunidad y ver cómo se puede servir. Ella aprecia el compromiso renovable de los Misioneros Laicos Maryknoll. “Nos da la oportunidad de quedarnos todo el tiempo que podamos ser útiles”, dice.

Susan Feeney, una abogada tributaria de Skillman, Nueva Jersey, vino a Maryknoll porque quería vivir su fe las 24 horas del día, los 7 días de la semana. “Equilibrar una carrera profesional con mi fe no siempre encajó”, dice ella. Durante una peregrinación a Tierra Santa, se comprometió con la misión. Un viaje de Friends Across Borders a Tanzania patrocinado por los Misioneros Laicos Maryknoll solidificó su compromiso. Durante la orientación, Feeney valoró particularmente la reflexión teológica pastoral, es decir, reflexionar sobre la vida a la luz de las Escrituras. También se sintió enriquecida al interactuar con otras 12 personas cuyas edades oscilaban entre los 23 y los 71 años.

A Tanzania

Allison (Andy) Perry de Millbrook, Alabama, se graduó de la universidad en el 2020. Estudió geografía cultural y ha tenido varias experiencias de servicio a corto plazo a nivel nacional e internacional. Buscando una experiencia misionera a largo plazo, se dirigió a los Misioneros Laicos Maryknoll. “Mi fe es realmente importante para mí, así que una organización basada en la fe es lo que estaba buscando”, dice Perry, quien se volvió católica en la universidad. En cuanto a servir como misionera durante la pandemia, dice: “El mundo necesita ayuda ahora más que nunca”.

Jaclyn Geyer de Tacoma, Washington, regresa a Tanzania, donde estudió durante cuatro meses como estudiante universitaria. “Siempre me han interesado las cosas en el extranjero”, dice, “y Maryknoll se cruzó en mi radar”. Convertida al catolicismo, Geyer valora a los Misioneros Laicos Maryknoll por brindarle la oportunidad de combinar el servicio a largo plazo con la fe.

Laurie Rumpf de Hopewell Junction, Nueva York, trabajó para los Misioneros Laicos Maryknoll recolectando donaciones del 2014 al 2016. Al participar en dos viajes de Friends Across Borders, dice: “Pude ver lo que hacen los misioneros. Quise ser como ellos y hacer el tipo de trabajo que ellos hacen”. Rumpf pensó en ser misionera desde la universidad, pero lo pospuso para casarse y formar una familia. Ahora que sus hijos son mayores, dice: “Por fin tengo la oportunidad de cumplir el sueño de mi vida”.

Imagen destacada: Nuevos Misioneros Laicos Maryknoll (de izquierda a derecha): Francis Wayne, Jaclyn Geyer, Liz Cunningham, Megan Hamilton, Laurie Rumpf, Louise Locke, Kathy Kang, Josh Wetmore, Susan Feeney, Bob Cunningham, Andy Perry, Hermana Deirdre Griffin y Victoria Arce. (Josh Wetmore/Estados Unidos)

Sobre la autora/or

Margaret Gaughan

Marge Gaughan trabajó en el equipo de la revista Maryknoll de 1988 al 2022, sirviendo primero como editora de corrección, luego asistente editora gerente y editora gerente desde 2000. Fue nombrada editora en 2019. Ex Hermana de la Divina Compasión, ella fue maestra de escuela y directora de educación religiosa.

Ediciones Archivadas