Por Rhina Guidos, Catholic News Service
WASHINGTON (CNS) — Después de que se le concediera una solución temporal para permanecer en los EE.UU. en 2012, Zuleyma Barajas no se imaginó estar frente al Capitolio de los EE.UU. 10 años después suplicando a legisladores que le otorguen a ella y a sus compañeros una vía hacia la ciudadanía.
Barajas creía que su futuro incluía la residencia permanente y luego la ciudadanía, después de que el presidente Barack Obama anunciara, mediante una orden ejecutiva del 15 de junio de 2012, que extendería las protecciones para los adultos jóvenes que, como ella, fueron traídos ilegalmente al país como menores de edad, a través de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia.
En ese entonces, el programa, comúnmente conocido como DACA, le dio esperanza de no ser deportada, permiso para pedir documentos para trabajar y conducir, y la esperanza de que el Congreso pronto encontraría una solución permanente. Obama lo anunció como una medida “provisional”.
“Esperaba que estuviéramos luchando por otra cause diferente”, dijo Barajas a Catholic News Service el 15 de junio frente al Capitolio de los EE.UU. y dijo que estaba “definitivamente frustrada” porque no había pasado absolutamente nada en 10 años.
Dijo que quería preguntar a los legisladores: “¿Qué es lo que necesitan escuchar? Hemos tomado las medidas necesarias”.
Sin embargo, en los 10 años que han pasado, un Congreso políticamente dividido no ha podido acordar un plan integral de inmigración, ni un proyecto de ley para ofrecer a los aproximadamente 760,000 beneficiarios de DACA un camino hacia la ciudadanía.
El obispo auxiliar Mario E. Dorsonville de Washington, presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU., dijo en el aniversario de DACA que en los años que han pasado “sus beneficiarios han llegado a ser conocidos por sus abundantes contribuciones a nuestra sociedad.”
“Pero después de una década de alivio temporal, la mayoría de los beneficiarios de DACA aún enfrentan incertidumbre sobre su futuro en este país, por no hablar de sus familias, incluidos cientos de miles de niños ciudadanos estadounidenses, empleadores y las comunidades que dependen de ellos”, dijo en un comunicado.
“Para aquellos que se enfrentan a esta realidad, la iglesia sigue comprometida a caminar con ustedes y ver cómo se remedia esta injusticia, promoviendo el plan de Dios”, dijo.
Si bien DACA “nunca fue una cura para los desafíos subyacentes” que enfrentan los beneficiarios, dijo Monseñor Dorsonville, “fue un paso bienvenido hacia el reconocimiento de su dignidad inherente y su potencial no realizado”.
El obispo auxiliar Mario E. Dorsonville de Washington, presidente del comité de migración de los obispos de EE.UU., se dirige al Subcomité Judicial de Inmigración y Ciudadanía de la Cámara de Representantes en Washington el 27 de febrero de 2020. (Foto de CNS/Tyler Orsburn)
“Solo el Congreso puede garantizar la plena integración de esta población. Por lo tanto, instamos a los legisladores a hacer de este momento el tan esperado punto de inflexión que conduzca a una solución permanente…uno de los muchos pasos para abordar un sistema de inmigración que necesita desesperadamente una reforma”, dijo Monseñor Dorsonville.
A través de Twitter, el presidente Joe Biden, quien fue vicepresidente durante la administración de Obama, dijo que DACA era “uno de nuestros logros más orgullosos”.
“En este décimo aniversario de DACA, celebramos el impacto transformador que ha tenido en cientos de miles de jóvenes. Es hora de que el Congreso lo haga permanente ahora”, dijo.
Fran Eskin-Royer, directora ejecutiva del Centro Nacional de Defensa de las Hermanas del Buen Pastor, hablando a favor de los beneficiarios de DACA, dijo en un comunicado de prensa del 15 de junio que era hora de “acabar con sus pesadillas; devolverles sus sueños”.
“Los hijos encarnan nuestra esperanza; nuestros sueños. Y los sueños encarnan el espíritu y la oportunidad que se encuentra en Estados Unidos. ¿Qué quiere decir de nosotros si les arrancamos los sueños a nuestros hijos?” preguntó.
La mayoría de los estadounidenses quieren que se queden en Estados Unidos, dijo.
En junio de 2020, una encuesta del Pew Research Center mostró que cerca de las tres cuartas partes de los adultos estadounidenses dijeron que estaban a favor de otorgar a los beneficiarios de DACA un estatus legal permanente.
Neil Bradley, vicepresidente ejecutivo y director de políticas de la Cámara de Comercio de EE.UU., dijo en un comunicado que era “escandaloso e inaceptable que después de una década de debate, los republicanos y los demócratas en el Congreso no hayan podido unirse y promulgar legislación” para protegerlos.
Grupos empresariales como American Business Immigration Coalition respaldaron el llamado de Bradley al exigir que el Congreso haga algo.
“Traídos aquí cuando eran niños, la gran mayoría de estos hombres y mujeres jóvenes no conocen otro hogar más que Estados Unidos”, dijo. “Han sido educados aquí y contribuyen a sus comunidades y los negocios donde trabajan. Algunos incluso han comenzado su propio negocio donde emplean a otros estadounidenses. Ese es el sueño americano”.
Imagen destacada: Manifestantes en San Diego demuestran su apoyo a DACA, el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia el 18 de junio de 2020. (Foto de CNS/Mike Blake, Reuters)