Reflexión Maryknoll: Busca primero el Reino de Dios

Tiempo de lectura: 3 minutos
Por: La Oficina de Asuntos Globales Maryknoll
Fecha de Publicación: Jul 29, 2022

Por la Hermana Claris Zwareva, M.M.
Domingo, 31 de julio de 2022
Eclesiastés 1:2; 2:21-23; Colosenses 3:1-5, 9-11; Lucas 12:13-21 

La Hermana Maryknoll Claris Zwareva reflexiona sobre el significado de “Sobre todo, busquen el Reino de Dios”.

A lo largo de la historia han abundado disputas por las posesiones materiales, especialmente por la tierra. Estas disputas, motivadas por el hambre insaciable de poder y posesiones, continúan causando daños a personas inocentes que se ven obligadas a huir de sus hogares y buscar refugio en tierras extranjeras.

Mientras escribo esta reflexión, gente de todas partes está sufriendo y muriendo por su patria. Es espantoso vivir en un mundo que valora más las cosas materiales que la vida humana.

La primera lectura de hoy del Libro de Eclesiastés se refiere a las cosas materiales como “vanidad de vanidades” (Ec 1,2; 2,21-23). La palabra hebrea para vanidad es hevel, que significa algo que se desvanece en el aire como un vapor o un soplo. Los bienes materiales utilizados correctamente permiten a la persona humana alcanzar el fin para el que fue creada: glorificar y honrar a Dios.

El mensaje general que me gustaría transmitir es este: “Sobre todo, busquen el Reino de Dios”. Me gustaría resaltar la importancia de reverenciar y vivir en armonía unos con otros, nuestros “parientes” y con la naturaleza, que se da para satisfacer las necesidades humanas y no sus deseos. Las lecturas de hoy son recordatorios de que la vida no depende de cuánta propiedad posee una persona, sino de si la persona usa los dones de Dios con sabiduría y cuidado.

Luego, el autor de Eclesiastés nos da un ejemplo de “quien se agota y pone en ello todo su talento, su ciencia y su habilidad, y tiene que dejárselo todo a otro que no lo trabajó. [cuando muera]”. Cuando alguien muere, las posesiones que ha acumulado quedan atrás, sin importar cuán apegados estuvieran a ellos.

En el Evangelio de Lucas, se le presenta a Jesús un ejemplo de esta situación. Alguien en la multitud lo interrumpió diciendo: “Dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo”. Jesús le dijo a la persona que él no era ni un “juez” ni un “árbitro”. En cambio, Jesús emitió una advertencia contra la codicia por las posesiones materiales. Dijo a la multitud: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.

Entonces Jesús les contó la historia del rico insensato que almacena su riqueza en graneros cada vez más grandes hasta su prematura muerte.
En la historia, Jesús pinta un cuadro de cómo es la avaricia, sus consecuencias y el resultado final de una vida dedicada a acumular posesiones materiales. El hombre rico que acumula su abundante cosecha está pensando en su futuro y no en el de nadie más. Pero Dios interrumpe su ensueño diciéndole: “‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’” (Lucas 12:13-21).

Simone Weil, la filósofa, activista y mística religiosa francesa dice: “Nada poseemos en el mundo, porque el azar puede quitárnoslo todo, salvo el poder de decir ‘yo’. Esto es lo que hay que entregar a Dios, o en otras palabras destruir” (Gravedad y Gracia, 71).

Sólo Dios puede dar la gracia de desprenderse de los bienes materiales e invertir en cosas que lleven a la plenitud de la vida, es decir, la vida en Dios. San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, cuya fiesta celebramos hoy, recibió tal gracia mientras estaba sentado en contemplación junto al río Cardoner. Allí, recibió una visión que le cambió la vida y que fortaleció y sostuvo la resolución de trabajar por el mayor honor y gloria de Dios. Renunció a todo por Dios y a su vez recibió la gracia de encontrar a Dios en todas las cosas. Su oración, el Sucipe, lo dice todo:

Toma, Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me basta. (Texto en inglés de Draw Me into Your Friendship, por David Fleming, S.J.)

Imagen destacada: Flores silvestres fotografiadas en Lake Creek Summit del Bosque Nacional Uinta-Wasatch-Cache en Utah. La Hermana Maryknoll Claris Zwareva anima a los lectores a buscar el “Reino” de Dios en relación con los demás y con la naturaleza, en lugar de una ganancia material excesiva. (Servicio Forestal de EE. UU., Wikimedia Commons)

Sobre la autora/or

La Oficina de Asuntos Globales Maryknoll

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