Devolviendo la Vida a las Víctimas de Tráfico de Personas

Tiempo de lectura: 6 minutos
Por: Mary Ellen Manz, M.M.
Fecha de Publicación: Sep 1, 2022

Hermana Maryknoll en Asia lidera a religiosas en la lucha contra la trata de personas.

En el Evangelio de San Marcos, Jesús tomó la mano de una niña que había muerto y le dijo en arameo: “Talitá Kum”, “Niña… levántate”. Se puso de pie, caminó y comió, completamente devuelta a la vida (5,41).

Estas palabras dan sentido al ministerio de la Hermana Maryknoll Aurea (Abby) Avelino, de 56 años de edad, quien reside en Japón y coordina las redes de Talitha Kum en toda Asia, para acabar con la trata de personas. [Nota de los editores: en un comunicado de prensa del 9 de septiembre de 2022, Talitha Kum anunció que la hermana Avelino aceptó servir como su nueva coordinadora internacional].

La hermana Avelino dice que sus propias experiencias la prepararon para ministrar a aquellos que dejaron su hogar en busca de una vida mejor. “Mientras camino y empatizo con ellos, puedo reflejarme en ellos como migrantes en tierras extranjeras”, dice. “Nací y crecí en Filipinas; y después mi familia emigró a Estados Unidos”.

El camino vocacional de la misionera comenzó en California. Avelino obtuvo una licenciatura en ingeniería mecánica y trabajó durante 15 años como ingeniera, mientras se sentía cada vez más atraída a la vida religiosa. Se unió al Capítulo de Afiliados Maryknoll de Los Ángeles y conoció a las Hermanas Maryknoll al visitar su casa de retiro en Monrovia, California. “Me atrajo la actitud humilde y con los pies sobre la tierra del servicio de las hermanas en la misión”, dice. Ingresó a la congregación en el 2006.

La hermana Avelino fue enviada a Japón donde asistió a una escuela de idiomas y posteriormente empezó a trabajar en el ministerio pastoral, donde con frecuencia acompañaba a las comunidades de inmigrantes. “Trabajo con personas que van de un lado a otro”, dice.

En el 2011, un terremoto provocó un tsunami que causó un desastre nuclear en la planta de energía de Fukushima Daiichi. La hermana Avelino brindó ayuda a inmigrantes filipinas que fueron evacuadas a Tokio. Esa experiencia, que ella recuerda como “una verdadera respuesta misionera de acompañar a mujeres y niños en medio de una catástrofe”, confirmó su vocación. Llamada a dedicar su vida al servicio, hermana Avelino regresó al Centro de las Hermanas Maryknoll en Estados Unidos para un programa de reflexión de seis meses antes de tomar los votos perpetuos en el 2014.

El trabajo misionero transcultural de la congregación es clave, dijo la difunta hermana Janice McLaughlin, quien en ese entonces era la presidenta de las Hermanas Maryknoll. Señaló que atrae a nuevas mujeres, como la hermana Abby, “dispuestas a separarse, a dejar sus hogares, su propia cultura, aprender otro idioma e insertarse y vivir simplemente con el pueblo”.

Al regresar a Japón, la hermana Avelino continuó con su función, como hermana a cargo de la Iglesia San Ignacio en Tokio. Esta parroquia multicultural, en la que trabajó por siete años, ofrece servicios en seis idiomas además del japonés.

Ella también se unió a la Hermana Maryknoll Margaret Lacson en Kawasaki en el Centro de Empoderamiento de Mujeres Migrantes de Kalakasan. Desde el 2002, el centro ha respondido a las necesidades de las mujeres migrantes que han sido víctimas de violencia doméstica o han sido explotadas de diferentes maneras.

A través de estas experiencias misioneras, la hermana Avelino se dio cuenta de un problema oculto dentro de las comunidades migrantes: la trata de personas.

En el Centro de las Hermanas Maryknoll, la hermana Avelino sonríe mientras el difunto Padre Maryknoll Jack Sullivan firma los documentos de sus votos perpetuos el 2014. (CNS, Gregory A. Shemitz/EE.UU.)

En el Centro de las Hermanas Maryknoll, la hermana Avelino sonríe mientras el difunto Padre Maryknoll Jack Sullivan firma los documentos de sus votos perpetuos el 2014. (CNS, Gregory A. Shemitz/EE.UU.)

La hermana Avelino acompaña a mujeres y niños en el Centro de Empoderamiento de Mujeres Migrantes de Kalakasan en Kawasaki, fundado en el 2002. (Peter Saunders/Japón)

La hermana Avelino acompaña a mujeres y niños en el Centro de Empoderamiento de Mujeres Migrantes de Kalakasan en Kawasaki, fundado en el 2002. (Peter Saunders/Japón)

Ella conoció a muchas mujeres y hombres de diferentes partes de Asia y África que fueron engañados por traficantes, “especialmente las mujeres”, dice. “Se les promete, ‘vas a trabajar en esto’, pero terminan haciendo cosas diferentes a las que esperaban”.

A nivel mundial, las mujeres y niñas son las más vulnerables; según Naciones Unidas, el 70% de las víctimas de trata son mujeres y más de dos tercios son menores de 30 años.

La hermana Avelino sintió la llamada a estar en primera línea para luchar contra la trata de personas. “Esos encuentros desencadenaron algo en mi corazón que me motivó a involucrarme en este ministerio”, dice ella.

Ella asistió a un curso de capacitación en liderazgo de Talitha Kum. “Me hizo reflexionar sobre lo que había estado haciendo como ministra pastoral en Japón, particularmente con mujeres que son víctimas de violencia doméstica, abuso y trata de personas”, dice. “Escucho sus historias, sus caminos, sus luchas en tierras extranjeras. Sus historias son sagradas”.

La red internacional Talitha Kum, formalmente llamada Red Internacional de la Vida Consagrada contra la Trata de Personas, fue establecida en el 2009 por la Unión Internacional de Superioras Generales en Roma. Desde entonces, la red ha reclutado a más de 6.000 hermanas religiosas en 94 países para ayudar a las personas que están en riesgo, están atrapadas o recuperándose de la trata de personas.

La hermana Avelino (abajo a la izquierda) se une a los socios, miembros y personal de Kalakasan para crear conciencia sobre el problema de la trata de personas. (Cortesía de Abby Avelino/Japón)

La hermana Avelino (abajo a la izquierda) se une a los socios, miembros y personal de Kalakasan para crear conciencia sobre el problema de la trata de personas. (Cortesía de Abby Avelino/Japón)

La hermana Avelino cumple funciones como coordinadora de Talitha Kum Japón. Dicha red japonesa aboga por los derechos de los migrantes y refugiados, dice, y sus miembros brindan asesoramiento, consultas legales, refugio para víctimas y sobrevivientes de la trata de personas.

“No trabajamos solas”, agrega. Su red mantiene estrechos vínculos con la conferencia episcopal de Japón, las asociaciones nacionales de religiosos y religiosas, y con organizaciones no gubernamentales y sin fines de lucro.

En el 2021, se le pidió a la hermana Avelino que coordinara Talitha Kum en toda Asia, el continente con los incidentes de esclavitud moderna más altos del mundo.

De los 40 millones de personas que se estima son objeto de trata en todo el mundo, según el Fondo Monetario Internacional, dos tercios (25 millones de personas) se encuentran en Asia oriental y el Pacífico.

Al aceptar esta abrumadora tarea, la hermana Avelino dijo: “Es un honor y una oportunidad para mí trabajar en colaboración más amplia con las 16 redes de Talitha Kum Asia”.

Una necesidad común en todo el continente es el desarrollo de capacidades: aprender a identificar, acompañar a las víctimas y a las personas en riesgo. Estos esfuerzos son más importantes que nunca, dice la hermana Avelino, ya que la inestabilidad económica causada por el COVID-19 ha hecho que las personas sean más vulnerables a la trata. Usando tecnología virtual, se lanzó un seminario web mensual, con un promedio de 250 participantes. El año pasado, también se llevaron a cabo capacitaciones para nuevos miembros de Talitha Kum, y se entrenó a aproximadamente 200 personas en siete países, incluidos Vietnam, Camboya y Bangladesh.

Al educar a las personas en los países de origen sobre los peligros que pueden enfrentar, los miembros de Talitha Kum esperan disminuir los incidentes de abuso en los países de destino. “Reforzamos nuestra colaboración entre los países de origen y los países de destino” como Japón, Corea y Taiwán, explica la hermana Avelino.

Ella está particularmente entusiasmada con el programa Embajadores de la Juventud de Talitha Kum. “Hemos capacitado a 26 jóvenes, mujeres y hombres, de 19 a 30 años de edad, en 10 países de Asia para que sean jóvenes embajadores contra la trata de personas entre niños, jóvenes y jóvenes adultos a niveles de base”, dice.

“Implementaron actividades de concientización, tanto en persona como en línea, visitando iglesias, escuelas, orfanatos y pueblos remotos”, continúa. Su uso de las plataformas de redes sociales da visibilidad a Talitha Kum y su misión.

En la historia del Evangelio, Jesús dice que la niña “no está muerta, sino que duerme”. El sitio web de Talitha Kum afirma: “La expresión ‘talitá kum’… despierta el profundo deseo de dignidad y vida que puede estar dormido y herido por las muchas formas de explotación”.

La hermana Avelino dice que continuará el trabajo de “empoderarse mutuamente, para dar esperanza, fuerza y dignidad a todos, especialmente a las mujeres y los niños más vulnerables”.

Esta historia se actualizó para reflejar el nuevo cargo de la hermana Avelino como coordinadora internacional de las redes de Talitha Kum en todo el mundo.

La hermana Avelino (abajo a la izquierda) se une a los socios, miembros y personal de Kalakasan para crear conciencia sobre el problema de la trata de personas.

Sobre la autora/or

Mary Ellen Manz, M.M.

La Hermana Maryknoll Mary Ellen Manz de Jamaica, Nueva York, ingresó a la Congregación de las Hermanas Maryknoll en 1950 después de graduarse de The Mary Louis Academy. Sirvió 20 años como misionera en Chile y 25 años en el sur de Sudán. Ella es el enlace de las Hermanas con las revistas MISIONEROS y MARYKNOLL y ha escrito muchos artículos sobre las Hermanas para nuestras publicaciones.

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