Hermana Maryknoll ayuda a pueblos tribales de Nuevo México a lidiar con el legado de uranio

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: Servicio Católico de Noticias (CNS)
Fecha de Publicación: Sep 28, 2022

Por Mark Pattison, Catholic News Service

WASHINGTON (CNS) — Cuando fue asignada a Nuevo México hace 26 años después de pasar 33 años ministrando en Asia, la Hermana Maryknoll Rose Marie Cecchini nunca esperó pasar gran parte de su ministerio, y durante un período tan largo, ayudando a los pueblos tribales del estado a lidiar con las consecuencias de la minería de uranio.

Pero ella fue entrenada para escuchar. Y cuando llegó a la “Tierra del Encanto (como Nuevo México es conocido)”, escuchó muchas quejas.

“Cuando llegué a la diócesis, me di cuenta que tenía que aprender mucho, tanto como lo que tuve que aprender sobre los pueblos de Asia”, dijo la hermana Cecchini.

Al iniciar su trabajo en la Oficina de Paz, Justicia y Creación con Caridades Católicas para la Diócesis de Gallup, cuyas 55.000 millas cuadradas incluyen partes de Arizona, realizó sesiones de escucha. “Tomó tres años completarlas”, dijo.

Así es como la hermana Cecchini se enteró del legado de la minería de uranio en Nuevo México.

“(La minería de) uranio despegó durante las décadas de 1940 y 1950, la cual culminó en el desarrollo de la bomba atómica y los escenarios de la Guerra Fría”, dijo la hermana Cecchini a Catholic News Service en una entrevista telefónica el 21 de septiembre desde Gallup. “Nuevo México fue la fuente de la mitad del uranio”.

Ella dijo que hubo “minería y fundición irresponsables, cientos de minas sin remediación ni limpieza, que continúan contaminando el suelo, el aire y el agua. … Las enfermedades relacionadas con la radiación y el cáncer, todo esto caló mi conciencia”.

La hermana Cecchini encontró una conexión con su ministerio en Asia.

“En Japón, estuve muy al tanto de la respuesta de la Iglesia a los sobrevivientes de la bomba atómica. Vi el reverso de todo el ciclo nuclear”, dijo. “Eso es lo que me llevó a forjar relaciones con grupos y organizaciones indígenas y ambientales, y al mismo tiempo, con otros grupos con propósitos similares y organizaciones cristianas, siendo más consciente de todos estos problemas contemporáneos con los que lidiamos”.

La hermana Cecchini trabaja con New Mexico Interfaith Power and Light, cuya directora ejecutiva es la Hermana Franciscana Joan Brown.

 

After World Mission Sunday Mass at St. Ferdinand Church, pastor Father Jason Torba and Cardinal Blase Cupich greet the congregation, including all those who do mission in Chicago. (Julie Jaidinger, Chicago Catholic/U.S.)

La hermana Maryknoll Rose Marie Cecchini en Church Rock, Nuevo México, en la conmemoración anual del derrame radioactivo del 16 de julio de 1979 en esta foto sin fecha. (Foto CNS/Hermanas Maryknoll)

“Esta tarde, por ejemplo, tendré una conversación con Gallup Solar, iniciada hace 14 años”, agregó. “Estamos muy preocupados por los desafíos ambientales. Sobre la industria de los combustibles fósiles y la industria nuclear que atacan la tierra y sus recursos”.

Ella resumió ejemplos tanto de lo malo como de lo bueno.

Lo malo: “Tenemos la nube de gas metano más grande que se cierne sobre las Cuatro Esquinas (región del del suroeste de Estados Unidos)”, dijo la hermana Cecchini. “Eso se debe a la perforación de petróleo y gas y la falta de supervisión de la liberación de metano que está contribuyendo a la crisis climática”.

Lo bueno: “Nuevo México es uno de los lugares ideales, el segundo más ideal en Estados Unidos, para la energía solar. Quisimos enfocarnos especialmente en la realidad de que muchos de los navajos, algo así como 14.000 hogares, no tienen acceso a la electricidad. Están a millas de la línea eléctrica más cercana, y cuesta $1.000 por milla llevar una línea eléctrica a tu hogar”.

Lenta pero segura, la hermana Cecchini y sus muchos aliados están reduciendo la falta de acceso a la energía eléctrica que cientos de millones de estadounidenses pasan por alto.

“Tenemos un programa de capacitación para el quinto año donde capacitamos a 10 hombres y mujeres nativos americanos en los conceptos básicos de la energía solar. Tenemos un sistema de 12 voltios y 200 vatios”, le dijo a CNS. “Se les enseñan todos los componentes y la potencialidad de la energía y las medidas de seguridad, etc.”.

Pero durante la pandemia, “no pudimos reunirnos en persona”, señaló.

Cada año, los 10 candidatos elegidos para el programa “reciben un iPad con todas las lecciones, conceptos básicos en energía solar”, dijo. “Cada dos semanas tenemos una conferencia telefónica con los estudiantes para responder a sus preguntas”.

“Cuando terminan las sesiones curriculares que tienen individualmente, aprenden a conectar los componentes y toman la unidad (solar). E identifican si ellos mismos recibirán el sistema si no tienen electricidad o si tienen un pariente o amigo que vive en la reserva y lo instalarán en su casa’, continuó la hermana Cecchini.

Un técnico solar supervisa al candidato que está completando el programa instalando la unidad en una casa en particular en tierra navajo, dijo.

“Se les requiere que tomen fotos y videos sobre lo que se instaló y cómo fue la experiencia y cómo responde la familia a ella, y qué electrodomésticos tienen ahora que antes no tenían”.

La hermana Cecchini dice que los nativos lo llaman “soberanía energética”.

Ahora de 88 años, la hermana Cecchini dijo que piensa en su orientación Maryknoll “desde el principio”.

“Creo que es la voluntad de ir más allá de las fronteras, de tener ese corazón de amor, porque estamos energizados por el amor de Dios que fluye a través de toda la creación y de todas las personas”, dijo.

“Atravesar las divisiones generadas y los límites raciales, de alguna manera, todo eso necesita ser nuestro terreno misionero. Mantiene todo eso como algo común a nuestra vocación”.

La hermana Cecchini agregó: “Cuando llegué (a Nuevo México) en el 96, había unas cinco hermanas Maryknoll, así que soy la última sobreviviente de las mohicanas. Pero ha sido un regalo glorioso y maravilloso. Nunca podré agradecerle lo suficiente a Dios”

Imagen destacada: La hermana Maryknoll Rose Marie Cecchini en Church Rock, Nuevo México, en la conmemoración anual del derrame radioactivo del 16 de julio de 1979 en esta foto sin fecha. Es el sitio del derrame radiactivo más grande de la nación, que aún afecta a los que viven cerca. (Foto CNS/Hermanas Maryknoll)

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