Por la Hermana Leonor Montiel, M.M.
Domingo, 2 de octubre del 2022
Habacuc 1:2-3; 2:2-4; Salmo 95:1-2, 6-7, 8-9; 2 Timoteo 1:6-8, 13-14; Lucas 17:5-10
La Hermana Maryknoll Leonor Montiel reflexiona sobre la invitación de Dios para hacer realidad la visión de amor y vida plena de nuestro Creador para todos.
La primera lectura y el Evangelio del vigésimo séptimo domingo del tiempo ordinario nos dejan entrever la realidad del pueblo en ese momento. La primera lectura menciona la violencia, la destrucción, la discordia, la lucha y la miseria. El Evangelio describe un mundo de sirvientes y amos en sus lugares adecuados.
Es una realidad bastante similar a la realidad de nuestro mundo actual. No es un mundo en el que amamos al prójimo como a nosotros mismos, como nos mandó Jesús, ni es un mundo en el que todos tienen una vida en plenitud, como él prometió.
En la primera lectura, el autor lamenta que Dios no escucha su clamor e interviene. En el Evangelio, los apóstoles le piden a Jesús que aumente su fe.
En ambas lecturas, la respuesta de Dios y Jesús no es una varita mágica que hará que todo esté bien. En cambio, Dios invita al pueblo a participar en la creación de un mundo nuevo. La gente está invitada a escribir la visión y tener fe porque la visión seguramente vendrá.
Esta invitación hoy es verdadera para nosotros. Estamos siendo invitados por Dios para escribir la visión. ¿Cómo escribiríamos la visión? ¿Estaría nuestra visión en sintonía con la visión de Dios para nosotros? ¿Cuál es la visión de Dios para nosotros, para nuestro mundo? Sencillamente, un mundo donde todos tengan la vida en plenitud, donde nos amemos los unos a los otros como Dios nos ha amado.
La narración de Jesús del siervo y el amo en el Evangelio suena dura, y se requiere que el siervo haga solo lo que se le ordena. Sin embargo, si se toma en el contexto de seguir el mandamiento de Jesús de “amaos unos a otros como yo os he amado” y “amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos”, entonces nuestro mundo vivirá provechosamente en el amor.
Las lecturas nos invitan a tener fe, hacer nuestra la visión de Dios y con Dios, vivir hacia la realización de esa visión, un mundo de amor y vida en plenitud para toda la creación.
Imagen destacada: : La Hermana Maryknoll Leonor Montiel (bluza azul) sostiene a un bebé de una familia en Camboya. (Sean Sprague/Camboya)
