Papa recuerda en funeral la “sabiduría, ternura y devoción” de Benedicto XVI

Tiempo de lectura: 7 minutos
Por: Servicio Católico de Noticias (CNS)
Fecha de Publicación: Ene 5, 2023

Por Carol Glatz, Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – El Papa Benedicto XVI “difundió y testificó” el Evangelio durante toda su vida, dijo el Papa Francisco a decenas de miles de personas reunidas el 5 de enero para la Misa del funeral de su predecesor.

“Como las mujeres del Evangelio en el sepulcro, estamos aquí con el perfume de la gratitud y el ungüento de la esperanza, para demostrarle, una vez más, ese amor que no se pierde; queremos hacerlo con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega que él supo esparcir a lo largo de los años”, dijo el Papa Francisco en su homilía.

La Misa en la Plaza de San Pedro fue la primera vez en más de 200 años que un papa celebró el funeral de su predecesor. El Papa Pío VII había celebrado el funeral de Pío VI en 1802 cuando sus restos fueron devueltos a Roma después de su muerte en el exilio en Francia en 1799.

El Papa Benedicto, que se había jubilado en 2013, había pedido que su funeral fuera sencillo; los únicos jefes de Estado invitados a encabezar delegaciones fueron los de Italia y su Alemania natal.

Sin embargo, asistieron muchos dignatarios, incluida la reina Sofía de España y el rey Felipe de Bélgica, y presidentes y ministros de gobierno que representaban a más de una docena de naciones, al igual que la mayoría de los embajadores ante la Santa Sede.

Miembros del Colegio Cardenalicio se sentaron a un lado del ataúd, mientras que, al otro lado, se sentaron invitados especiales, incluidos los colaboradores más cercanos del difunto papa y representantes de las comunidades ortodoxas, ortodoxas orientales, anglicanas, protestantes y evangélicas estadounidenses. Organizaciones judías y musulmanas también enviaron delegaciones.

El Papa Francisco presidió la Misa y el Cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, fue el celebrante principal en el altar. Concelebraron alrededor de 120 cardenales, 400 obispos y 3,700 sacerdotes. Más de 1,000 periodistas, fotógrafos y camarógrafos de todo el mundo se acreditaron para cubrir el funeral en la Plaza de San Pedro.

Se estima que 50,000 personas llenaron la plaza para la Misa, y varios visitantes le dijeron a Catholic News Service que la seguridad estaba confiscando pancartas y banderas al entrar. De las pocas banderas y pancartas que pasaron la seguridad, había una tela blanca con “Santo Subito” (“Santidad ahora”) escrito en rojo y un “Gracias, Papa Benedicto” escrito en azul claro en alemán.

Así como el Papa Benedicto dedicó su pontificado a dirigir el enfoque de los fieles a la persona de Cristo, el Papa Francisco dedicó su homilía a la devoción amorosa de Cristo y al testimonio del sufrimiento como la “invitación y el programa de vida que inspira”, en lugar de un resumen de la vida de su predecesor.

El Papa Francisco habló de la devoción agradecida, orante y sostenida de Jesús a la voluntad de Dios y de cómo las últimas palabras de Jesús en la cruz, “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, resumieron toda su vida, “un continuo entregarse en las manos de su Padre”.

“Manos de perdón y de compasión, de curación y de misericordia, manos de unción y bendición que lo impulsaron a entregarse también en las manos de sus hermano”, dijo.

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, dijo el papa, es el plan de vida que Jesús silenciosamente invita e inspira a seguir.

El Papa Francisco toca el ataúd del Papa Benedicto XVI al final de su Misa fúnebre en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 5 de enero de 2023. (Foto CNS/Vatican Media)

Sin embargo, dijo, el camino requiere una devoción sostenida y en oración que se “que se forja y acrisola silenciosamente entre las encrucijadas y contradicciones que el pastor debe afrontar y la confiada invitación a apacentar el rebaño”.

“Como el Maestro, lleva sobre sus hombros el cansancio de la intercesión y el desgaste de la unción por su pueblo, especialmente allí donde la bondad está en lucha y sus hermanos ven peligrar su dignidad”, dijo el papa.

“El Señor va gestando esa mansedumbre capaz de comprender, recibir, esperar y apostar más allá de las incomprensiones que esto puede generar. Fecundidad invisible e inaferrable, que nace de saber en qué manos se ha puesto la confianza”, dijo.

“Apacentar quiere decir amar, y amar quiere decir también estar dispuestos a sufrir. Amar significa dar el verdadero bien a las ovejas, el alimento de la verdad de Dios, de la palabra de Dios; el alimento de su presencia”, dijo el Papa Francisco, citando la homilía de su predecesor marcando el inicio de su pontificado el 24 de abril de 2005.

“Aferrados a las últimas palabras del Señor y al testimonio que marcó su vida, también nosotros, como comunidad eclesial, queremos seguir sus huellas y confiar a nuestro hermano en las manos del Padre”, dijo sobre el Papa Benedicto. “Que esas manos misericordiosas encuentren su lámpara encendida con el aceite del Evangelio que él esparció y testimonió durante su vida”.

“El Pueblo fiel de Dios que, reunido, acompaña y confía la vida de quien fuera su pastor”, dijo el papa. “Queremos decir juntos: ‘Padre, en tus manos encomendamos su espíritu'”.

“Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz”, concluyó, mientras la multitud rezaba en silencio.

Entre las personas de la multitud se encontraba Georg Bruckmaier, quien viajó casi 10 horas en automóvil para asistir al funeral desde su hogar en Bavaria, no muy lejos de donde nació el difunto papa.

Con una bandera bávara en la espalda, le dijo a CNS: “Hoy hay muchos bávaros aquí, he visto a gente que conozco de la universidad. Quería estar aquí por el ambiente”.

“La gente se sentía muy cercana a él, porque es bávaro, por lo que es un gran evento estar aquí”, dijo Bruckmaier, y agregó que poder presentar sus últimos respetos ante los restos del papa en la Basílica de San Pedro, “es una cosa diferente a verlo en la televisión. Es algo que no olvidaré en toda mi vida”.

Fiona-Louise Devlin le dijo a CNS que ella y sus acompañantes llevaban bufandas de la visita del difunto papa a Escocia en 2010. Dijo que viajaron a Roma desde Escocia específicamente para el funeral y reservaron su vuelo el día que falleció el papa.

Cardenales y obispos asisten a la Misa fúnebre del Papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 5 de enero de 2023. (Foto CNS/Vatican Media)

“Él es el papa de nuestra generación. Tal como tanta gente dice que Juan Pablo II era su papa, él era el mío. He viajado por todo el mundo para ir a celebraciones de las que ha sido parte, así que quería estar aquí por esto”, dijo.

Al comenzar el día, la espesa niebla matutina que oscurecía la cúpula comenzó a disiparse lentamente cuando 12 laicos salieron de la basílica con el ataúd del papa. La multitud aplaudió cuando trajeron el ataúd de ciprés a la plaza y lo colocaron ante el altar.

El maestro de ceremonias litúrgicas del papa, Mons. Diego Giovanni Ravelli y el Arzobispo Georg Gänswein, quien fue el secretario personal del difunto papa durante mucho tiempo, colocaron juntos un Libro de los Evangelios abierto sobre el ataúd. El sencillo ataúd estaba decorado con su escudo de armas como arzobispo de Munich y Freising, Alemania, que representa una concha, un moro y un oso cargado con una mochila a la espalda.

Las lecturas de la Biblia en la Misa fueron en español, inglés e italiano, y las oraciones de los fieles en la Misa fueron recitadas en alemán, francés, árabe, portugués e italiano.

Las oraciones incluyeron peticiones por el “Papa Emérito Benedicto, que se durmió en el Señor: que el Pastor eterno lo reciba en su reino de luz y paz”, seguido de una oración “por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, y por todos los pastores de la Iglesia: que anuncien sin miedo, en palabra y obra, la victoria de Cristo sobre el mal y la muerte”.

Las otras oraciones fueron por la justicia y la paz en el mundo, por los que sufren pobreza y otras formas de necesidad, y por los reunidos en el funeral.

En el funeral del papa, como cualquier funeral católico, la Comunión fue seguida por la “oración final y la despedida”, pidiendo que “el Papa Emérito Benedicto” sea liberado de la muerte y “pueda cantar alabanzas a Dios en la Jerusalén celestial”.

El Papa Francisco pidió a Dios que se apiadara de su predecesor, que fue “un intrépido predicador de tu palabra y un fiel ministro de los misterios divinos”.

Si bien el funeral se basó en el modelo de un funeral papal, faltaban dos elementos clave que normalmente forman parte de un funeral papal después de la oración de despedida: no hubo oraciones ofrecidas por representantes de la Diócesis de Roma y de las Iglesias Católicas Orientales, ya que esas oraciones son específicas a la muerte de un papa reinante, que es obispo de la Diócesis de Roma y está en comunión con los líderes de las iglesias de rito oriental.

Una campana tocó solemnemente y la asamblea aplaudió durante varios minutos, con algunos cantando “Benedetto”, mientras los portadores del féretro llevaban el ataúd hacia la Basílica de San Pedro.

El Papa Francisco bendijo el ataúd y puso su mano derecha sobre él en oración, luego se inclinó levemente en reverencia antes de que fuera llevado adentro para un entierro privado en la gruta de la Basílica de San Pedro, en la misma tumba que contenía los restos de San Juan Pablo II antes de su beatificación.

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Justin McLellan contribuyó a este artículo desde el Vaticano.

Imagen destacada: El Papa Francisco preside la Misa fúnebre del Papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 5 de enero de 2023. (Foto CNS/Vatican Media)

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