Por Cindy Wooden, Catholic News Service
KINSHASA, Congo (CNS) — La gente del Congo es más preciosa que cualquiera de las gemas o minerales que se encuentran en la tierra bajo sus pies, sin embargo, han sido masacrados por belicistas y explotados por buscadores de minerales preciosos, dijo el Papa Francisco.
“Este país, tan inmenso y lleno de vida, este diafragma de África, golpeado por la violencia como un golpe en el estómago, parece desde hace tiempo estar sin aliento”, dijo el papa el 31 de enero en una reunión con el presidente del Congo Felix Tshisekedi, otros líderes gubernamentales y políticos, diplomáticos y representantes de la sociedad civil.
La pobreza, el desplazamiento interno, crimen y violencia plagan al pueblo congolés. Las Naciones Unidas y organizaciones de recursos humanos dicen que más de 100 grupos armados operan en el país, sembrando terror — especialmente en el este.
Sin embargo, según el reporte del Departamento de Estado de EE.UU. sobre el país para África, “la estabilidad y la seguridad regionales dependen de una paz duradera” en el Congo, “el país más grande de África subsahariana”, que limita con otras nueve naciones y alberga diamantes y grandes cantidades de reservas de minerales. También tiene la población católica más grande de África y tiene la sexta mayor cantidad de católicos de cualquier nación después de Brasil, México, Filipinas, Estados Unidos e Italia.
Decenas de miles de personas se ubicaron en las calles desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad, vitoreando mientras el pontífice pasaba en el papamóvil. Muchos niños y adolescentes vestían sus uniformes escolares, los feligreses portaban con orgullo pancartas dando la bienvenida al papa en nombre de sus comunidades y muchas de las mujeres vestían vestidos de algodón de colores brillantes con imágenes del papa.
Hablando a varios cientos de líderes en el jardín del Palais de la Nation, su residencia oficial, el presidente Tshisekedi le dijo al papa que la acogida y la armonía que habían caracterizado al Congo durante siglos, en los últimos 30 años, “se han visto socavadas por los enemigos de paz, así como grupos terroristas, principalmente de países vecinos”.
“En efecto”, le dijo al papa, con “la inacción y el silencio de la comunidad internacional, más de 10 millones de personas han perdido la vida atrozmente. Mujeres inocentes, incluso embarazadas, son violadas y destripadas, jóvenes y los niños son degollados, las familias, los ancianos y los niños son condenados a un cansancio y agotamiento con valentía, deambulando lejos de sus hogares en busca de la paz por las atrocidades cometidas por estos terroristas al servicio de intereses extranjeros”, que quieren explotar los recursos naturales de los países.
El Papa Francisco, respondiendo al presidente, agregó que el Congo está sufriendo un “genocidio olvidado”, uno que el mundo debe reconocer.
Volviendo a su texto preparado, el papa eligió los diamantes como imagen clave en su primer discurso en el Congo, insistiendo en que “todos ustedes, son infinitamente más valiosos que cualquier bien que pueda brotar de este suelo fértil”.
En un discurso frecuentemente interrumpido por aplausos y gritos de “Amén”, el Papa Francisco instó al pueblo congolés a exigir el respeto que se merece; y suplicó a los líderes políticos del país que coloquen el bien común por encima de la codicia y el ansia de poder; y rogó a la comunidad internacional que ayude al Congo, no que lo saquee.
“Los diamantes, que por lo general son raros, aquí abundan”, dijo.
“Si esto es cierto respecto a las riquezas materiales ocultas bajo la tierra, lo es mucho más en referencia a las riquezas espirituales contenidas en los corazones”, dijo. “Y es precisamente a partir de los corazones que la paz y el desarrollo siguen siendo posibles porque, con la ayuda de Dios, los seres humanos son capaces de justicia y perdón, de concordia y reconciliación, de compromiso y perseverancia en el aprovechamiento de los talentos que han recibido”.
Cada persona en el Congo tiene un papel que desempeñar, insistió el Papa Francisco.
“Que la violencia y el odio no tengan ya cabida en el corazón ni en los labios de nadie, porque son sentimientos antihumanos y anticristianos que paralizan el desarrollo y hacen retroceder, hacia un pasado oscuro”, dijo.
Haciendo referencia tanto a la pérdida de vidas como al término para los diamantes extraídos para financiar conflictos, el papa dijo que “El veneno de la avaricia ha ensangrentado sus diamantes (del Congo)”.
El mundo desarrollado, dijo, “suele cerrar los ojos, los oídos y la boca” ante la tragedia que ocurre en el Congo mientras compra con avidez el mineral coltán, que es utilizado en los teléfonos móviles, y otros recursos naturales del país.
“No toquen la República Democrática del Congo, no toquen el África”, insistió el Papa Francisco entre aplausos y ovaciones de la gente puestos en pie. “Dejen de asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear”.
Al mismo tiempo, el Papa no dejó escapar a los congoleses, especialmente a aquellos que promueven a miembros de su propia etnia o partido político en detrimento de sus vecinos, alimentando espirales de odio y violencia”.
“Hablando de química, es interesante ver que los diamantes están compuestos por simples átomos de carbono que, sin embargo, cuando se unen entre sí de modo diferente, conforman el grafito. En la práctica, la diferencia entre el brillo de un diamante y la opacidad del grafito viene dada por la forma en que cada átomo está dispuesto dentro del retículo cristalino”, dijo. “La voluntad o no de ayudarse mutuamente, de reconciliarse y empezar de nuevo marca la diferencia entre la oscuridad del conflicto y un futuro brillante de paz y prosperidad”.
Los diferentes grupos étnicos o tradiciones culturales no crean tensión automáticamente, sino que depende de las personas y de la forma en que elijan vivir juntos, expresó el papa. “La voluntad o no de ayudarse mutuamente, de reconciliarse y empezar de nuevo marca la diferencia entre la oscuridad del conflicto y un futuro brillante de paz y prosperidad”.
El Papa Francisco también pidió un mayor respeto por el medio ambiente, incluida la selva tropical del Congo, la segunda en tamaño después de la Amazonía. El papa la llamó “uno de los grandes pulmones verdes del mundo”.
Pero, dijo, los esfuerzos para protegerla deben llevarse a cabo en cooperación con las personas que viven allí y dependen de ella para su sustento.
Imagen destacada: El papa Francisco y el presidente congoleño Félix Tshisekedi (con chaqueta azul) se van después de una reunión con autoridades y miembros del cuerpo diplomático en el jardín del Palacio de la Nación en Kinshasa, Congo, el 31 de enero de 2023. (Foto CNS/Paul Haring)