Un sacerdote Maryknoll en Sudán del Sur acompaña a los desplazados por la guerra a reunirse con el pontífice en visita.
Por Michael Bassano, M.M.
No se puede expresar adecuadamente en palabras la experiencia memorable que fue ver al Papa Francisco el pasado fin de semana.
Comenzó en la mañana del viernes 3 de febrero, cuando fui al aeropuerto de Juba para saludar a los 50 desplazados internos invitados a participar en la visita papal a Sudán del Sur.
Debido a que vivo y trabajo en un campamento de desplazados internos en las afueras de la ciudad de Malakal, formé parte del equipo de bienvenida a la delegación de 25 personas del campamento de Malakal y 25 personas del campamento de Bentiu. Luego elegimos a cuatro de ellos para participar en una entrevista con un miembro del personal de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Los cuatro hombres y mujeres, Thai y Elizabeth del campamento de Bentiu y Jokino y Teresa del campamento de Malakal, hablaron de corazón sobre la realidad que viven en los campamentos y sus esperanzas para el futuro.
A la mañana siguiente, hubo una reunión con el Papa Francisco en la Catedral de Santa Teresa para todos los obispos, sacerdotes, hermanas y hermanos religiosos. Sentado cerca del final de una banca, pude ver al papa mientras avanzaba por el pasillo principal en una silla de ruedas. Su mensaje a todos los que nos reunimos fue que seamos proféticos en nuestra búsqueda de justicia y paz en Sudán del Sur. Pidió que se pusiera fin al derramamiento de sangre sin sentido de la guerra, y nos pidió que fuéramos profetas de paz. Refiriéndose a la figura bíblica de Moisés, dijo que nosotros también debemos ayudar a las personas a salir del sufrimiento hacia una nueva vida de esperanza y paz.
El Papa Francisco había dado similar mensaje el día anterior, cuando habló con el Presidente Salva Kiir y otros líderes gubernamentales: detener el derramamiento de sangre sin sentido y honrar el acuerdo de paz del 2018.
El Padre Maryknoll Michael Bassano (dcha.), que vive y trabaja con desplazados internos, se ve con los desplazados internos elegidos para ser entrevistados y saludar al Papa Francisco durante su visita a Sudán del Sur: (de izq. a dcha.) Thai y Elizabeth del campamento de Bentiu y Teresa y Jokino del campamento de Malakal, donde sirve el padre Bassano. (Cortesía de ACNUR, Sudán del Sur).
Los desplazados internos de Bentiu, Malakal, Wau y Juba fueron invitados a una reunión especial el sábado por la tarde para reunirse con el Papa Francisco, el Arzobispo de Canterbury Justin Welby y el Moderador de la Iglesia de Escocia Iain Greenshields. Asistieron más de 800 personas. Después de la oración de inicio, Sara Beysolow Nyanti, la representante especial adjunta de la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur, explicó la grave crisis en el país. Se han reanudado los combates, causando el desplazamiento de miles de personas, hay un aumento de la violencia y el abuso sexual contra las mujeres y los niños, y una grave crisis de escasez de alimentos con más de dos tercios del país, 8 millones de personas, pasando hambre.
Después de esto vino el testimonio más conmovedor e impresionante de tres niños pequeños llamados Joseph, Johnson y Rebecca, de los campamentos de desplazados internos en Beniu, Malakal y Juba.
Joseph, el primero que habló, dijo: “Papa Francisco, he vivido en un campo de desplazados internos desde que tenía 8 años. Nuestra vida es difícil. ¿Por qué tenemos que sufrir en un campamento de desplazados? Le pido sus oraciones para que algún día pueda dejar el campamento en Beniu y comenzar una nueva vida”.
Johnson, quien es del campamento de Malakal, dijo: “Mis padres no pueden encontrar ningún trabajo para obtener alimentos y las necesidades básicas que necesitamos. Es mi tío quien pudo conseguir un trabajo y mantenernos. Todos necesitamos una oportunidad de ir a la escuela y tener un campo para jugar fútbol. Mi sueño es dejar el campamento algún día”.
Cuando Rebecca habló, dijo: Lo queremos, Papa Francisco. Gracias por venir a estar con nosotros. Le pido su bendición para todos los niños de Sudán del Sur y los de mi campamento en Juba, para que un día todos podamos vivir en paz”.
Las integrantes del coro cantan después de la llegada del Papa Francisco para celebrar la Misa en el Mausoleo de John Garang en Juba, Sudán del Sur, el 5 de febrero de 2023. (Foto CNS/Paul Haring)
El Papa Francisco agradeció a los niños y les aseguró su apoyo, oraciones y bendiciones. “El futuro no puede establecerse en los campos de refugiados”, les dijo.
Él nos animó a todos a mirar hacia el futuro con esperanza. Cuando llegue la paz a Sudán del Sur, no habrá necesidad de campos de desplazados internos.
Inmediatamente después del discurso del papa, 20 personas fueron invitadas a saludar personalmente al Papa Francisco, al Arzobispo de Canterbury y al Moderador de la Iglesia de Escocia. Tuve el honor de acompañar a una de las personas de nuestro campamento, Teresa Nyagak. Al encontrarse con el Papa, a cada persona se le regaló un rosario. Fue un momento inolvidable estar con la gente para saludarlo.
La reunión concluyó con cantos y bailes de los desplazados internos y el papa dándoles la bendición. Presenciar esa reunión fue algo increíble.
El domingo, nos levantamos a las 5 a.m. para asistir a la celebración de la Eucaristía con el Papa Francisco en su último día en Sudán del Sur. Se llevó a cabo en el parque John Garang Mausoleum, donde la noche anterior se había celebrado un servicio ecuménico. Más de 100.0000 personas asistieron cuando vino en el papamóvil antes de comenzar la Misa. En la celebración, le dijo a la gente que lo que Jesús dijo hace mucho tiempo sigue siendo real hoy: Son la “sal” de la tierra y la “luz” del mundo en Sudán del Sur.
El papa dijo otras dos palabras, “esperanza” y “paz”, que también son importantes recordar. Continuó diciendo que las mujeres de Sudán del Sur son la esperanza de este país debido a su fe resiliente a pesar de las luchas y sufrimientos que han enfrentado durante tanto tiempo. Ante esto, todos inmediatamente rompieron en aplausos y comenzaron a cantar.
“Los llevaré en mi corazón cuando regrese a Roma”, dijo el Papa Francisco al pueblo de Sudán del Sur antes de su bendición final. “Siempre permanecerán en mi corazón”. Incluso después de que la celebración concluyó y el papa se fue con los obispos al aeropuerto, los jóvenes y otros presentes continuaron bailando y cantando, respondiendo a lo que habían visto y oído.
¡Qué fin de semana tan increíble! Damos gracias a Dios por lo que nos ha dado este fin de semana.
Al regresar a Malakal, trajimos 270 costales de arroz compradas con dinero del Proyecto de Alivio de Hambruna Maryknoll. Los recién llegados a nuestro campamento, personas que fueron desplazadas en los últimos meses, todavía no tienen suficiente comida para comer. Es un esfuerzo coordinado, en el que ACNUR proporciona un camión para entregar los costales a nuestra iglesia en el campamento. La oficina diocesana de Caritas registrará las personas necesitadas y distribuirá los alimentos en los próximos días.
La Peregrinación Ecuménica de la Paz dirigida por el Papa Francisco permanecerá en los corazones del pueblo de Sudán del Sur mientras ellos anhelan y trabajan por la paz y tiempos mejores vendrán.
El Padre Michael Bassano, de Binghamton, Nueva York, fue ordenado en la Diócesis de Syracuse antes de unirse a Maryknoll. Él sirve en Sudán del Sur después de haber servido previamente en Tanzania, Tailandia y Chile.
Imagen destacada: El Papa Francisco saluda a la multitud cuando llega para celebrar la Misa en el Mausoleo de John Garang en Juba, Sudán del Sur, el 5 de febrero de 2023. (Foto CNS/Paul Haring)