Papa Francisco: cristianos tienen la vocación de compartir el amor de Dios

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Por: OSV News
Fecha de Publicación: May 1, 2023

Por Cindy Wooden, Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) Cada cristiano tiene la vocación de responder al amor de Dios y compartir ese amor con los demás, dijo el Papa Francisco.

“La llamada del Señor es gracia, es un don gratuito y, al mismo tiempo, es un compromiso a ponerse en camino, a salir, para llevar el Evangelio”, escribió el Papa en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que debía celebrarse el 30 de abril en la mayoría de las diócesis.

“Vocación: Gracia y misión” fue el tema elegido por el Papa para la celebración de 2023.

El mensaje del Papa se dio a conocer en el Vaticano el 26 de abril con una rueda de prensa dirigida por el cardenal Lazarus You Heung-sik, prefecto del Dicasterio para el Clero.

El mensaje, dijo el cardenal, hace hincapié en que la vocación es “el don de sí mismo”, una llamada que es “común a todos los cristianos: todos están llamados a estar en primera línea, a poner de su parte para que la tierra se convierta en la casa común en la que las personas y los pueblos viven juntos como hermanos y hermanas, bajo la mirada del único Padre”.

En su mensaje, el Papa Francisco dijo que, “animado por el Espíritu, el cristiano se deja interpelar por las periferias existenciales y es sensible a los dramas humanos, teniendo siempre bien presente que la misión es obra de Dios”.

La misión, dijo, “no la llevamos a cabo nosotros solos, sino en la comunión eclesial, junto con todos los hermanos y hermanas, guiados por los pastores”.

La multiplicidad de vocaciones, dones y responsabilidades en la Iglesia, dijo, siempre ha formado parte del “sueño de Dios: que vivamos con Él en comunión de amor”.

En la Iglesia, y en el mensaje del Papa, “vocación” se refiere a algo más que la llamada al sacerdocio o a la vida religiosa consagrada.

De hecho, escribió el Papa, “la vocación al don de sí en el amor, común a todos, se despliega y se concreta en la vida de los cristianos laicos y laicas, comprometidos a construir la familia como pequeña iglesia doméstica y a renovar los diversos ambientes de la sociedad con la levadura del Evangelio; en el testimonio de las consagradas y de los consagrados, entregados totalmente a Dios por los hermanos y hermanas como profecía del Reino de Dios; en los ministros ordenados (diáconos, presbíteros, obispos) puestos al servicio de la Palabra, de la oración y de la comunión del pueblo santo de Dios”.

La “verdadera naturaleza y riqueza” de cada una de esas vocaciones, dijo, se revela y tiene sentido sólo en relación con las demás dentro de la comunidad de la Iglesia.

“En este sentido”, dijo el Papa, “la Iglesia es una ‘sinfonía’ vocacional, con todas las vocaciones unidas y diversas, en armonía y a la vez ‘en salida’ para irradiar en el mundo la vida nueva del Reino de Dios”.

La vocación que Dios da a cada cristiano no es un mandato o una imposición, dijo el Papa Francisco, sino una llamada individual a responder al amor de Dios con los dones, talentos y sueños que cada uno tiene.

“A lo largo de nuestra vida”, dijo, “inscrita en lo más íntimo de nuestro ser y portadora del secreto de la felicidad, nos alcanza, por la acción del Espíritu Santo, de manera siempre nueva, ilumina nuestra inteligencia, infunde vigor a la voluntad, nos llena de asombro y hace arder nuestro corazón”.

El cardenal You Heung-sik, al presentar el mensaje del Papa, dijo a los periodistas: “Dios, en efecto, tiene un ‘sueño’ que quiere realizar para nosotros y con nosotros, un proyecto que nos da para que, acogiéndolo y realizándolo con toda libertad, encontremos el auténtico sentido de nuestra existencia, la realización de nuestra humanidad, pero también la misión a través de la cual podemos contribuir a la construcción de un mundo más fraterno, más justo y más solidario, anticipación y realización del reino de Dios”.

A veces la llamada llega “de manera completamente inesperada”, escribió el Papa Francisco, relatando cómo, para él, la llamada llegó el “21 de septiembre de 1953, cuando, mientras iba a la fiesta anual del estudiante, sentí el impulso de entrar en la iglesia y confesarme”.

“Ese día cambió mi vida y dejó una huella que perdura hasta hoy”, escribió el Papa.

“El don de la vocación es como una semilla divina que brota en el terreno de nuestra existencia, nos abre a Dios y nos abre a los demás para compartir con ellos el tesoro encontrado”, dijo el Papa.

La estructura fundamental de lo que entendemos por vocación, escribió, es: “Dios llama amando y nosotros, agradecidos, respondemos amando. Nos descubrimos hijos e hijas amados por el mismo Padre y nos reconocemos hermanos y hermanas entre nosotros”.

El cardenal You Heung-sik dijo a los periodistas que el Papa Francisco “da realmente un ejemplo excelente” de lo que es la vocación cristiana, “no sólo como obispo o sacerdote”, sino como persona que ha encontrado a Dios en su vida.

Imagen destacada: El Papa Francisco saluda a sacerdotes y seminaristas de Pontifical North American College durante su audiencia general en el patio de San Dámaso en el Vaticano en esta foto de archivo de Sept. 30, 2020. En su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones de abril 30, 2023, el Papa dijo que curas y laicado deben trabajar juntos para evangelizar. (CNS/Paul Haring)

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