Por Connie Krautkremer, M.M.
Domingo, 18 de junio, 2023
Ex 19:2-6a | Rom 5:6-11 | Mt 9:36-10:8
Las lecturas de este domingo pueden ser difíciles para algunos de nosotros. Especialmente cuando oímos acerca del enojo de Dios, los enemigos de Dios y acerca de Dios escogiendo a unos sobre otros. ¿Son los escogidos más valiosos? ¿Más cercanos a Dios? ¿Y está Dios de su parte? ¿Pueden ellos alardear de esto?
En la primera lectura encontramos a los Israelitas al final de una larga, caliente y extenuante caminata en el desierto. Al prepararse para la noche, montan sus carpas de cara al monte. El monte es su conexión con Dios y Moisés es su vocero. En esta noche particular Dios les recuerda: “Los he levantado a ustedes sobre alas de águila y los he traído a mí”. Imagínenlo. ¡Tener tal intimidad con Dios! Y Dios continúa, pidiendo algo a cambio en una relación mutua. “Si escuchan mi voz y guardan mi alianza, serán mi especial tesoro entre todos los pueblos. Serán para mí un reino de sacerdotes y una nación consagrada”.
San Pablo le aseguró a los Romanos que Jesús murió por todos, no sólo por unas cuantas personas escogidas, sino por los pecadores también. Mientras Jesús viajaba de lugar en lugar, enseñando y curando, vio que había gente perseguida y abatida. Su amor y misericordia inclusivos desafiaron a la autoridad y le costaron la vida.
Jesús murió por todos, incluso por aquellos a quienes podríamos llamar pecadores mientras nosotros nos sentimos escogidos y más cercanos a Dios. Sí, somos escogidos, amados y preciosos. Pero también lo son los demás. No hay competencia por amor. Nuestro pecado es creer que yo/nosotros/nuestro lado es el escogido, que tiene la razón y que tú y los tuyos están equivocados, son inferiores y no deben ser respetados.
Jesús sabía que había mucho por hacer y sabía que no podría hacerlo solo. Convocó a sus amigos y los envió a otros lugares. Años atrás, un grupo de niños de primaria en Soweto, Sudáfrica, se propuso hacer una diferencia. En junio 16, 1976, miles de niños negros en Sudáfrica lideraron una serie de manifestaciones en contra del apartheid aprobado por el gobierno dentro de la comunidad estudiantil, la mala calidad de educación y exigiendo que se les enseñara en su lengua natal. Camino a Soweto, los estudiantes se encontraron con policías armados que les dispararon y les lanzaron gases lacrimógenos. Las protestas se extendieron a todo el país y continuaron por varios meses. Más de cien personas, muchos de ellos niños, fueron asesinados. Más de mil personas resultaron heridas. El Día del Niño Africano se celebra el 16 de junio todos los años desde 1991. Se inició por la Organización para la Unidad Africana en honor a quienes participaron en las manifestaciones de Soweto. Esos niños en Soweto dieron sus vidas por la libertad y para eliminar el pecado del apartheid.
Hay mucho por hacer. Demasiados niños en el mundo están sufriendo por las decisiones que toman los adultos. Hoy recordamos y celebramos a todos los niños de todas partes, sus vidas, energía y espíritu. ¿Estamos escuchando sus llamados por justicia y libertad? ¿Estamos listos para usar la experiencia que tenemos, donde sea que estemos, para hacer una diferencia? ¿Para todos? ¿No sólo para los que piensan como nosotros?
La Hermana Maryknoll Connie Krautkremer sirvió en Tanzania a partir de 1969 en varios ministerios, educando y empoderando a mujeres y niñas adolescentes en aldeas rurales. Regresó al Centro de las Hermanas Maryknoll en Ossining, Nueva York, en 2016.
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Foto destacada: Niños corren por un camino polvoriento rodeado de árboles. La misionera Maryknoll nos recuerda que el amor de Dios nos envuelve a todos, incluso a aquellos con los que no estamos de acuerdo. (Seth Doyle/Unsplash)
