WEB-ONLY:
Patricia Gualinga, defensora del agua del pueblo Sarayaku en Ecuador y representante de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, habla de los logros de su lucha.
Patricia Gualinga, líder indígena del pueblo Sarayaku en Ecuador, fue entrevistada durante la Conferencia del Agua de las Naciones Unidas por Lisa Sullivan de la Oficina de Asuntos Globales Maryknoll. Puede encontrar una versión más amplia de la entrevista en las páginas web de nuestras revistas.
RETOS Y BENDICIONES
El ecosistema amazónico es de las fuentes de agua dulce más importantes de este planeta. Soy de tierras de cascadas, lagunas y ríos afluentes del Amazonas y el agua nos da soberanía alimentaria. En mi pueblo no hay mercados; nos alimentamos de los peces del río. Si [el agua] se seca perdemos nuestra fuente de alimentación, se seca la tierra y se genera un desequilibrio porque el agua es una cuestión viva, con energía, con luz propia y finalidad.
Según nuestros ancestros, [somos] el pueblo del Cenit, que significa mediodía, pueblo de la lucha…Es un pueblo de 1250 personas que luchó fuertemente contra empresas extractivas.
Nuestro desafío es un “caso exitoso” porque somos el único pueblo que en los años 2000 expulsó a una empresa argentina petrolera [Compañía General de Combustibles], se enfrentó a la nación de Ecuador y denunció violaciones de derechos humanos. En el 2012, la Corte [Interamericana de Derechos Humanos] nos da la razón y sentencia a favor de Sarayaku, sancionando al Estado.
[La bendición de] Sarayaku es convertirse en símbolo de resistencia, lucha y dignidad de los pueblos indígenas.
UNA PLATAFORMA GLOBAL
No es solo por el bienestar egoísta de los pueblos indígenas, que sí, tenemos derechos y somos los pueblos originarios. Piensen en la humanidad, en sus hijos, en la gente que se beneficia del bioma amazónico. No pueden decir que estamos lejos, porque estamos cerca y conectados.
Somos pueblos que hemos cuidado milenariamente esos bosques y ecosistemas. Venimos a las Naciones Unidas … a hablar y a seguir insistiendo. El derecho humano al agua es de todo humano y por lo tanto defender la Amazonía es responsabilidad de todos, porque gracias a [ella] hay agua.
Si el bosque está bien, el agua sale con fuerza. Los pueblos indígenas estamos conscientes de eso. Desforestar todos los bosques como el comercio quiere hacer, afecta directamente al agua; empieza a secarse, a tener desequilibrio. Ahora es tiempo de escucharnos, de actuar y de ver las cosas desde otra perspectiva; ya no como el hombre que domina la naturaleza, sino como el hombre [que] es parte de la naturaleza y del agua.
ENFRENTAR AMENAZA Y PELIGRO
Cuando la petrolera ingresó a territorio Sarayaku y el pueblo decidió luchar… era imposible no volver y luchar con ellos. No sabíamos a dónde nos llevaría esa lucha, pero sabíamos que no podíamos quedarnos quietos.
Sabía de todo el esquema, del funcionamiento del gobierno, cómo direccionar, cómo documentar la parte técnica del proceso y la comunicación. Tenía algunos contactos con los medios … [Al inicio] pensé que era una lucha que acabaría, que, si lográbamos decirle a la empresa no, así quedaría.
En el 2018 decidí retirarme y tener un perfil más bajo sin ser dirigente, pero no fue posible. Seis meses después recibí amenazas de muerte y comprendí que no podía alejarme de este proceso, porque implicaba mi vida, la de mi familia y aunque quisiera alejarme, tratarían de amedrentarme.
EL PAPA FRANCISCO Y LA IGLESIA
Pedí a la Iglesia ser aliada. Les dije que no podían quedarse mirando cuando se cometían violaciones a los derechos de los pueblos indígenas. Que tenían que hablar y acompañar. Hemos luchado tanto tiempo con muchos sacerdotes, pero faltaba la institución desde la cabeza de la Iglesia.
[Actualmente] soy parte de la vicepresidencia de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA).
Eso no puede ser otra cosa que la obra del Espíritu. Que un papa, en un momento en que tanto necesitaba la Amazonía, haya visto a la Amazonía. La lucidez con la que se expresa pone a la Amazonía dentro de ese corazón.
Es una gran fortaleza que un vocero mundial hable por los pueblos marginados, por aquellos que habitan y cuidan un bioma tan biodiverso y que a la vez sufren todo el embate del extractivismo. Creo que es el momento ideal. O sea [finalmente], nuestras súplicas y ruegos han sido escuchados. Tengo 53 años y de esos, por lo menos 30 años llevo en la lucha.
Mis padres fueron católicos, los primeros catequistas del pueblo. Siempre soñé y pedí que la Iglesia forme parte de este caminar, de este acompañamiento. Dios está en la Amazonía, en aquellos pueblos.
Imagen destacada: CNS, Paul Haring/Vaticano