Por Rebecca Nyaki, M.M.
Trigésimo segundo domingo ordinario
Domingo, 12 de noviembre, 2023
Sab 6, 12-16 | 1 Tes 4, 13-18 o 13-14 | Mt 25, 1-13
La frase “descubrir los dones de la sabiduría” se me ocurrió cuando reflexionaba acerca de las lecturas de este domingo. ¿Alguna vez alguien te ha pedido consejo? Quizás tú diste un buen consejo que fue ignorado. Muchas personas quieren sabiduría, pero se muestran reacios a aceptarla. Prefieren seguir su propio camino, incluso cuando este los lleve a la catástrofe y el conflicto.
Cuando era adolescente, yo era una de esas personas jóvenes que entraba en esa categoría. Recuerdo haber sido una adolescente rebelde. Debí haber escuchado el consejo de mis mayores, pero había algo en mí que me hacía querer hacer las cosas a mi manera. A menudo me metía en problemas y aprendía mi lección. En realidad, es así como mucha gente aprende las lecciones cruciales de la vida.
Volviendo a las Escrituras, la primera lectura es una canción acerca de la sabiduría y como ella siempre se acerca a quienes la buscan. En el Evangelio, Jesús nos cuenta la historia de diez jóvenes, de las cuales cinco eran sabias y se tomaron el tiempo para prepararse para la llegada de su esposo.
La llegada del esposo trajo no solo entusiasmo, sino también una tensión que dividió al grupo. Dios nos instruye a tener un espíritu abierto a la enseñanza. Las jóvenes sabias agradecieron la instrucción y llegaron preparadas, pero las descuidadas gritaron en la oscuridad sin el aceite para encender sus lámparas.
Estos conflictos surgen en nuestras vidas porque encontramos tanto a gente sabia como descuidada en nuestra vida diaria. En mi experiencia, aquellos que son sabios trabajarán con un consejero sabio y tomarán el consejo recibido y lo pondrán en acción. Los descuidados, por el contrario, ignorarán el consejo y harán las cosas a su manera por orgullo.
¿Cómo ayudamos a aquellos en nuestra comunidad que no siguen buenos consejos? Me pregunto: ¿Qué es la justicia?
En la segunda lectura, San Pablo confronta a los tesalonicenses y los afianza con la garantía de que aquellos que mueren con la fe vivirán para siempre en Jesús. Así mismo a nosotros se nos urge vivir en la fe. Se nos desafía a dejar de lado nuestra actitud rebelde y escuchar el consejo sensato. Debemos confrontarnos entre nosotros y ayudarnos a escuchar el buen consejo.
Necesitamos sabiduría en nuestras vidas y necesitamos a otros que nos ayuden a pensar acerca de los problemas que enfrentamos. Cuando necesitemos ayuda, sabemos que alguien se sentará con nosotros a compartir su experiencia. Esto es análogo a nuestra doctrina social católica que habla de difundir conocimientos y guiar a los pobres, descuidados, jóvenes y ancianos.
El don de la sabiduría nos permite entregar nuestra voluntad y permitir que la voluntad de Dios se haga. Solo al permanecer fieles a Dios podemos mantener la alegría y la tensión en nuestras vidas. Las cinco jóvenes sabias entregaron su voluntad y aprendieron cómo prepararse para la llegada de Jesucristo. En esa oscuridad las vírgenes tuvieron la sensatez para entender el propósito de Dios y hacer decisiones sabias.
La sabiduría nace en nosotros en tiempos difíciles. Comienza con un dolor que no podemos racionalizar o sobrepasar. Con nuestra desilusión ganamos entendimiento.
Esta invitación demuestra que podemos transformar lo que sea, incluso el rechazo o la desilusión, en sabiduría. El proceso de transformar la tristeza en conocimiento parece como un proceso de surtido a veces. Pasamos por todo primero y luego empezamos a desdeñar la rabia, la culpa, el sentido de injusticia y finalmente la angustia misma, hasta que lo único que queda es una apreciación por la vida y una capacidad más grande para disfrutarla.
La Hermana Maryknoll Rebecca Nyaki, oriunda de Tanzania, se unió a las Hermanas Maryknoll en el 2002 y profesó votos perpetuos en el 2012. Sirvió por ocho años en un ministro rural en el condado de Henderson, Carolina del Norte, ayudando a reconstruir casas después de desastres naturales. También trabajó en el centro de las Hermanas Maryknoll en Nueva York. La Hermana Nyaki actualmente sirve en Hawái, donde recientemente completó un programa de entrenamiento de educación clínica pastoral.
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Imagen destacada: La Hermana Rebecca Nyaki reflexiona acerca de cómo encontrar la sabiduría y estar abiertos a ella. (Cortesía de Rebecca Nyaki).