Reflexión Maryknoll: Tu pedazo de la Tierra

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: Oficina de Asuntos Globales
Fecha de Publicación: Nov 17, 2023

Por Peg Vámosy, MKLM

Trigésimo tercero domingo ordinario
Domingo, 19 de noviembre, 2023
Prov 31, 10-13. 19-20. 30-31 | 1 Tes 5, 1-6 | Mt 25, 14-30

¿Qué talentos y dones hemos recibido y cómo los administramos según nuestras capacidades?

Yo propongo que uno de esos dones es el pedazo de este planeta que habitamos o que afectamos. Algunas personas tienen grandes áreas, otras sólo una pequeña habitación, pero todos tenemos un efecto en la parte mayor del medio ambiente por la manera en que consumimos, viajamos, nos entretenemos y nos deshacemos de nuestros deshechos. La custodia que cada uno de nosotros emplee en cómo decidimos vivir afectará nuestro juicio final.

Aquellos que cuiden su pedacito del tesoro tendrán prosperidad y éste producirá fruta abundante — la suficiente para dar a los pobres — y no les sorprenderá la llegada del Señor. Se dice que una vez, mientras San Francisco trabajaba en su jardín, le preguntaron qué haría si ese día fuera su último. Él contestó: “Terminaría de arar mi jardín”.

El mensaje global del cambio climático ha sido difundido ampliamente y la encíclica del papa, “Laudato Si’: Sobre el cuidado de la casa común”, enfatiza nuestra necesidad de diálogo, conversión y acción. En mi trabajo de misionera laica Maryknoll en El Salvador, estudiamos y discutimos la encíclica en la parroquia rural para implementar lo que podamos en nuestros ministros agriculturales y ecológicos.

La gente se siente identificada con la necesidad de controlar la contaminación y muchos son conscientes de los malos hábitos de botar basura en cualquier parte, usar platos y vasos desechables, tirar platos y vasos de poliestireno por doquier, o empacar todo en bolsas de plástico que terminan dando vueltas en un paisaje lleno de basura. Al menos algunas personas han empezado a cambiar estos hábitos.

A los campesinos que se ganan la vida produciendo maíz y granos para alimentar a su familia en pequeños lotes de terreno duro que no son de su propiedad no les interesa reducir su impacto ecológico conduciendo autos con menos millas o usando menos agua o reciclando.

A ellos les gustaría que los buses en los que viajan produjeran menos humo negro. En época de sequía intentan mantener en sus huertos algunas plantas, usualmente vegetales, para mantener bajos niveles de polvo. A veces utilizan agua usada para lavar ropa o platos. También venden objetos que no necesitan a los recicladores que viajan por el campo.

Los efectos principales del cambio climático son las temporadas extremas de lluvia y sequía, además de las tormentas catastróficas que resultan de patrones climáticos alterados. Poca o demasiada lluvia conduce directamente a la hambruna entre los pobres. En el campo, aquellos que viven en zonas rurales tendrán menos cosechas. En la ciudad, los pobres, con salarios de miseria, tendrán que pagar más dinero por comida que escasea.

Con tormentas cada vez más fuertes y frecuentes, las lluvias torrenciales arrasan granjas, campos, hogares y carreteras. Las inundaciones destruyen todo. Tratamos de fomentar la reforestación, la agroforestería que preserva los árboles en los cultivos y hace los suelos menos susceptibles a la erosión, el arado de contorno y otras técnicas para conservar la tierra. Es difícil implementar muchas de estas prácticas en tierras que son propiedad de otros.

Cuando los salvadoreños siembran sus cosechas siguiendo el contorno de la falda de una colina, lavan platos no desechables después de servir la comida, ponen su basura en el cubo de la basura en vez de tirarlo en la carretera, sus pequeñas acciones contribuyen a cuidar la casa común.

Cuando aquellos que conducen autos escogen modelos que consumen menos gasolina y emiten menos contaminación — o aún mejor, utilizan transporte público — o conservan agua gracias a un diseño de siembra o reciclan tanto como pueden, están cuidando nuestra casa común.

Cuando aquellos que pueden hacerlo abogan para que haya cambios estructurales y leyes que tengan un alcance de mayor impacto en el clima y el medio ambiente, entonces ellos también contribuyen al cuidado de nuestra casa común. Así como hayan cuidado el pedacito de la Tierra que es su hogar y su tesoro, así les será dado más y serán bendecidos y prósperos: son los niños de la luz y del día a quienes no les tomará por sorpresa la llegada del Señor.

Peg Vámosy se unió a los Misioneros Laicos Maryknoll en el 2008. Actualmente sirve en el Monte San Juan, El Salvador, en ministerios de seguridad alimentaria y prácticas agrícolas ecológicas con comunidades de recursos limitados.

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Imagen destacada: Peg Vámosy y dos mujeres cortan y lavan yuca. La misionera laica reflexiona sobre las pequeñas maneras en que podemos cuidar el pedazo de la Tierra que ocupamos (Cortesía de los Misioneros Laicos Maryknoll).

 

Sobre la autora/or

Oficina de Asuntos Globales

La Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll expresa la posición de Maryknoll en debates sobre políticas públicas en Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y ante los gobiernos de Estados Unidos y otros países, con el propósito de ofrecer educación en temas de paz y justicia social, la integridad de la creación y abogar por la justicia social, económica y del medio ambiente.

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