Cultivando Misión en Cochabamba, Bolivia

Tiempo de lectura: 7 minutos
Por: Deirdre Cornell
Fecha de Publicación: Mar 4, 2024

Un centro Maryknoll en Bolivia encuentra nueva vida a través de su “proyecto verde”

Colibríes zumban y mariposas monarca vuelan de flor en flor en un arbusto. Peces koi nadan en pequeños estanques y gallinas corretean por el terreno, al igual que Domingo y Catalina, dos llamas masticando flores de jamaica.
El centro y residencia de los Padres y Hermanos Maryknoll en Cochabamba, Bolivia, resplandece de vida.
“Lo que me encanta aquí son dos cosas”, dice el Padre Maryknoll Alejandro Marina, 57, superior local. Primero, “la historia de lo que hemos hecho aquí como Maryknoll y segundo, me encanta el potencial continuo de este lugar al servicio de la misión”.

Las jóvenes Karen Villarroel (izquierda) y Lola López trabajan para la Fundación Justicia Social en el centro Maryknoll en la ciudad de Cochabamba, Bolivia. (Adam Mitchell/Bolivia)

Las jóvenes Karen Villarroel (izquierda) y Lola López trabajan para la Fundación Justicia Social en el centro Maryknoll en la ciudad de Cochabamba, Bolivia. (Adam Mitchell/Bolivia)

El Padre Marina, incardinado en Maryknoll después de servir a través del programa de sacerdotes asociados, llegó por primera vez al centro de Cochabamba hace dos décadas. Ahora, dice, ha pasado los últimos años identificando y supervisando el uso responsable de terrenos y edificios del centro.

Entre las varias organizaciones asociadas que han encontrado un hogar en la propiedad de cinco acres se encuentra Kawsay (“vivir” en el quechua lugareño). Además del espacio de oficina, sus miembros y personal utilizan una pequeña dependencia ecológica con cocina y hornos al aire libre. Allí practican técnicas culinarias como hornear pastas a base de legumbres y verduras, o deshidratar patatas que pueden almacenarse durante años y luego molerse hasta convertirlas en harina.

Leonel Cerruto, director de Kawsay, explica que estos métodos se utilizan en talleres para  personas marginadas de comunidades tanto urbanas como rurales, promoviendo así prácticas sustentables.

“En una cultura del desperdicio donde todo es desechable, incluso la naturaleza y las personas, nuestra Escuela de la Madre Tierra recupera conocimientos ancestrales y analiza nuevas tecnologías”, afirma. Antes de liderar Kawsay, Cerruto trabajó durante muchos años en San Gabriel, una estación de radio en lengua indígena fundada por Maryknoll.

Iniciativas como la de Kawsay son urgentes, dice Cerruto, señalando que Bolivia ha estado experimentando una sequía generalizada y posteriores incendios que se salen de control.

“Como Iglesia, ¿cómo no generar conciencia y buscar alternativas?”, pregunta.

Un líder de otra organización asociada dice que el apoyo de Maryknoll a su colectivo de productos orgánicos ha sido “una bendición”. René Encinas, expresidente de la Asociación de Productores Agropecuarios Ecológicos (APAE), dice que su objetivo es ofrecer alternativas nutricionales para las familias.

“Muchos productores están cultivando, pero no de manera saludable”, dice, citando los pesticidas, la ingeniería genética y los monocultivos a gran escala como prácticas agrícolas dañinas. En cambio, APAE está formada por “60 familias concientizadas y comprometidas con el medio ambiente”.

“Nuestra tierra en Cochabamba es muy productiva y muy generosa”, dice Encinas. Cultivar de forma orgánica no es la parte difícil, asevera, lo difícil es el marketing. Fundada en 2018, APAE tuvo dificultades para encontrar compradores.

“Empezamos a tocar puertas”, dice Encinas.

Eliza Encinas Díaz, actual presidenta de APAE, dice: “No ha sido fácil, pero tampoco imposible”. Ella y su familia cultivan una variedad de vegetales en su tierra. Gracias a socios como Maryknoll, dice, pueden ganarse la vida.

Karla Rojas (izquierda), de la nueva escuela de idiomas, instruye a la alumna Hermana Kang JuJin de Corea en una de las instalaciones del centro Maryknoll en Cochabamba, Bolivia. (Adam Mitchell/Bolivia)

Karla Rojas (izquierda), de la nueva escuela de idiomas, instruye a la alumna Hermana Kang JuJin de Corea en una de las instalaciones del centro Maryknoll en Cochabamba, Bolivia. (Adam Mitchell/Bolivia)

“Hicimos un acuerdo con APAE y comenzaron una feria semanal aquí”, dice el Padre Marina, “no sólo para vender verduras sino como parte de un programa para enseñar a la gente de la ciudad a mejorar la nutrición”.

Todos los jueves, de 9 a.m. a 2 p.m, los compradores exploran los abundantes vegetales de APAE y las ofertas de miel, pan, jabones y otros productos de Kawsay. De fondo suena música andina. A la feria se unen vecinos, personas de pequeñas empresas locales y miembros de otras organizaciones asociadas en la propiedad.

Carlos Prado, autor y practicante de medicina natural, suele dar una presentación. Prado, un viejo amigo de Maryknoll cuyo interés por la horticultura se fomentó en el centro, recientemente “tomó las verduras una por una y habló sobre cada uno de sus beneficios nutricionales”, dice el Padre Marina. Él añade que Prado ayudó a crear un catálogo de las plantas y árboles de la propiedad como regalo a la comunidad Maryknoll.

Tres sacerdotes, dos Hermanos y cuatro seminaristas utilizan el centro y la residencia como base de operaciones. Se reúnen regularmente para Misa, comidas y reuniones. El Hermano Maryknoll Joseph Bruener se desempeña como administrador de la casa.

La sonriente joven boliviana Mercedes Sayqua de la organización Kawsay desarrolla un producto natural para el cabello utilizando hierbas tradicionales de la zona. (Adam Mitchell/Bolivia)

La sonriente joven boliviana Mercedes Sayqua de la organización Kawsay desarrolla un producto natural para el cabello utilizando hierbas tradicionales de la zona. (Adam Mitchell/Bolivia)

Oscar Rosas (derecha) enseña español al Padre Melchor Andaya de las Filipinas. (Adam Mitchell/Bolivia)

Oscar Rosas (derecha) enseña español al Padre Melchor Andaya de las Filipinas. (Adam Mitchell/Bolivia)

El entusiasmo de los seminaristas, especialmente, le da energía al centro, que es un lugar ideal para perfeccionar sus destrezas ecológicas. Yohana Maswizilo se pone un traje de apicultor para retirar el panal de dos colmenas. Otro candidato, Barrack Odeka Auka, cuida los árboles jóvenes. “Apoyamos un proyecto de reforestación en el Amazonas”, explica el Padre Marina. “Estamos tratando de cultivar algunos de esos árboles aquí para aprender todo el proceso”.

Asignados a Cochabamba por dos años, los jóvenes están allí para completar su Programa de Entrenamiento en el Extranjero (OTP), una parte esencial de la formación de los sacerdotes y Hermanos Maryknoll. Se les prepara para toda una vida como misioneros.

Maryknoll tiene una larga historia de cultivar misión en Cochabamba. Anteriormente conocido como Centro Misionero Maryknoll en América Latina (CMMAL), el centro albergaba múltiples programas. Desde la apertura del Instituto de Idiomas Maryknoll en 1965, unos 12.000 misioneros estudiaron allí español, quechua y aimara. En 2002, se lanzó un programa integral de formación misionera internacional que atrajo a nuevos participantes, incluido el Padre Marina, originario de la Diócesis de San Isidro, Argentina. Se ofrecieron una gran cantidad de programas de liderazgo desde 2007 hasta el cierre del proyecto CMMAL.

“Estábamos en un proceso de restructuración y con la pandemia todo se complicó”, explica el Padre Marina. “Imagínese, todos estos programas se centraban en las relaciones en persona”.

Continúa: “El proyecto CMMAL cerró en 2020, pero Maryknoll no cerró. Todavía le ofrecemos a la gente lo que necesitan para ser buenos misioneros”.

El Padre Marina señala el ejemplo del estudio de la lengua. Una asociación recién formada alquila espacios para oficinas y aulas en el centro. Su personal está formado por cuatro exprofesores del Instituto de Idiomas Maryknoll.

Viviana Flores es directora del proyecto, denominado Centro Lingüístico Intercultural para el Mundo desde América Latina (CLIMAL). Osvaldo Mamani ayuda con administración. Aunque fue intimidante incorporarse por su propia cuenta, dice Flores, los maestros tomaron la decisión con base en su experiencia en Maryknoll.

“Sabíamos trabajar en un aula”, afirma Flores. “Hemos trabajado con una variedad de estudiantes de diferentes culturas, países e idiomas”. Y añade: “Maryknoll fue una ventana al mundo para nosotros”.

El centro continúa ofreciendo clases de idiomas a personas que se preparan para la misión en América Latina, incluidos los voluntarios de corto plazo de Maryknoll, los misioneros laicos y los candidatos a sacerdotes y Hermanos del OTP.

Al igual que este proyecto, dice el Padre Marina, “otras organizaciones utilizan los edificios para tener un lugar donde hacer misión. Los grupos empezaron a llegar. Hablando con cada uno de ellos vimos posibilidades de trabajar juntos. Y eso le dio nueva vida a este lugar”.

Algo más sucedía, dice. Inspirados por la encíclica del papa Laudato Si’: Sobre el cuidado de nuestra casa común, en 2021 los Padres y Hermanos Maryknoll se comprometieron con el cuidado de la creación de Dios. Los sacerdotes y Hermanos que sirven en Bolivia acordaron emprender un proyecto “verde” en el centro y residencia.

Cochabamba, una extensa área metropolitana de 1.4 millones de habitantes, sufre un cambio climático exacerbado por una planificación urbana desordenada. Justo al lado del centro se construyó un edificio de apartamentos de 26 pisos, lo que interfirió con el sistema de aguas subterráneas de la zona. En respuesta, la organización vecinal local bloqueó otro proyecto de construcción y pidió estudios sobre el posible impacto ambiental.

“Aquí, con la ayuda de nuestros socios, existe una oportunidad”, afirma el Padre Marina. “Nuestro objetivo es hacer de este centro y residencia un testigo ecológico de Cochabamba”.

Imagen destacada: (De izq. a dcha.) El Padre Maryknoll Alejandro Marina, Eliza Encinas Díaz, Isabel Huanca, Leonel Cerruto y Elva Caballero en el centro Maryknoll en Cochabamba, Bolivia. (Adam Mitchell/Bolivia)

Oscar Rosas (derecha) enseña español al Padre Melchor Andaya de las Filipinas. (Adam Mitchell/Bolivia)

Sobre la autora/or

Deirdre Cornell

Deirdre Cornell sirvió como misionera laica Maryknoll en México. Es autora de tres libros Orbis Books, entre ellos Jesus Was a Migrant y American Madonna: Crossing Borders with the Virgin Mary, y actualmente trabaja con el equipo de la revista Maryknoll.

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