Por Manuel Rueda, OSV News
(OSV News) — Grupos religiosos en Panamá están cada vez más preocupados por la salud y la seguridad de los migrantes que cruzan el país en su camino hacia Estados Unidos, luego de una decisión sorpresiva del gobierno de la nación centroamericana de impedir que Médicos Sin Fronteras trabaje en su territorio.
En una declaración publicada el 11 de marzo, Red CLAMOR, la asociación latinoamericana de grupos eclesiásticos que ayudan a los migrantes, instó al gobierno de Panamá a reconsiderar su decisión de suspender al grupo Médicos Sin Fronteras, conocido por el acrónimo francés MSF (Médecins Sans Frontières), y a buscar formas de que los migrantes pueden recibir mejor asistencia después de realizar el agotador viaje a través del Tapón del Darién, una densa selva tropical sin caminos que separa América del Sur de Centromaérica.
“Reconocemos el derecho del Estado panameño a manejar su política migratoria, pero como cristianos estamos obligados a estar con los más vulnerables, acogiendo, protegiendo e integrando, reconstruyendo la dignidad de aquellos que han sido históricamente marginados”, se lee en el comunicado.
Panamá ordenó a Médicos Sin Fronteras suspender sus operaciones en dos campamentos de migrantes en el extremo norte de la selva del Darién en la primera semana de marzo, argumentando que no se había renovado un acuerdo de colaboración con el Ministerio de Salud.
La decisión del gobierno de suspender a MSF se produjo después de que la ONG afirmara en un comunicado de prensa que las agresiones sexuales contra migrantes estaban aumentando a niveles “exponenciales” y dijera que sus equipos sobre el terreno estaban “indignados por el nivel de impunidad” con el que operan los grupos criminales dentro de la región del Darién.
MSF dijo que, en los dos primeros meses de este año, había tratado a más de 230 migrantes que fueron víctimas de agresiones sexuales en sus puestos de salud, en la selva del Darién.
Pero el gobierno de Panamá rechazó las críticas y acusó a MSF de hacer afirmaciones “irresponsables”.
“Ellos tienen la obligación de presentar las denuncias (de violación) correspondientes, las cuales no han presentado”, dijo la directora nacional de inmigración de Panamá, Samira Gozaine, el 10 de marzo en un vídeo publicado en X. “Entonces difamar a las personas que diariamente trabajamos arduamente en darle respuesta y atención a estas personas, me parece que una falta de respeto al país que les está permitiendo estar aquí”.
Rafael Lara, coordinador de CLAMOR en Panamá, dijo que la suspensión de MSF está poniendo a los migrantes que cruzan el Tapón del Darién en una posición aún más vulnerable.
El grupo médico había estado tratando a unas 5.000 personas cada mes en sus clínicas de salud en el borde de la selva tropical, donde los inmigrantes suelen llegar con enfermedades estomacales, lesiones en los pies, fiebre y otros problemas.
“Sabemos por muchos de los migrantes con los que hemos estado hablando, que ahora faltan tratamientos y medicamentos”, dijo Lara, quien también es miembro de la rama secular de la orden franciscana. “Si quitas un servicio que ya existe, deberías tener un plan de respaldo”.
Mientras los servicios de salud se deterioran en los campamentos de inmigrantes, también han aumentado las tensiones entre los inmigrantes y la policía.
El 2 de marzo, 44 migrantes fueron detenidos durante una protesta en el campamento de San Vicente que derivó en un motín, en el que fueron quemadas varias estructuras prefabricadas que funcionan como refugios.
Días después, un grupo de unos 10 migrantes fue arrestado durante otra protesta en el campamento de Lajas Blancas, donde videos muestran a la policía usando gas pimienta para dispersar a una multitud enojada.
Segundo Vera, un migrante venezolano que permaneció en el campamento de Lajas Blancas en el pasado, dijo a OSV News que muchos migrantes se han sentido frustrados por las condiciones de hacinamiento.
Dijo que a los inmigrantes sólo se les permite salir de los campamentos si pagan 60 dólares para subirse a autobuses que los lleven directamente a la frontera de Panamá con Costa Rica, el siguiente país en la ruta a Estados Unidos. Pero algunos no tienen suficiente dinero.
“Muchas personas están siendo asaltadas en la selva y llegan a los campamentos sin dinero”, dijo Vera. “Pero al mismo tiempo no se les permite salir de los campos sin pagar los billetes de autobús, por eso ha habido protestas”.
La política de Panamá de poner a migrantes en autobuses que los llevan directamente a Costa Rica — y no permitirles salir solos de los campamentos — ha impedido que los migrantes caigan en manos de los contrabandistas, dijo Lara a OSV News.
Pero el coordinador de CLAMOR también afirmó que es necesario encontrar una solución para quienes no pueden pagar los billetes de autobús, como reservar algunos asientos en los autobuses para las personas que no pueden pagar.
“Cada día llegan unos 1.000 migrantes y siempre hay un porcentaje que no tiene dinero para pagar los autobuses”, dijo Lara. “Eso crea hacinamiento, la gente se desespera y se producen protestas como las que han tenido lugar recientemente”.
Manuel Rueda escribe para OSV News desde Bogotá, Colombia.
Imagen destacada: Una migrante de Haiti abraza a su bebé en un campamento de migrantes, en Metetí, provincia de Darién, Panamá, 6 de agosto del 2021. (OSV News/Erick Marciscano, Reuters)