El primer ministro de Haití, Ariel Henry, ha dicho que renunciará después que haitianos frustrados salieron a las calles el 7 de febrero a exigir su renuncia. Ese día debería haber sido la toma de posesión presidencial de Haití. Sin embargo, no ha habido elecciones desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio del 2021. Las pandillas violentas, a menudo armadas con armas fabricadas en Estados Unidos, siguen aterrorizando al pueblo. Más recientemente, las pandillas invadieron la ciudad de Gros Morne, donde viven misioneros laicos Maryknoll, a cuatro horas al norte de la capital, Puerto Príncipe. La Misionera Laica Maryknoll Sami Scott y sus compañeros de trabajo dirigen un proyecto de gallinero en Gros Morne. El ministerio proporciona seguridad alimentaria y empleo a muchos de sus vecinos. “Todos los que conozco han sido afectados por las pandillas”, dijo Scott. “Ellos o alguien de su familia han sido asaltados, expulsados de sus tierras o de sus hogares, secuestrados o asesinados. Estados Unidos debe dejar de ser cómplice de la inseguridad de Haití y la destrucción que ha causado”.
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Imagen destacada: Una mujer sostiene a un bebé en brazos en una escuela que sirve como refugio en Tabarre, Haití, el 14 de mayo del 2022, después de dos semanas de guerras territoriales entre pandillas rivales que obligaron a los residentes a huir de sus hogares. (CNS/Ralph Tedy Erol, Reuters)