Domingo, 9 de junio de 2024
Gén 3, 9-15 | 2 Cor 4, 13-5, 1 | Marcos 3, 20-35
Porque si un reino está dividido en bandos opuestos, no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir.
Nuestro mundo está cada vez más dividido y polarizado, no sólo políticamente, sino también económica y socialmente. Actualmente, el 50 por ciento de la población mundial posee menos del 2 por ciento de la riqueza global, mientras que el 1 por ciento posee el 38 por ciento. Existen vínculos claros entre la pobreza y las oportunidades. La manipulación de las redes sociales y la ingeniería social han exacerbado esta división en el mundo y la prevalencia de “noticias falsas” ha provocado que muchas personas pierdan la confianza en los medios de comunicación. A pesar de estar más conectado virtualmente, parece que nuestro mundo está más dividido ahora que nunca.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos advierte de los peligros de la división y la blasfemia contra el Espíritu Santo. Una definición de “pecado” es “aquello que nos separa de Dios y de los demás”. Entendiendo el pecado de esta manera, podemos decir que vivimos en un mundo cada vez más pecaminoso. El Espíritu Santo es quien nos une, respira a través de nosotros y nos revela la verdad. La blasfemia contra el Espíritu Santo es condenada por Jesús como verdaderamente mala. En la segunda lectura, San Pablo se dirige a nosotros como “hermanos y hermanas”, reconociendo nuestra relación y conexión como hijos de Dios.
En la primera lectura del libro del Génesis, leemos sobre la incapacidad de Adán y Eva de asumir la responsabilidad de su desobediencia a Dios. Adán culpa a Eva y Eva, a su vez, culpa a la serpiente. Lo común es que ninguno de los dos asumió la responsabilidad de sus propias elecciones y acciones. Al final, Dios castigó a los tres como una forma de revelar que cada uno tenía su parte de responsabilidad y sufriría las consecuencias del resultado de sus acciones pecaminosas. Esta separación bíblica se manifiesta en nuestro mundo actual con división y polarización que conducen a conflictos y guerras horribles con muerte y destrucción inimaginables.
Cada año, la Iglesia Católica en Brasil elige un tema social para reflexionar durante la temporada de Cuaresma, durante la cual se necesita la conversión social. El tema de este año es “Amistad social”, inspirado en un pasaje del Evangelio de Mateo: “Todos sois hermanos y hermanas”. (Mt 23, 8) La atención se centra en el llamado del Papa Francisco a una Iglesia sinodal donde se valore el diálogo para que “permita a todo el Pueblo de Dios caminar juntos, escuchando al Espíritu Santo y a la Palabra de Dios, participar en la misión de la Iglesia en la comunión que Cristo establece entre nosotros”. Con este espíritu, oremos por una Iglesia sinodal con una oración simplificada propuesta para que cualquier grupo o asamblea litúrgica pueda rezarla más fácilmente:
Estamos ante Ti, Espíritu Santo,
Mientras nos reunimos en Tu nombre.
Contigo solo para guiarnos,
Siéntete como en casa en nuestros corazones;
Enséñanos el camino que debemos seguir
Y cómo debemos proseguir.
Somos débiles y pecadores;
No nos dejes fomentar el desorden.
No dejes que la ignorancia nos lleve por el camino equivocado
Ni que la parcialidad influya en nuestras acciones.
Déjanos encontrar en Ti nuestra unidad
Para que juntos caminemos hacia la vida eterna
Y para no desviarnos del camino de la verdad
Y lo que es correcto.
Todo esto te pedimos a ti,
Que trabajas en todo lugar y tiempo,
En la comunión del Padre y del Hijo,
Por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración por el Sínodo sobre la Sinodalidad de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
El Padre Maryknoll Dennis Moorman de St. Maurice, Indiana, fue ordenado en 1998. Actualmente reside en Sao Paulo, Brasil, donde ministra a personas con problemas de depresión, ira y ansiedad a través del método de experiencia somática en colaboración con terapistas de trauma. Este ministerio lo ha llevado a 15 países.
Imagen destacada: Foto del Papa Francisco orando en la Vigilia Ecuménica de Oración antes de la Asamblea General del Sínodo. (Cortesía de la Iglesia Católica de Inglaterra y Gales Mazur/ Flickr)
