Por Cindy Wooden, Catholic News Service
SINGAPUR (CNS) — El verdadero significado de los altísimos rascacielos, la robusta economía y los logros de alta tecnología de Singapur debe encontrarse en las historias de amor y cuidado que hay detrás de ellos, dijo el Papa Francisco.
“Si hay algo bueno que existe y permanece en este mundo, es sólo porque, en múltiples y variadas circunstancias, el amor ha prevalecido sobre el odio, la solidaridad sobre la indiferencia, la generosidad sobre el egoísmo”, dijo el 12 de septiembre al celebrar la Misa en el emblemático Estadio Nacional de Singapur.
Sin amor, dijo, “aquí nadie habría podido hacer crecer una metrópolis tan grande, los arquitectos no habrían hecho proyectos, los obreros no habrían trabajado y nada se habría podido realizar”.
San Francisco Javier
Durante la Misa, en la día del Santo Nombre de María, el Papa Francisco también recordó a su compañero jesuita San Francisco Javier, que pasó varios días en Singapur en 1552 de camino a China. Las parroquias, el seminario local y el centro de retiros de la archidiócesis, donde se aloja el Papa Francisco, llevan el nombre del santo.
El Papa pidió a los cerca de 50.000 asistentes a la Misa que apreciaran la asombrosa arquitectura y los signos de progreso que les rodean, pero que miraran más profundamente y vieran que “detrás de cada una de las obras que tenemos ante nosotros hay muchas historias de amor por descubrir. Historias de hombres y mujeres unidos entre sí en una comunidad; de ciudadanos comprometidos con su país; de madres y padres preocupados por sus familias; de profesionales y trabajadores de todo tipo y grado, implicados sinceramente en sus diversos roles y tareas”.
“Y es bueno que aprendamos a interpretar estas historias, escritas en las fachadas de nuestras casas y en los trazados de nuestras calles, y a transmitir su memoria, para recordarnos que nada que sea perdurable nace y crece sin amor”, dijo.
Las obras creadas por el hombre también “nos recuerda que hay una maravilla todavía más grande, que hay que abrazar con admiración y respeto aún mayores. Se trata de los hermanos y hermanas que encontramos cada día en nuestro camino, sin preferencias ni diferencias. Testimonio de ello lo dan la sociedad y la Iglesia de Singapur, étnicamente tan diversas y, sin embargo, tan unidas y solidarias”, dijo.
El Papa Francisco pidió a los católicos del país que escuchen y respondan a “las invitaciones al amor y a la justicia, invitaciones que también hoy nos siguen llegando desde la infinita caridad de Dios”.
A los obispos y sacerdotes concelebrantes de Singapur se unieron en la Misa decenas de sacerdotes de Malasia, Filipinas y al menos 100 de Vietnam. También estuvo presente el cardenal birmano Charles Bo, de Yangon, presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia. A él se unieron el cardenal Stephen Chow Sau-yan, de Hong Kong, y unos 150 trabajadores migrantes de China.
Misionera Franciscana de la Divina Maternidad
La Hermana Linda Sim, miembro de las Misioneras Franciscanas de la Divina Maternidad, dijo que la visita y el mensaje del Papa Francisco “es el mejor regalo para Singapur en este momento”.
“Singapur es tan opulento que hay una falta de alma, pero espero que la visita del Papa inspire a la gente a darse cuenta de que hay (cosas) mucho más importantes que la riqueza y el progreso”, dijo. “Hay tanto suicidio porque no hay nada sólido. Pero, aunque no tenga nada, lo tengo todo porque tengo a Dios”.
La Hermana Sim no tiene exactamente nada. Tiene un cinturón negro de 5º dan en taekwondo y varios títulos de campeona absoluta.
Nacida en el seno de una familia católica de Singapur y educada en escuelas católicas, la diminuta hermana dijo que su sueño era ser policía, pero no cumplía los requisitos de altura o peso. “Pero mi primer amor era Jesús, y a Él no le importa lo alta que sea”, así que entró en la vida religiosa y profesó en 1979.
Atiende pastoralmente a los pacientes del hospital de su orden en Singapur y enseña taekwondo a los niños.
“Dios me dio el taekwondo antes de darme una vocación”, dice, pero ella utiliza el arte marcial para enseñar y dar testimonio de los valores de “amor, paz, respeto, armonía y unidad”.
“La gente sigue preguntando: ‘¿Por qué una Hermana hace taekwondo?’ Y eso me encanta porque así puedo compartir mi historia”, dijo.
Imagen destacada: Pope Francis greets a child before celebrating Mass at Singapore’s National Stadium Sept. 12, 2024. (CNS photo/Vatican Media)