Jesuitas participan en ‘desgarradora’ búsqueda de restos de migrantes en desierto de Arizona

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Por: OSV News
Fecha de Publicación: Dic 30, 2024

Por Simone Orendain, OSV News

(OSV News) — Aproximadamente una docena de jesuitas de todo el mundo que participaban en una misión de búsqueda y rescate en el desierto de Sonora, en Arizona, del 20 al 22 de diciembre, se encontraron con ocho zonas en las que había restos de personas desaparecidas.

El grupo, que incluía a tres voluntarios laicos, buscaba a migrantes que habían cruzado la frontera de México con Estados Unidos.

Jaret Ornelas es un seminarista jesuita y voluntario habitual desde hace tres años y medio del Batallón de Búsqueda y Rescate, una agencia humanitaria no gubernamental con sede en Ajo, Arizona. Es uno de los varios grupos de defensa que realizan este tipo de trabajo, entre ellos Águilas del Desierto y No Más Muertes.

Ornelas, de 35 años, dijo que es muy raro encontrar a alguien que no sea migrante en las zonas tan remotas del estado. Con el Batallón, dijo, ha ayudado recuperar los restos de 30 personas (identificadas) y ha encontrado a ocho con vida.

No logras acostumbrarte a esto“, dijo Ornelas a OSV News después de terminar la misión el 22 de diciembre. “Sigue siendo desgarrador cada vez. Normalmente lo que me pasa, cuando veo algo por primera vez, es que se me hace un nudo en el estómago, pero luego siento una pequeña inyección de adrenalina y me pongo a hacer mi trabajo. Y es más tarde, a veces un par de horas, a veces un par de días después, cuando de verdad te afecta”.

Ornelas dijo que estaba agotado y que aún tenía que procesar la misión de búsqueda del fin de semana. Pero describió que, en el pasado, después de encontrar trozos del cráneo de un niño, se ha sentido “furioso de que este mundo esté tan mal”, pero que también estaba agradecido porque estaba seguro de que los muertos estaban “con Dios”.

Una misión física y psicológicamente difícil

La organización de cartografía de la muerte de migrantes Humane Borders (Fronteras Compasivas), en colaboración con los médicos forenses de los condados de Pima y Maricopa, ha contabilizado unas 4.300 muertes en la frontera de Arizona en un periodo de 42 años hasta 2023.

Según el grupo, en 2024 quedarán unos 1.600 restos sin identificar. Y debido al enorme, remoto y desolado territorio, el grupo ha señalado que “un número considerable de restos humanos nunca será encontrado”.

Para Ornelas — quien durante su entrevista con OSV News expresó varias veces su gratitud por poder hacer este tipo de trabajo — la diferencia en la misión de búsqueda y rescate esta vez fue que pudo estar con su comunidad religiosa, a la que invitó. Los dos sacerdotes que se unieron a los nueve seminaristas celebraron misa cada noche por los fallecidos.

“Después de la Misa y de la cena, compartíamos la fe todas las noches, para ver cómo estábamos unos con otros. Y sentí mucha gratitud por los demás compañeros”, dijo.

“Pero al mismo tiempo, cuando oí en la radio (walkie talkie)… que un chico… (del que) fui hermano mayor en el noviciado decía que había encontrado un húmero (hueso más grande de la parte superior del brazo) y que su grupo había encontrado un cráneo, me entró un nudo en la garganta porque estoy agradecido de que haya más gente haciendo este trabajo, pero también sé que esas imágenes van a quedar grabadas en ellos… y es duro”, añadió.

Rastros de vidas disecadas en el desierto

Bajo unas condiciones inusualmente calurosas para esta época del año, según Ornelas, el grupo de varios hombres y una mujer, centró su búsqueda en un tramo de 50 kilómetros (30 millas) del Valle Growler, en el centro-sur de Arizona. Las fotos enviadas a OSV News por los seminaristas que participaron, incluían imágenes de zapatos sueltos, un viejo teléfono Blackberry incrustado en la arena y huesos humanos parcialmente blanqueados. Cintas de color rosa fucsia brillante atadas a ramas de árboles secas, resaltaban en el paisaje marcando los lugares donde encontraron restos humanos.

Ornelas explicó que los equipos de búsqueda utilizan GPS para registrar la ubicación exacta de los restos y enviarlos a las autoridades locales, que, sobre todo en esa zona, el condado de Pima, los recogen en un plazo de 24 horas para su examen forense e identificación.

Era una zona de “pura belleza y completo silencio” que también hizo llorar y enfurecer al seminarista jesuita Joshua Choong, de Sydney, Australia.

“Ayer, mientras buscábamos, una parte de mí se preguntaba: ¿En qué mundo estamos? ¿Por qué tenemos que hacer esto? No deberíamos tener que hacerlo. Y, sin embargo, aquí estamos, buscando los restos de migrantes muertos que se vieron obligados a huir al desierto“, declaró este diácono transitorio de 47 años que está terminando la carrera de teología en Boston College.

Los migrantes, en su mayoría procedentes de países latinoamericanos pero también de lugares tan lejanos como China y países de África, que llegan a Estados Unidos de forma ilegal buscan escapar de la violencia de las pandillas, la inestabilidad política y económica y las catástrofes, entre otros motivos. Los que entran a pie corren el peligro de separarse de sus familiares o compañeros y morir a la intemperie.

Misioneros dan dignidad a migrantes muertos en el desierto

Pero Choong dijo a OSV News que se sintió impresionado y consolado por “el aspecto encarnado” de la “pesada” misión, que calificó de intensa.

Choong, que es nuevo en el trabajo de búsqueda y rescate de emigrantes, dijo: “El hecho de que estemos a punto de celebrar la Navidad, el hecho de que el Señor esté a punto de encarnarse en Navidad y cantemos ‘Oh ven Emmanuel’, simplemente tiene mucho más sentido. … El Señor se encarna entre nosotros. El Señor se encarna en esos emigrantes que han fallecido. El Señor está encarnado en este desierto. El Señor está encarnado en esto, que yo llamo pura belleza, pero que también es un cementerio. Y el Señor, por supuesto, está encarnado en mis hermanos”.

El padre jesuita Brad Mills, de San Diego, fue uno de los sacerdotes que celebraron misa por los difuntos, cuyos huesos fueron hallados en algún momento. En su primera misión de búsqueda y rescate, dijo a OSV News que fue “especialmente significativo haber oficiado la Misa” en un escenario donde innumerables personas habían perdido la vida.

“Los estábamos recordando de alguna manera”, dijo el padre Mills, de 41 años. “Todos ellos estaban presentes en esa Misa. Y una frase que repetíamos como grupo era que la muerte no tiene la última palabra”.

Añadió que también fue una forma significativa de pasar los últimos días de Adviento.

“Creo que cuando nos encontramos con un gran sufrimiento y una gran oscuridad, no podemos evitar anhelar la venida de Cristo. No podemos evitar desear más luz. Me encontré anhelando más luz en forma de más justicia, un trato más humano a los inmigrantes y refugiados de todo el mundo y anhelando un mundo en el que no se hable de los inmigrantes como si fueran el demonio, sino que se les vea como seres humanos y se les valore”, dijo el padre Mills.

Foto destacada: Un voluntario de búsqueda y rescate con un equipo de 14 miembros conformado en su mayoría por seminaristas y sacerdotes jesuitas observan un cráneo humano el 21 de diciembre del 2024 en el desierto de Sonora. Se cree que el cráneo es parte de los restos de un migrante que murió en el desierto, cerca de Growlers Valley, durante un cruce de la frontera desde México hacia Estados Unidos. (OSV News/courtesy Jaret Ornelas, S.J.)

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