Lágrimas brotaban de los ojos de Maureen Long mientras recordaba el último deseo de sus padres. Francis y Patricia Lafferty, una pareja de Pensilvania que estuvo casada por 58 años, querían que sus anillos de boda se convirtieran en parte de un símbolo sagrado perdurable.
Unos meses antes de fallecer en septiembre del 2022, Patricia expresó este deseo: “Que nuestros anillos de boda se utilicen para un cáliz y una patena y que sean entregados a un sacerdote recién ordenado”.
Patricia además quería que su anillo de compromiso y el anillo de bodas de la mamá de Francis fueran incluidos en el cáliz.
“Mis padres tenían una fe profunda, creían en Dios y en la familia”, dice Maureen. La pareja era voluntaria en su parroquia y crio a sus ocho hijos, quienes fueron educados en colegios católicos. La familia asistía a Misa semanalmente.
Francis sirvió en el ejército y fue bombero. Fue catequista y miembro activo de los Caballeros de Colón. Él falleció en enero del 2014. Patricia fue ama de casa y mecanógrafa para el colegio de las Hermanas de San Francisco de Sales en Filadelfia. Le gustaba tejer a crochet y coser, y a los 81 años aprendió a hacer bordado de mano.
Maureen preguntó entre sus amistades y familia, al igual que en su diócesis y en órdenes religiosas, para tener ideas sobre quién podría ser el beneficiario de este regalo especial. “Mis padres querían dar el cáliz y la patena a un diácono, pero ¿cómo encuentras a un diácono que lo necesite?” se preguntó ella.
Después de una agotadora búsqueda que no generó ningún resultado, Maureen recordó que su papá tenía correspondencia con un misionero en África. “Recordé que recibíamos la revista Maryknoll”, dice ella.
Resulta que los Lafferty habían apoyado a las misiones Maryknoll por 38 años.
Encontrar la asociación de sus padres con Maryknoll fue una bendición, dice Maureen. Ella contactó al Padre Rodrigo Ulloa-Chavarry, director de vocaciones de los Padres y Hermanos Maryknoll, quien concordó con la idea. Él le habló a Maureen sobre los seminaristas que iban a ser ordenados.
A Maureen le llamó la atención especialmente la historia del seminarista Charles Ogony de Kenia. “Él fue criado católico y creció en una familia numerosa. Tenemos una crianza similar”, dice ella. “Era un extraordinario joven para recibir el regalo”.
Maureen contactó a la joyería Adrian Hamers en Larchmont, Nueva York, donde compró un cáliz de oro y una patena. Se colocaron los cuatro anillos en el interior de la base del cáliz. En el exterior, el diamante del anillo de compromiso de Patricia se instaló en el centro de una pequeña cruz. Las palabras “En memoria de Francis y Patricia Lafferty” fueron grabadas en el cáliz.
“La persistencia de Maureen en su búsqueda me abrió los ojos”, dice el Padre Ogony, quien fue ordenado sacerdote el pasado junio. “Ella vino a confirmar que, en el corazón de sus padres, Dios ya había elegido quién debía cumplir su deseo. Tuvo que realizar un gran recorrido y finalmente [el cáliz] llegó a mis manos”.
“Somos personas que tendemos un puente entre culturas, una estadounidense y otra keniana,” dice el Padre Ulloa-Chavarry. “Les agradecemos a los Lafferty por ser parte de la familia Maryknoll.”
Maureen y su hermana Merceda asistieron a la ordenación en la sede de Maryknoll en Ossining, Nueva York, donde conocieron al Padre Ogony. El nuevo sacerdote fue asignado a Bolivia. “Quiero fomentar la amistad, y seguirlo a él, al cáliz y la patena mientras él ministra a la gente en Bolivia”, dice ella.
Maureen, que vive en Maryland, dice que siente una sensación de paz ahora que ha hecho realidad el deseo de sus padres.
En Estados Unidos y durante su visita a su país natal, Kenia, el misionero Maryknoll ha celebrado la Eucaristía con el cáliz y la patena. “Mientras levanto el cáliz en memoria de los amados padres de Maureen, los tengo en lo más profundo de mi corazón con gratitud”, dice el Padre Ogony. “La familia de Maureen realmente me ha inspirado con este regalo”.
Imagen destacada: El Padre Maryknoll Charles Ogony de Kenia celebra su primera Misa utilizando el cáliz y una patena que le regaló la familia Lafferty, cumpliendo así el último deseo de la pareja. (Octavio Durán/EE.UU.)