Por Almudena Martínez-Bordiú, ACI Prensa
En su mensaje para la 62ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebra el 11 de mayo, el Papa Francisco se dirige especialmente a los jóvenes, a quienes anima a responder con valentía y generosidad a la llamada y el deseo que Dios tiene para sus vidas.
En su mensaje, escrito desde el Hospital Gemelli donde lleva más de un mes ingresado, el Santo Padre propone a los fieles una invitación “llena de alegría y aliento para ser peregrinos de esperanza, entregando la vida con generosidad”.
Para el Pontífice, la vocación es “un don precioso que Dios siembra en el corazón”, y al mismo tiempo “una llamada a salir de nosotros mismos para emprender un camino de amor y servicio”. En este sentido, subraya que cada vocación en la Iglesia “es un signo de la esperanza que Dios pone en el mundo y en cada uno de sus hijos”.
Una respuesta generosa y fiel
A continuación, posa su mirada en los jóvenes, quienes, afirma, “se sienten perdidos ante el futuro”. Lamenta que muchos de ellos experimentan una crisis de identidad, de sentido y de valores, agravada por la “confusión del mundo digital”.
Sin embargo, frente a esta realidad, el Papa Francisco remarca que el Señor, que conoce el corazón humano, “no nos deja en la incertidumbre; al contrario, quiere despertar en cada uno la convicción de ser amado, llamado y enviado como peregrino de esperanza”.
Por ello, reitera que los jóvenes “están llamados a ser los protagonistas de su vocación o, mejor aún, coprotagonistas junto con el Espíritu Santo”, quien suscita el deseo de hacer de su vida “un don de amor”.
El Santo Padre exhorta a los jóvenes a acoger el propio camino vocacional, recordándoles que es necesario “tomar conciencia de que el don de la vida exige una respuesta generosa y fiel”.
Como ejemplo de esta respuesta, cita a algunos santos, como Santa Rosa de Lima, el futuro Santo Carlo Acutis o Santa Teresa del Niño Jesús, quienes vivieron la vocación “como un camino hacia la felicidad plena, en la relación con Jesús vivo”.
“Toda vocación, cuando se percibe profundamente en el corazón, hace surgir la respuesta como un impulso interior hacia el amor y el servicio; como fuente de esperanza y caridad, y no como una búsqueda de autoafirmación”, señala.
La vocación está ligada a la esperanza
El Pontífice precisa que, además de la vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, otros jóvenes “perciben la belleza de la vocación al matrimonio y la vida familiar”. Por ello, subraya que “toda vocación está animada por la esperanza, que se traduce como confianza en la Providencia”.
Además, puntualiza que, para el cristiano, “esperar es mucho más que un simple optimismo humano: es ante todo una certeza basada en la fe en Dios, que actúa en la historia de cada persona”.
Asegura en este contexto que “la esperanza nunca defrauda” e insiste en que “el mundo necesita jóvenes que sean peregrinos de esperanza, valientes en dedicar su vida a Cristo y llenos de la alegría por el hecho mismo de ser sus discípulos-misioneros”.
Discernimiento en silencio y “nunca en solitario”
Aconseja también a los jóvenes hacer un camino de discernimiento, nunca en solitario, sino en el seno de la comunidad cristiana y junto con ella. “Tengan el valor de detenerse, de escuchar dentro de ustedes mismos y de preguntarle a Dios qué sueña para ustedes”, les pidió el Pontífice, antes de precisar que “el silencio en la oración es indispensable para ‘leer’ la llamada de Dios”.
“Quien se pone a la escucha de Dios no puede ignorar el clamor de tantos hermanos y hermanas que se sienten excluidos, heridos o abandonados. Toda vocación nos abre a la misión de ser presencia de Cristo allí donde más se necesita luz y consuelo”, añade el Pontífice.
Acompañar a los jóvenes con confianza y esperanza
Más tarde, se dirige a los agentes de pastoral vocacional y les anima a no tener miedo “de acompañar a los jóvenes con la confianza esperanzada y paciente de la pedagogía divina. Se trata de ser para ellos personas de escucha y acogida respetuosa en las que puedan confiar, guías sabios dispuestos a ayudarles y a reconocer los signos de Dios en su camino”.
En este sentido, exhorta a que se promueva el cuidado de la vocación cristiana en los distintos ámbitos de la vida y resalta la importancia de que itinerarios educativos y pastorales contemplen espacios adecuados para el acompañamiento de las vocaciones.
“La vocación nunca es un tesoro que se queda encerrado en el corazón, sino que crece y se fortalece en la comunidad que cree, ama y espera”, señala a continuación.
Por último, el Papa Francisco recuerda que “la Iglesia está viva y es fecunda cuando genera nuevas vocaciones” y que el mundo “busca testigos de esperanza, que anuncien con su vida que seguir a Cristo es fuente de alegría”.
“No nos cansemos de pedir al Señor nuevos obreros para su mies, con la certeza de que Él sigue llamando con amor”, concluye el Papa Francisco.
Imagen destacada: Charles Ogony (izq.) y Joshua Maondo (der.), de Kenia, son ordenados al sacerdocio el 8 de junio del 2024 en el centro de la Sociedad Maryknoll en Ossining, Nueva York. Actualmente ambos sacerdotes Maryknoll sirven en Bolivia. En su mensaje para la 62ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Papa Francisco exhorta a los jóvenes discerniendo un camino sacerdotal a ser ‘peregrinos de esperanza’. (Octavio Durán/EE. UU.)