En una fotografía de archivo, un hombre toca una vitrina que contiene 5000 cráneos humanos pertenecientes a víctimas del Jemer Rojo en el Museo del Genocidio Tuol Sleng, en Phnom Penh (Camboya). Millones de camboyanos que viven con las cicatrices de la ola de terror genocida de Pol Pot entre 1975 y 1979 se enfrentan a la posibilidad de que el tribunal respaldado por la ONU no pueda llevar ante la justicia a los principales responsables de la muerte de alrededor de 1.8 millones de personas. (Foto de OSV News/Samrang Pring, Reuters)

En una fotografía de archivo, un hombre toca una vitrina que contiene 5000 cráneos humanos pertenecientes a víctimas del Jemer Rojo en el Museo del Genocidio Tuol Sleng, en Phnom Penh (Camboya). Millones de camboyanos que viven con las cicatrices de la ola de terror genocida de Pol Pot entre 1975 y 1979 se enfrentan a la posibilidad de que el tribunal respaldado por la ONU no pueda llevar ante la justicia a los principales responsables de la muerte de alrededor de 1.8 millones de personas. (Foto de OSV News/Samrang Pring, Reuters)