Papa Francisco: En el corazón del pueblo

Tiempo de lectura: 6 minutos
Por: Robert Ellsberg
Fecha de Publicación: Abr 28, 2025

El legado misionero del Papa Francisco de discipulado misionero perdurará

Por Robert Ellsberg

Aunque fue el primer papa de Latinoamérica y el primer papa jesuita, el “primer” más significativo del Papa Francisco fue quizás su elección de nombre. Ningún papa había tomado el nombre de Francisco previamente. Fue una elección deliberada, honrando así al santo que se propuso reformar y renovar la Iglesia al evocar la imagen de su fundador. Como señaló el papa: “Pensé en Francisco De Asís… el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y protege la creación… es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre. Ah, ¡cómo quisiera una Iglesia pobre, para los pobres!”

¿Qué contiene un nombre? Los primeros indicios se dieron en una serie de gestos humildes: su decisión de deshacerse de vestimentas elegantes y los zapatos rojos hechos a la medida y —aún más notable— su decisión de dejar el palacio papal por un modesto apartamento en la residencia para visitantes del Vaticano. Pero detrás de esos gestos, se dilucidaba que el modelo de San Francisco apuntaba más allá.

En el cónclave que llevó a su elección en el 2013, el entonces cardinal Jorge Bergoglio había dado un pequeño discurso esbozando su visión para la Iglesia y su misión. La amenaza más grande para la misión, dijo él, venía de la introversión eclesial y la “mundanidad espiritual”. En contraste, él llamó a una Iglesia evangelizadora, “en salida” hacia los márgenes y las periferias, tanto geográficas como existenciales.

El Papa Francisco, que cuando era un joven jesuita había soñado con ser un misionero, definía la misión como la misma razón de ser de la Iglesia. “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo”. Toda renovación, dijo él, debería convertirse en “un cauce adecuado para la evangelización el mundo actual más que para la autopreservación”. Él prefirió una “Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”.

La primera excursión del Papa Francisco fue a la isla de Lampedusa, un paradero en el Mediterráneo para migrantes y refugiados, muchos de los cuales mueren ahogados en el mar. En su Misa allí, él dijo que el sufrimiento de esos migrantes nos desafiaba con las palabras de Dios a Caín: “¿Dónde está tu hermano?” Estas palabras nos revelaron a nosotros la “cultura de indiferencia” que nos hace imposible reconocer a nuestros hermanos y hermanas —mucho menos el rostro mismo de Cristo— en los pobres y todos los que sufren. Esta preocupación por los migrantes y refugiados se convertiría en un tema central en sus prédicas y sus ministerios, conectados estrechamente en su insistencia en una opción preferencial por los pobres. Sin esto, “el anuncio del Evangelio… corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de palabras”.

Izq: El Papa Francisco saluda a un hombre con discapacidad durante su audiencia general el 5 de diciembre del 2018 en el Aula Pablo VI del Vaticano. “Muchas personas con discapacidad ‘sienten que existen sin pertenecer y sin participar’”, escribió en su encíclica Fratelli Tutti. (CNS, Paul Haring/Ciudad del Vaticano). Dcha: El papa abraza a una niña al reunirse con personas con discapacidad en su audiencia general en el Aula Pablo VI del Vaticano el 20 de enero del 2016. (CNS, Paul Haring/Ciudad del Vaticano)

El segundo tema central inspirado por San Francisco fue el de la preocupación por la tierra, por nuestra “casa común”. En Laudato Si’, él sitúa esta preocupación al centro de la doctrina social de la Iglesia. “Todo está conectado…Todo está relacionado”, proclamó en un llamado a la “conversión ecológica”. Diez años después escribió la secuela de esta encíclica con un segundo documento denunciando la falta de progreso significativo para hacerle frente a este desafío.

Sus peregrinajes al extranjero, siempre brindando un mensaje de paz, lo llevaron a lugares fuera del camino papal: Irak, Kazajstán, Mongolia, Sudán del Sur, Azerbaiyán y Myanmar. En su peregrinaje a Estados Unidos, él habló ante una sesión conjunta del Congreso con un discurso enfocado en los sueños de cuatro “grandes americanos”: Abraham Lincoln, Martin Luther King Jr., Thomas Merton y Dorothy Day. Refiriéndose a Estados Unidos como un país de sueños, él dijo que una nación se hace “grandiosa” al atender los sueños de libertad, justicia, cuidado por los inmigrantes y la búsqueda de la paz, tal como soñaron estas figuras. Entre otros temas, él se pronunció en contra de la pena de muerte, dijo que el cuidado por el bien común incluye a la Tierra, habló de su propio estatus como hijo de inmigrantes y denunció la industria armamentística como “impregnada de sangre”.

El Papa Francisco saluda a la multitud a su llegada para dirigir su audiencia general en la Plaza de San Pedro del Vaticano el 29 de mayo del 2013. El Papa Francisco, antes cardenal Jorge Mario Bergoglio, nació en Argentina el 17 de diciembre de 1936. (CNS, Paul Haring/Ciudad del Vatican

Pero la misión del Papa Francisco no estaba definida por lo que él oponía. Constantemente instó al mundo hacia una nueva cultura de encuentro y “fraternidad”, el tema de su encíclica Fratelli Tutti. También tenía una visión distintiva para la Iglesia. Uno de sus grandes proyectos era poner en marcha una manera “sinodal” de ser iglesia. La sinodalidad, señaló, significa “caminar juntos”. En vez de los sínodos de obispos periódicos en Roma que llegaban a conclusiones predeterminadas, el Papa Francisco concibió un proceso de reflexión y discernimiento descentralizado e inclusivo, con base en la participación y contribución de todas las personas del Pueblo de Dios. Al convocar a un Sínodo de la Amazonia, él resaltó las voces de las “márgenes y periferias”.

Algunos objetaron el énfasis del Papa Francisco en la misericordia como el lenguaje central de la Iglesia, en vez del cumplimiento de reglas y tradiciones. Otros sentían que él no se movía lo suficientemente rápido y deseaban que resolviera controversias con declaraciones claras.

Pero ese no era el estilo de Francisco. Una de sus máximas era: “El tiempo es superior al espacio”. Él creía que lo más importante era plantar semillas y poner iniciativas en marcha. Su fruto se recogería con el tiempo. Así, su papado no se medía tanto en nuevas enseñanzas sino en un nuevo estilo, una nueva cultura, una estrategia pastoral que enfatizaba la escucha y la colaboración en vez de edictos autoritativos.

El Papa Francisco sonríe al reconocer a Dorothy Day en una estampa sostenida por Robert Ellsberg, quien escribió libros sobre el papa. (Cortesía de Robert Ellsberg/Ciudad del Vaticano)

Las enseñanzas del Papa Francisco venían tanto en sus gestos como en sus documentos escritos: su espontaneidad y espíritu de júbilo, su capacidad de conectar con todo tipo de personas y especialmente su compasión por los pobres y todos los que sufren. En su primer año como papa, él inició una tradición de visitar hombres y mujeres reclusos en prisión en Jueves Santo. Repitió esta costumbre cada año, incluso en la última semana de su vida, aunque en ese entonces su salud no le permitió lavar los pies de los reclusos.

Sin duda, el Papa Francisco, quien llamó a la Iglesia a convertirse en una “comunidad de discípulos misioneros”, fue un signo de esperanza e inspiración para toda la familia Maryknoll. Para Orbis Books, donde publicamos más de 20 volúmenes de sus escritos, él estableció un estándar que tratamos de seguir y servir. Por eso fue un gran halago cuando en el 2020 recibimos una carta personalizada de su parte para nuestro 50 aniversario. Elogió nuestros esfuerzos para publicar libros que ofrezcan un “genuino horizonte de significado” y habló de la importancia de “cultivar —especialmente en las generaciones más jóvenes— una imaginación que los ayude a creer que otra manera de escribir la historia es posible”.

De sí mismo, él escribió en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (La alegría del evangelio): “La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo”.

Él nos inspiró a todos a encontrar y ser nuestra propia misión en esta tierra y a vivir esa misión con una audacia, valentía y amor equivalentes.

Imagen descatada: El Papa Francisco saluda a feligreses en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma, donde celebró la Misa el 7 de abril del 2013. El papa falleció el 21 de abril del 2025, lunes de Pascua. (CNS, Paul Haring/Ciudad del Vaticano)

Sobre la autora/or

Robert Ellsberg

Robert Ellsberg es editor de Orbis Books y autor de libros religiosos.

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