Por Marie Dennis
Quinto domingo de Cuaresma
Isaίas 43, 16-21|Filipenses 3, 8-14 |Juan 8, 1-11
Hace unos años, los cristianos de todo Estados Unidos dedicaron meses a reflexionar sobre los signos de los tiempos en sus comunidades locales, en todo el país y en todo el mundo, para discernir cuál debía ser la respuesta de los cristianos ante el quebrantamiento y la injusticia que veían. Siguiendo la tradición de los documentos kairos de Sudáfrica, América Central, Palestina y otros países, su mensaje era poderoso, desafiante y esperanzador. Se trataba del Jubileo y, en cierto modo, encierra un mensaje crucial para estos tiempos de crisis.
El Espíritu nos guía hacia una nueva relación con la tierra y todas sus criaturas, basada en un profundo sentido de parentesco, para rechazar las obsesivas pautas de consumo que conducen a la desintegración de la creación. El Espíritu nos guía para dar forma a una cultura de no violencia radical, una alternativa viva a la realidad de nuestro tiempo, que contrarreste conscientemente el racismo, el sexismo, el heterosexismo, la violencia doméstica, la violencia callejera, la violencia estatal y el militarismo. El Espíritu nos guía a ceder y renunciar a los privilegios económicos… El Espíritu nos guía a reestructurar radicalmente la economía global… para beneficiar a los pobres excluidos y al resto de la creación: para levantar la carga de la deuda de las espaldas de los pobres.
Consideramos que el espíritu del Jubileo es un signo preeminente de este tiempo kairós.
Nos asustan los signos de crisis… nos alientan los signos de esperanza… nos apremia la urgencia de ambos.
Así pues, nos comprometemos a realizar obras de arrepentimiento, de reparación, de desagravio, de revalorización.
Nos comprometemos a poner en práctica el Jubileo concretamente en nuestras comunidades, nuestras instituciones, nuestras vidas. El Jubileo exige nada menos que un cambio de paradigma hacia un mundo en el que las relaciones justas entre los seres humanos y la tierra configuren los asuntos internos, las relaciones internacionales y la economía mundial, impulsando una transformación de la violencia directa y estructural generalizada hacia un mundo más justo y pacífico. Se trata de un cambio masivo y exigente, pero urgentemente necesario. Y una acción bien organizada es la única manera de lograr la profunda transformación que promueve el Jubileo.
El Papa Francisco, citando al obispo y antiguo presidente de Pax Christi Italia, Tonino Bello, nos recuerda que “no podemos contentarnos con esperar; tenemos que organizar la esperanza…”.
La posibilidad de un cambio transformador -incluida la cancelación de la deuda, el fin de la pena de muerte, el gasto en necesidades humanas y medioambientales en lugar de en armamento- es una reivindicación de la esperanza.
El reto consiste en ver ahora los signos del Reino de Dios —de la Resurrección— que están irrumpiendo, reconocerlos y aferrarnos a ellos a pesar de los interrogantes que sacuden nuestra confianza hasta la médula. El Jubileo define los cambios que debemos introducir en nuestra manera de organizar el mundo para que pueda irrumpir el Reino de Dios. Relaciones justas entre los seres humanos y con el resto de la creación. El reordenar la economía de la vida: cancelar las deudas, liberar a los esclavos (deudores), restaurar la tierra (deudores) — Jubileo.
“Yo soy la resurrección y la vida…”
Marie Dennis es directora de la Iniciativa Católica por la No Violencia, un proyecto de la organización Pax Christi Internacional. Ella fue directora de la Oficina de Asuntos Globales Maryknoll por 14 años.
Imagen destacada: Marie Dennis (cuarta de derecha a izquierda) participa en una manifestación pacífica con otras personas afuera del Banco Mundial en Washington D.C. para el Año Jubilar del 2000. (Cortesía Oficina de Asuntos Globales Maryknoll/EE. UU.)
Preguntas para la reflexión
Al pensar en organizar la esperanza, no sólo en nuestras propias vidas, sino también en nuestras comunidades, instituciones y en el mundo en general, ¿cuál es una injusticia que te sientes llamado a sanar?
¿Qué acciones emprenderás en este Año Jubilar para unirte a otros en la superación del pecado social, la violencia institucional y la injusticia?
Oración
Amado Dios,
Este pequeño momento lo pasaríamos contigo
en gratitud por toda una vida de pequeños momentos.
Te agradecería por Tu Espíritu
respirando en mí, dirigiéndome
Vitrales para seguir el flujo de la Libertad.
Te daría gracias por Tu Promesa
cumplida en mí, asegurándome
de Tu Presencia permanente.
Te doy gracias por tu fidelidad
fortaleciéndome, sosteniéndome
en los brazos confiables de la Compasión,
Te daré gracias por tu Providencia
que me cobija, recordándome
Tu eterna Abundancia puesta a mi disposición.
Te daría gracias por Tu Vida, extendida en mí,
extendida en todos Tus hijos, cada una de Tus creaciones originales. Amén
—Hermana Maryknoll Joan Metzner