Actos de Humanidad en Casa del migrante, Guatemala

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Por: Giovana Soria
Fecha de Publicación: Jun 2, 2025

Albergue católico da la bienvenida a migrantes que fueron deportados de Estados Unidos II

Hace unos meses María, una mujer venezolana de 50 años, llegó a Casa del Migrante, una organización de asistencia humanitaria de los misioneros scalabrinianos en la Ciudad de Guatemala. El albergue recibe a diario a cerca de 30 personas en tránsito que como María buscan refugio, alimentación y protección.

María (nombre ficticio) contó que había decidido migrar a Estados Unidos por temor a represalias por participar en protestas en contra del presidente Nicolás Maduro. Con la esperanza de iniciar una nueva vida, llegó a solicitar asilo en la frontera de EE. UU.-México, pero fue deportada a México y finalmente llegó a Guatemala.

El diácono Leonel Yoque, miembro del Ministerio de Formación Misionera Maryknoll, ha escuchado historias de migrantes como María. El pasado julio llevó a un grupo de líderes católicos de EE. UU. a visitar Casa del Migrante. “El carisma de Maryknoll es ir a tener un encuentro con los necesitados”, dice. “Los exponemos a observar de cerca la realidad, la violencia, la pobreza y el cambio climático que están forzando a los indígenas a migrar”.

Yoque, quien este verano llevará a otro grupo a Guatemala, añade: “Después de visitar el albergue, he visto que hay una transformación en los participantes y ellos se solidarizan con los migrantes”.

El diácono Leonel Yoque (tercero de la dcha.) dirigió un viaje de Inmersión Misionera Maryknoll<br />
a Guatemala, donde él y participantes visitaron Casa del Migrante en Ciudad de Guatemala. (Cortesía Leonel Yoque/Guatemala)
Un migrante es recibido por una familiar en el Centro de Recepción de Migrantes en la Ciudad
de Guatemala en enero, después de que él y otros migrantes fueran deportados de EE. UU. (SV, Cristina Chiquin, Reuters/Guatemala)

En los últimos meses, la situación de los migrantes se ha vuelto insostenible. Al asumir su cargo en enero del 2025, el presidente Donald Trump firmó una serie de órdenes ejecutivas, entre ellas poner fin a la solicitud de asilo estadounidense en la frontera, descontinuar la aplicación móvil CBP One y cancelar el Estatus de Protección Temporal (TPS) para varios países, incluido Venezuela.

Lorena Pérez, responsable de proyectos en Casa del Migrante, dice que el patrón migratorio ha cambiado comparado con el 2024. “Antes llegaban venezolanos en su mayoría y luego hondureños en camino a EE. UU.”, dice Pérez. “Ahora asistimos a deportados como María. Hay un porcentaje de personas que tenían muchos años en EE. UU. y que han sido deportadas”.

Para Pérez es importante que las personas sientan una restitución de los derechos humanos que han ido perdiendo en el camino al salir de sus países y al transitar por otros países de manera irregular. “Ofrecer alimentación, hospedaje y duchas con set de higiene son actos de humanidad”, dice. “Además brindamos protección integral, asesoría legal, asistencia médica y apoyo psicológico y espiritual”.

El día empieza con un desayuno a las 7:00 a.m. Algunos de los hospedados después salen a despejar su mente o buscar un trabajo que les pague por día. Pérez explica que el albergue les prepara una merienda que llevan para almorzar. Regresan a las 4:00 p.m. para participar en la reflexión y luego cenar.

Hay una estatua de la Virgen en el albergue y los migrantes se acercan a orar, dice Pérez. “Especialmente los deportados preguntan si hay una capilla”, dice. “Van a rezar y a veces piden hablar con un sacerdote”.

Según los registros del albergue, el 2024 se registraron aproximadamente 2.600 personas cada mes con destino al norte, pero recientemente el promedio es solo 800 migrantes al mes. El 50% han sido deportados o entán en tránsito a su país de origen y el otro 50% intentando llegar a Estados Unidos.

El albergue ha extendido su servicio. Estableció un equipo en el Aeropuerto Internacional La Aurora para ofrecer su apoyo a los deportados. “Casa del Migrante juega un papel importante como apoyo y fortalecimiento del Estado de Guatemala en abrir sus puertas”, dice Pérez.

“En el Centro de Recepción de Retornados todo se maneja muy rápido y a veces los retornados no saben qué hacer”, explica Pérez. “Quizá tienen un familiar, pero vive a kilómetros de la capital. Ahí es donde nosotros los apoyamos y los llevamos a Casa del Migrante”.

En otros casos, añade, “algunos regresan y no tienen familiares porque tenían mucho tiempo de vivir en Estados Unidos.”

Según el Instituto Guatemalteco de Migración, hasta marzo de este año 7.190 migrantes han sido deportados a Guatemala. Entre ellos 1.515 fueron deportados de México y 5.675, de Estados Unidos.

Un migrante es recibido por una familiar en el Centro de Recepción de Migrantes en la Ciudad de Guatemala en enero, después de que él y otros migrantes fueran deportados de EE. UU. (SV, Cristina Chiquin, Reuters/Guatemala)

Imagen destacada: El diácono Leonel Yoque (tercero de la dcha.) dirigió un viaje de Inmersión Misionera Maryknoll a Guatemala, donde él y participantes visitaron Casa del Migrante en Ciudad de Guatemala. (Cortesía Leonel Yoque/Guatemala)

“Las familias y los amigos ayudaban a los migrantes cuando iban al norte porque sabían que les iban a devolver el dinero”, dice Pérez. “Se siente un ambiente de preocupación, angustia y zozobra entre los recién llegados. Los retornados se están quedando con deudas y sin que nadie los apoye, inclusive para regresar”.

El albergue y otros centros ayudan con la reinserción laboral de retornados guatemaltecos, tratando de conseguirles empleo. Algunos retornados se quedan en el albergue hasta recibir su primer o segundo salario. También ayudan a migrantes no guatemaltecos a regresar a sus países de origen. Si tienen su pasaporte vigente y la documentación que requieren los consulados, los ayudan con el boleto aéreo.

Casa del Migrante recibe comida y ropa de la comunidad local, y ayuda financiera de varios proyectos internacionales. Lamentablemente, después de que el presidente Donald Trump cerrara la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), el albergue perdió fondos que recibía del Consejo Noruego para Refugiados, una organización humanitaria internacional.

La ayuda cubría un 25% a 35% de los gastos del albergue, incluido el salario del personal y la alimentación. Recibieron la notificación a finales de enero y la cancelación un mes después. Una persona encargada del programa perdió su trabajo y otras tienen que ser reubicadas. “La situación es complicada, pero hay que reestructurar”, dice Pérez. “Somos una organización católica y en momentos difíciles se ve la mano de Dios. Cuando nos hemos quedado sin nada, llega la ayuda”.

Casa del Migrante ha registrado que más migrantes deportados desean solicitar asilo en Guatemala. Muchos están en un limbo porque no ingresaron a Estados Unidos, pero tampoco pueden regresar a sus países de origen, especialmente si son perseguidos políticos, escaparon de la delincuencia o fueron víctimas de extorsiones.

Tal es el caso de María, quien sigue hospedada en el albergue. “Ella solicitó asilo y reza a menudo frente a la virgencita del albergue mientras espera la respuesta de la Comisión Nacional de Refugiados”, añade Pérez. “Guatemala es un país de destino y está acogiendo a los refugiados”

Imagen destacada: Migrantes guatemaltecos deportados de EE. UU. bajo la administración del presidente Donald Trump llegan a la Base Aérea La Aurora en Ciudad de Guatemala el 27 de enero, 2025. (OSV, Cristina Chiquin, Reuters/Guatemala)

Sobre la autora/or

Giovana Soria

Giovana Soria nació y creció en Lima, Perú. Completó una licenciatura en Ciencias de la Comunicación/Periodismo en la Universidad de San Martín de Porres de Lima. Como redactora, ella escribe y traduce artículos para la revista Misioneros y Maryknoll magazine, nuestra publicación en Inglés. Sus artículos también han sido publicados en la revista bilingüe ¡OYE! para jóvenes católicos hispanos. Su trabajo ha sido premiado por la Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos y Canadá. Vive en el condado de Rockland, Nueva York.

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