Tanzania
Al pasar por la casa de un amigo en Tanzania escuché una algarabía que venía de la sala. Él y tres amigos estaban jugando Scrabble (un juego de mesa). Pensé que era una gran forma de mejorar su inglés. Luego, les pregunté quién estaba ganando y contestaron que no sabían porque no estaban anotando los puntos. A decir verdad, hasta se ayudaban cuando era necesario y podían usar el diccionario. Quedé sorprendido porque no estaban jugando “de acuerdo a las reglas”. Me dijeron que no les interesaba ganar puntos individuales, sino que los cuatro superaran el puntaje total combinado de los juegos anteriores. No jugaban por prestigio individual sino por la ganancia comunitaria. Ellos querían obtener el máximo puntaje de las palabras que tenían en la mayor medida posible. Jugando de ese modo, explicaron, aprenderían nuevas palabras en inglés, que era su tercer o cuarto idioma. ¡Qué tal concepto! Me conmovió tanto su esfuerzo comunitario que nunca olvidaré la lección.
Gabe Hurrish, MKLM
El Salvador
Silvia era una mujer joven quien recibía atención médica en el Hospital Divina Providencia en El Salvador, donde mi esposo Erik y yo servimos como misioneros laicos Maryknoll. Ella venía de una familia muy pobre. Aparte de tener cáncer, era VIH positiva. Pero su mayor dificultad era estar lejos de su hijo de tres años. Cuando hablaban por teléfono o se veían, él siempre le pedía un carro de juguete. Silvia lamentaba no tener los medios para cumplir su deseo. Mientras estaba en casa en Estados Unidos, una amiga me dio un carro de juguete, que agradecidamente lo pasé a Silvia para su hijo. ¡Los deseos se pueden hacer realidad!
Margo Cambier, MKLM
Sudán del Sur
Recientemente viajé en bote con Teresa Nyagak, una integrante de nuestra comunidad católica en Malakal, Sudán del Sur, a una aldea cercana de Wau Shilluk en la orilla oeste del río Nilo. Casi todas las 40.000 personas que viven ahí huyeron para salvar sus vidas debido a los combates entre los ejércitos enemigos. El ejército del gobierno ahora ha ocupado el lugar en el que sólo quedan unos cuantos civiles.
Llevamos un crucifijo que fue reparado y lo colocamos en la pared posterior de la parroquia católica. Luego realizamos un servicio de oración en la parroquia y nos percatamos que todos los asistentes eran los soldados del gobierno con la excepción de una mujer y dos niños. Mientras rezábamos, vi a William Koan, un soldado que yo conocía, quien estaba profundamente inmerso en la oración. ¿Estaría rezando por la paz de su país devastado por la guerra? Sólo Dios sabe que hay en su corazón. Que la música de la sinfonía de la paz toque los corazones de todos nosotros en este mundo.
Michael Bassano, M.M.
Haití
Con la ayuda de amigos y compañeros de misión de Estados Unidos, un grupo de mujeres, con las que trabajé en mi misión en Haití, pudieron comprar un terreno en el que plantaron vegetales. Su próximo sueño es excavar un pozo e instalar una bomba de agua en la propiedad para que no tengan que esperar por las lluvias impredecibles o esperar el agua de la bomba de agua que está a dos millas de distancia.
Algunas veces ellas han pagado por recibir el agua y han tenido que esperar hasta seis días o más para recibirla, debido a los constantes cortes de luz y la alta demanda del agua. Las mujeres saben que el jardín comunitario sólo se puede sostener si tienen disponibilidad de agua.
Susan Nchubiri, M.M.