Reflexión Maryknoll: segundo domingo de Adviento

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: Oficina de Asuntos Globales
Fecha de Publicación: Dic 4, 2025

Por Ann Hayden, M.M.

Domingo, 7 de diciembre del 2025
Is. 11, 1-10 | Rom. 15, 4-9| Mateo 3, 1-12

Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos… Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios —Lucas 3, 4-6

El Papa León XIV, en su reciente Exhortación Apostólica Dilexi Te, dijo: «Y es precisamente en esta perspectiva que el afecto por el Señor se une al afecto por los pobres. Aquel Jesús que dice: ‘A los pobres los tendrán siempre con ustedes'».

Nuestro nuevo papa continúa: «Y al mismo tiempo nos vienen a la mente aquellas palabras del Señor: ‘Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’. No estamos en el horizonte de la beneficencia, sino de la Revelación; el contacto con quien no tiene poder ni grandeza es un modo fundamental de encuentro con el Señor de la historia. En los pobres Él sigue teniendo algo que decirnos.»

Vivimos en un mundo similar a la época del profeta Isaías, cuando Israel era atacado por asirios y egipcios. Hoy en día hay guerras en todo el mundo, desde Ucrania hasta Sudán.

Aquí en Estados Unidos, que una vez acogió con orgullo a los pobres y cansados en nuestras costas desde muchas naciones, los pobres son enviados vacíos y sin hogar, el inmigrante es rechazado y los refugiados que huyen de la guerra o la violencia de bandas son enviados a la cárcel o a terceros países, mientras los ricos viven en casas lujosas y el presidente construye un nuevo salón de baile.

La primera lectura de Isaías proclama la llegada de David, el hijo de Jesé, que es justo y sanará a un pueblo herido y proclamará un tiempo de paz y prosperidad. Las personas de fe en todas partes son llamadas a ayudar a construir un espacio pacífico donde todos sean bienvenidos como prójimos y animados por el cálido abrazo del amor y el apoyo comunitario.

La segunda lectura nos anima a ser firmes, a vivir en armonía y a tener esperanza. Necesitamos examinar nuestras vidas con un amor que se levante por la verdad real, porque el amor y la esperanza conocen el camino hacia la inclusión y la misericordia mutua.

La cita del profeta Isaías que se lee con el Aleluya antes de la aclamación del Evangelio esta semana es especialmente alegre y alentadora: «Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador.» La orden de «preparar el camino» y «enderezar sus senderos» sugiere que las personas tienen un papel activo que desempeñar. Podemos y debemos eliminar obstáculos espirituales y morales en nuestras vidas. Y el término «todos los hombres» rompe barreras y ofrece una esperanza ilimitada de que la gracia de Dios no se restringe a un solo grupo.

En la lectura del Evangelio de San Mateo, escuchamos a Juan el Bautista citar a Isaías para «preparar el camino del Señor» y «hacer recto el sendero» de Dios entre nosotros. Si realmente estamos en un sendero juntos, entonces debemos andar más despacio, pasar tiempo de calidad entre amigos y familia y al mismo tiempo acoger la diversidad entre nosotros dándole la bienvenida al «otro».

La imagen de despejar senderos es una analogía para el arrepentimiento y el cambio. Sugiere que los obstáculos para la salvación no son montañas insuperables, sino caminos irregulares figurados que pueden suavizarse mediante un esfuerzo moral y espiritual intencionado.

En esencia, Juan Bautista nos está diciendo: «¡Prepárate! ¡Tú puedes! ¡Algo increíble y bueno está a punto de suceder para todos! ¡No te lo pierdas!»

La Hermana Maryknoll Ann Hayden, de Louisville, Kentucky, se unió a la congregación en 1972 tras obtener una licenciatura en enfermería. Desde entonces ha servido en Corea como parte de la Maryknoll Society y del apostolado laboral de las Hermanas Maryknoll, en Estados Unidos en atención sanitaria y en Nicaragua, donde ayudó a desarrollar un programa de promoción de la salud en comunidades rurales.

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Imagen destacada: La hermana Maryknoll Ann Hayden (a la izquierda) ríe con amigos en Nicaragua en 1988. (Cortesía de los Archivos de la Misión Maryknoll/Nicaragua)

Preguntas para reflexionar

¿Qué «sendero difícil» (un hábito, un prejuicio o un miedo) te sientes llamado a despejar este Adviento ? 

¿De qué manera puedes ayudar «a construir un espacio pacífico donde todos sean bienvenidos»?

Poema

El poder pregunta:
¿Cómo se te ocurre y por qué dejarías tu casa?
El cansancio contesta:
Buscamos un descanso de aquello
que roba nuestra alma y rompe nuestro cuerpo.

No tenemos fe en un futuro que roba la vida.
Nos han quitado tanto que
la piel nos cuelga de los huesos.

Lo que perdimos bate las alas en torno nuestro como un buitre
o como una demente «capa de invisibilidad».

Solo queremos ser vistos de forma amable
o que nos ofrezcan un hombro para apoyarnos y descansar un rato.

Necesitamos encontrar unos cuantos corazones fervientes
con una pizca de amor por nosotros. 

Corazones listos para despejar el sendero de nuestro cansado camino
y quizás para encender las cenizas aun cálidas
de nuestra propio, casi olvidado, ¡fuego de ESPERANZA!

—Hermana Maryknoll Ann Hayden

Sobre la autora/or

Oficina de Asuntos Globales

La Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll expresa la posición de Maryknoll en debates sobre políticas públicas en Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y ante los gobiernos de Estados Unidos y otros países, con el propósito de ofrecer educación en temas de paz y justicia social, la integridad de la creación y abogar por la justicia social, económica y del medio ambiente.

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