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Del Miedo de la Fe

Por Joseph R. Veneroso, M.M.

¿No es suficiente que nuestro viejo bote
aunque construido por el santo carpintero
deba recibir más agua
con cada ola que pasa azotándolo?

¿No es suficiente para la oscuridad
el oscurecer nuestros senderos
y confundir totalmente nuestro sentido
de dirección, destino y propósito?

¡Y el viento! Lanzándonos
o girándonos o empinándonos
al borde del desastre
¿No es suficiente?

Las habilidades fallan, la fuerza claudica.
Nos estamos hundiendo rápido y
el Señor dormido profundamente,
inconsciente de nuestro peligro.

“¡Despierta, Señor!”
Vociferamos, gritamos, lloramos
“¿No te importa que nos estemos ahogando?”

Él nos da esa mirada
y luego con una palabra
silencia a la tormenta
convierte nuestro pánico en paz
nuestra preocupación en asombro
nuestro miedo en una mayor fe.

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