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José el Carpintero
Por Joseph R. Veneroso, M.M.

¿Qué puede hacer José, el justo,
cuando la misma Ley
a la que había dedicado su vida
exige que traicione y exponga
a la joven que iba a ser
su amada esposa?

¿Qué puede decir José, el silencioso
cuando sus críticos demandan
que su vergüenza e infidelidad
merecen nada menos que la muerte?

¿Cómo puede responder José, el soñador
cuando un ángel consuela primero
su sueño y luego lo perturba
con advertencias del cielo
para que se levante y huya a tierras extranjeras?

¿Cuándo debería José, el carpintero, enseñar
a su hijo pequeño cómo usar su habilidad
y fuerza, sus manos y pies
para trabajar la madera, sentir su peso,
cortarla a lo largo de la veta y soportar
su carga sobre su joven hombro?

¡Mirad! José, el más casto, descubre
un amor mucho más íntimo y duradero
de lo que jamás se atrevió a soñar, esperar o imaginar
Y aquel de quien la Escritura no registra palabras
proporciona orientación, fuerza y comodidad
para magnificar la Palabra eterna.