Cuatro Hermanas Maryknoll se embarcan en un compromiso de por vida
Cuatro jóvenes empezaron su viaje misionero en diferentes rincones del mundo. Nunca se conocieron antes de verse en Maryknoll, Nueva York, pero el mismo Espíritu llenó a cada una con el deseo de tender una mano a los pobres y olvidados del mundo. Ellas hicieron votos temporales de Pobreza, Castidad y Obediencia como miembros de la Congregación de Hermanas Maryknoll de Santo Domingo. Habiendo servido en misión en el extranjero, ellas profesaron sus votos perpetuos en agosto.
La Hermana Juana Encalada nació y creció en Arequipa, Perú, donde conoció a misioneros Maryknoll. Desde niña quiso ser hermana misionera. Se unió a las Hermanas Maryknoll en 1992 y fue asignada a Camboya, donde ministró a pacientes con SIDA y sus familias. En 2001, se ausentó de la congregación, pero continuó trabajando en Camboya, sirviendo a la población afectada por el SIDA, siendo coordinadora de un programa de apoyo para las familias hasta 2013. Luego se reincorporó a las Hermanas Maryknoll y en 2015 fue asignada a Timor Oriental. Allí, con su don de relacionarse simple y genuinamente con quienes conoce, visita áreas rurales y niños con necesidades especiales; enseña inglés a niños y jóvenes adultos, y se ha ganado el afecto de la gente de su nueva misión. “Lo más importante es ver a cada persona como una hermana o hermano, todos iguales, atestiguando la presencia y el amor de Dios en cada uno”, dice ella.
La Hermana Gloria Ardenio Agnes nació en Palawan, Filipinas. Mientras estudiaba para obtener un título en Estudios Religiosos en Quezon City, conoció a dos Hermanas Maryknoll que enseñaban allí y quedó tan inspirada por su sencillez, alegría y compromiso con la justicia social, que comenzó a discernir una vocación como Hermana Maryknoll. Ingresó a la comunidad en 2009 y fue asignada a Bolivia en 2012 y en el 2014 a El Salvador donde realiza acompañamiento pastoral de los enfermos. En San Salvador, los miércoles, distribuye alimentos a pacientes con SIDA. El resto de la semana, visita a los enfermos en sus casas en seis aldeas, conociéndolos, asegurándose de que tomen sus medicamentos antirretrovirales, escuchando sus miedos y problemas con un oído compasivo y asegurándoles que son valorados y amados. “Vivir con mis Hermanas donde oramos, compartimos y apoyamos mutuamente, me hace darme cuenta de lo importante que es la Comunidad para mí. Eso, y trabajar entre los pobres y los enfermos, ha hecho que mi pasión por la misión haya crecido al ver la necesidad de ayudar a hacer sentir el amor de Dios visible para otros que se sienten tan solos”, dice ella.
La Hermana Isabel da Costa Araujo es de Aileu, Timor Oriental. Conoció a las Hermanas Maryknoll que le enseñaron en la escuela secundaria parroquial y como miembro del Instituto de Hermanos y Hermanas en Cristo, una organización dedicada a empoderar a los pobres para que se independicen mediante el desarrollo de industrias caseras, artesanías y agricultura. Ingresó a las Hermanas Maryknoll en 2009 y fue asignada a Brasil en 2012. Su experiencia como trabajadora social en Timor Oriental, además de actitud tranquila, le permiten acercarse y brindar consuelo y amor a todos los que encuentra en sus visitas, ya sea en un refugio de niños con la Legión de María, a los ancianos enfermos en sus casas o a los enfermos en el hospital. “Lucho un poco con el idioma”, dice sonriendo, “pero dejo que Dios sea Dios, que sé que está conmigo mientras me tomo el tiempo para sentir las necesidades de las personas que visito” dice ella.
La Hermana Hyun Jung Kim nació en Daegu, Corea del Sur, y obtuvo su maestría en trabajo social en la Universidad Católica de Seúl. Sus padres eran budistas, pero ella dice que “no pertenecía a ninguna religión”. Su pasión era ayudar a mujeres víctimas de trata de personas y abuso sexual. Mientras estudiaba, fue voluntaria en Magdalena House, un refugio en un barrio rojo de Seúl, donde conoció a Hermanas Maryknoll que trabajaban con víctimas de tráfico sexual. Quedó inspirada por la dedicación de las hermanas y porque nunca juzgaron a las mujeres a las que ayudaban. “Eran muy humanas y alegres”, dice ella “Eran mucho más libres que yo. Entonces me di cuenta que su libertad vino como resultado de su relación con Dios”. Ese fue un punto de inflexión en su vida. Ingresó a las Hermanas Maryknoll en 2006, y se tomó un tiempo libre para discernir si esto era realmente lo que quería hacer. En 2009, regresó a Maryknoll, convencida de que Dios la llamaba a esto. En 2011, la Hermana Kim fue asignada a Timor Oriental, donde es miembro del personal clínico de la parroquia.
PARA SER UNA HERMANA MARYKNOLL LLAMA A La Hermana Maureen Hanahoe: 914.941.7575 ext. 5612 vocation@mksisters.org
Foto Principal: Hermanas Maryknoll, de izq. a dcha, Juana Encalada, Hyun Jung Kim, Gloria Ardenio Agnes y Isabel da Costa buscan llevar la presencia de Dios al mundo. (Shirley King, M.M./Nueva York)